
Científicos de la Universidad de California en San Francisco (UCSF) han identificado una mutación en el gen DEC2 que permite a ciertas personas dormir de cuatro a seis horas y mantenerse activas y alertas, en contraste con el promedio de siete a nueve horas recomendado para adultos.
De acuerdo con información publicada en el portal oficial de la UCSF, esta mutación fue descubierta en una familia de “dormidores cortos naturales”, quienes no adquieren este patrón por condición social o entrenamiento, sino porque nacieron con esta característica genética.
La investigación, encabezada por la profesora de neurología Ying-Hui Fu, demostró que el gen DEC2 regula los niveles de orexina, una hormona vinculada al estado de vigilia.
Qué señala el análisis científico

Las personas con la mutación mantienen su ciclo circadiano normal, se acuestan entre las 11 de la noche y la medianoche y despiertan espontáneamente alrededor de las 5 de la mañana, según los estudios desarrollados por el equipo de la UCSF.
El estudio en modelos animales reveló que la mutación en el gen DEC2 la capacidad de limitar la producción de orexina. Como resultado, los individuos pueden permanecer despiertos más tiempo y requerir menos sueño para funcionar de manera óptima durante el día, sin mostrar cansancio ni somnolencia anómala.
De acuerdo con MedlinePlus, una fuente de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, las personas con esta variante genética difieren de aquellas con trastornos de sueño o que sacrifican descanso por motivos laborales o sociales. En su definición, un “durmiente corto natural” es alguien que duerme menos del 75% de lo típico para su grupo etario, sin experimentar efectos adversos en su nivel de energía o rendimiento diurno.
La necesidad de sueño puede variar entre individuos, pero la mayoría de los adultos depende de entre 7 y 9 horas para sentir reposo suficiente. Las personas con la particularidad genética identificada desde la UCSF se distinguen porque no presentan fatiga, aun con ciclos de sueño mucho más cortos que los de la población general.
“Estos no son individuos que hayan entrenado para dormir menos, fueron así desde su nacimiento”, explicó la Dra. Fu en el comunicado difundido por la universidad.
Aunque la mutación DEC2 es poco común, se han encontrado otros genes que afectan rutas distintas relacionadas con el sueño y que podrían otorgar propiedades similares. Actualmente, el equipo dirigido por la Dra. Fu continúa investigando la base genética del sueño y su implicancia en la salud humana.