
El programa Pueblos Mágicos, impulsado por la Secretaría de Turismo de México, nació con el objetivo de reconocer a localidades que destacan por su simbolismo, cultura, tradiciones, historia y arquitectura.
La finalidad es revalorar pueblos con atributos únicos y posicionarlos como destinos turísticos, favoreciendo el desarrollo local, la preservación del patrimonio y la diversificación de la oferta turística más allá de los destinos convencionales.
El distintivo “Pueblo Mágico” responde al creciente interés por experiencias auténticas y representativas de la esencia mexicana, ideal para quienes buscan inmersión cultural y paisajes distintos a las grandes ciudades o playas.
Estos lugares suelen conservar tradiciones ancestrales, celebraciones emblemáticas, monumentos históricos y una gastronomía característica que, en conjunto, transmiten el legado de diversas épocas y grupos sociales.
La variedad es amplia: hay pueblos ubicados entre montañas, a orillas de lagos, rodeados de desiertos o en valles fértiles, cada uno con historias y festividades propias, artesanías singulares, leyendas, mercados y fiestas patronales que reflejan la identidad regional.
El proceso para obtener el nombramiento exige cumplir con criterios estrictos. Deben contar con atractivos turísticos reconocidos, servicios adecuados, ordenamiento urbano y un plan para preservar elementos patrimoniales.
Huasca de Ocampo, el primer Pueblo Mágico

El primer pueblo que recibió la distinción de Pueblo Mágico fue Huasca de Ocampo, ubicado en el estado de Hidalgo. Se encuentra aproximadamente a 128 kilómetros de la Ciudad de México.
Huasca de Ocampo ofrece una variedad de atractivos naturales, históricos y culturales que lo han convertido en un destino turístico destacado en Hidalgo. Su entorno, rodeado de bosques, formaciones geológicas y antiguas haciendas, invita a recorrer paisajes y descubrir tradiciones locales.
Uno de sus principales puntos de interés son los Prismas Basálticos, formaciones rocosas de origen volcánico con columnas hexagonales que bordean una cascada. Este sitio es considerado una de las maravillas naturales del país y cuenta con senderos, miradores y zonas para actividades al aire libre.
Muy cerca se encuentran las ex haciendas de Santa María Regla y San Miguel Regla; ambas datan de la época colonial y ofrecen recorridos por sus instalaciones, jardines y leyendas relacionadas con la minería de plata que impulsó la economía regional en siglos pasados.

El centro histórico de Huasca, con calles empedradas, templos y plazas, invita al paseo tranquilo. Aquí se pueden probar antojitos típicos, comprar artesanías de madera y cerámica, y conocer la parroquia de San Juan Bautista, construcción que resalta por su arquitectura tradicional. El ambiente de pueblo serrano se complementa con festividades religiosas y ferias locales a lo largo del año.
Para quienes prefieren el contacto con la naturaleza, Huasca ofrece alternativas como el Bosque de las Truchas, área recreativa con lagunas, paseos en lancha, pesca deportiva y tirolesas. En los alrededores existen rutas para practicar senderismo, ciclismo y recorridos a caballo. Además, destaca el Museo de los Duendes, peculiar espacio dedicado a la mitología y leyendas de la región, enfocadas en seres fantásticos populares en la zona.
El entorno y la oferta de Huasca de Ocampo combinan historia, arquitectura, naturaleza y tradiciones arraigadas, convirtiéndolo en un ejemplo del atractivo de los Pueblos Mágicos mexicanos.