
La más reciente designación de Estados Unidos de declarar a Los Choneros y Los Lobos como organizaciones terroristas extranjeras expone el impacto que estas agrupaciones ecuatorianas mantienen en el tráfico internacional de drogas y sus conexiones con los principales cárteles mexicanos.
El Departamento de Estado de EEUU informó este jueves que ambas bandas, activas en Ecuador, han funcionado como aliados clave para el Cártel de Sinaloa (CDS) y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), extendiendo sus operaciones delictivas en distintas rutas hasta América del Norte y Europa.
“Su objetivo final es controlar las rutas de tráfico de drogas que atraviesan Ecuador aterrorizando y ejerciendo una violencia brutal sobre la población ecuatoriana”, se lee en el anuncio.
Los Choneros y el Cártel de Sinaloa

La relación entre Los Choneros y el Cártel de Sinaloa ha sido determinante para el crecimiento y la consolidación de la organización ecuatoriana en el panorama del narcotráfico internacional.
Según documentan las autoridades, el fortalecimiento de Los Choneros comenzó cuando lograron establecer vínculos directos con el cártel liderado históricamente por Joaquín “El Chapo” Guzmán e Ismael “El Mayo” Zambada, ya detenidos en EEUU.
Esta alianza se ha fundamentado en la colaboración estratégica para el tráfico de cocaína proveniente de Colombia. Para ello, los Choneros facilitaron la salida de droga a través de puertos clave en Ecuador, como Guayaquil, Esmeraldas y Manta, donde tenían control logístico y territorial.
Su función principal consistió en operar como brazo logístico del Cártel de Sinaloa en Sudamérica, asegurando la protección de cargamentos y la seguridad armada de las rutas marítimas que tenían como destino final Estados Unidos y Europa.
El Departamento del Tesoro de Estados Unidos reportó que, gracias al respaldo del cártel mexicano, Los Choneros obtuvieron acceso a rutas de tráfico más rentables y seguras, lo que se tradujo en un fortalecimiento financiero y un aumento de su capacidad de operar tanto dentro como fuera del sistema penitenciario ecuatoriano.
La cooperación de ambas organizaciones ha quedado registrada en procesos judiciales de EEUU, especialmente el caso contra José Adolfo Macías Villamar, alias “Fito”, líder histórico de Los Choneros, en donde se señala que la banda fue “muy rentable” a partir de lograr convertirse en socio confiable del Cártel de Sinaloa.
Cabe apuntar que “Fito” fue extraditado el pasado mes de julio, convirtiéndose en el primer ciudadano ecuatoriano en ser llevado a EEUU por esa vía.
Los Lobos y la relación con el CJNG

Por otro lado, la relación entre Los Lobos y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) se explica en el marco de la disputa local que mantienen con Los Choneros. Así como en México el CJNG y el Cártel de Sinaloa son organizaciones rivales que compiten por el control del narcotráfico internacional, en Ecuador esta confrontación se replica a través de sus aliados.
De acuerdo con documentos de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) de Estados Unidos, Los Lobos han sido identificados como el grupo ecuatoriano que respalda operativamente a la estructura dirigida por Nemesio Oseguera Cervantes, conocido como “El Mencho”.
Esta conexión surgió después de que Los Lobos se consolidaran como organización criminal debido a la fragmentación interna de Los Choneros tras la muerte de su jefe, Jorge Luis Zambrano, en 2020.

Bajo el liderazgo de Wilmer Geovanny Chavarría Barre, alias "Pipo", Los Lobos pasaron de ser un grupo de sicarios subordinado a convertirse en la principal organización que brinda apoyo logístico y armado al CJNG en Ecuador.
La colaboración incluye varias dimensiones:
- Seguridad y logística en rutas de droga: Los Lobos gestionan la protección de rutas usadas para exportar cocaína a mercados internacionales, especialmente hacia Estados Unidos y Europa. Su control sobre puertos clave como Guayaquil les permite operar como facilitadores del CJNG en el movimiento y custodia de cargamentos.
- Suministro de armas y apoyo operativo: Los informes mencionan que el CJNG provee armas y recursos a Los Lobos, fortaleciendo su capacidad ofensiva para disputar territorios y mantener sus actividades frente a rivales locales y estatales.
- Aprovechamiento del aparato penitenciario: El grupo ha consolidado su poder controlando pabellones y cárceles en varias provincias ecuatorianas, donde recluta miembros, coordina operaciones y establece alianzas con otras bandas afines.
- Expansión del modelo de franquicia criminal: La alianza va más allá del tráfico de drogas. Los Lobos, junto a otras bandas como Los Tiguerones y Los Chone Killers, conformaron la llamada “Cártel Nueva Generación”, referencia directa a la estructura y marca del CJNG mexicano en el sur del continente.
- Participación en minería ilegal: A diferencia de otras organizaciones, Los Lobos han diversificado sus fuentes de ingresos al incursionar en actividades como la minería ilegal de oro, especialmente en la provincia de Imbabura, lo que refuerza su autonomía financiera y operativa respecto a los carteles mexicanos.
- Uso de la violencia y capacidad de desestabilización: Su alianza con el CJNG los ha posicionado como protagonistas de algunas de las crisis de violencia más graves en Ecuador, incluyendo rivalidades armadas con bandas alineadas al Cártel de Sinaloa y participación (atribuida o deslindada) en hechos de alto impacto como el asesinato del candidato presidencial Fernando Villavicencio.

La DEA y autoridades de ambos países sostienen que el CJNG encontró en Los Lobos un socio estratégico para penetrar y controlar rutas claves. El liderazgo de Pipo (deceso nunca confirmado oficialmente) y la continuidad de nuevos jefes han permitido la resiliencia y el crecimiento del grupo, cuyo número de integrantes se calcula en más de 8.000, según estimaciones citadas en la prensa ecuatoriana.
La relación se ha consolidado no solo en el plano operativo sino también simbólico, al replicar prácticas casi de franquicia criminal bajo nombres y estructuras que evocan al cártel mexicano.