
Se conoce como dieta balanceada a un patrón de alimentación que proporciona todos los nutrientes necesarios para el funcionamiento óptimo del organismo, en las cantidades adecuadas y con la variedad suficiente.
Para que una dieta sea considerada como tal esta debe incluir todos los grupos nutricionales, los cuales son: carbohidratos, proteínas, grasas saludables, vitaminas y minerales y fibra. Por el contrario, evita los excesos de azúcares, grasas saturadas, sal y alimentos ultraprocesados
Además, para considerarse como una alimentación realmente balanceada se debe también una cantidad suficiente de agua, la cual suele ser un promedio de 2 litros de agua simple al día.
En este sentido, una alimentación se considera saludable cuando se basa en la variedad, equilibra las porciones y se adapta a las necesidades individuales según la edad, el género, el nivel de actividad física y condiciones de salud.
Y aunque muchas personas podemos pensar que llevamos este tipo de alimentación, quizá existen algunas señales que podemos tomar en cuenta para saber si realmente tenemos, o no, una dieta balanceada, tal como las que te contamos a continuación.

5 señales de que tengo una alimentación balanceada
Como mencionamos, existen personas que pueden pensar que llevan una alimentación realmente balanceada sin serlo. Si deseas saber qué tan saludable es tu dieta, estas son algunas señales que te pueden guiar:
- Energía estable durante el día: No experimentas fatiga frecuente ni caídas abruptas de energía.
- Peso corporal adecuado: Mantienes un peso estable y saludable para tu estatura y edad.
- Buen estado de la piel, cabello y uñas: Se perciben saludables, sin signos de desnutrición como sequedad extrema, caída excesiva o fragilidad.
- Tránsito intestinal regular: Tienes evacuaciones con frecuencia normal y sin molestias digestivas como estreñimiento o diarrea.
- Sistema inmune fuerte: No sufres infecciones frecuentes ni resfriados de manera reiterada.
- Concentración y estado de ánimo estables: Te resulta fácil concentrarte y manejas bien el estrés, con buen ánimo general.
- Niveles adecuados en estudios médicos: Los análisis de sangre muestran valores normales en colesterol, glucosa, hemoglobina y otros parámetros nutricionales.
- Sensación de saciedad real: Te sientes satisfecho después de comer, sin hambre excesiva ni antojos constantes.
- Recuperación rápida ante enfermedades o ejercicio: Tu cuerpo responde de manera eficiente ante desafíos físicos o de salud.

Estas señales pueden variar según las características personales y condiciones de salud de cada individuo. Consultar a un profesional de la salud es el método más preciso para evaluar la calidad de la alimentación.