
La hora del baño puede parecer una cuestión de preferencia personal, pero en realidad tiene implicaciones importantes para la salud, el bienestar y el rendimiento diario.
Diversos estudios y expertos en dermatología y neurociencia han analizado los efectos de ambos hábitos, y aunque no hay una única respuesta correcta, cada opción tiene sus propios beneficios.
Bañarse por la mañana: un impulso energético
Una ducha matutina puede ser una excelente manera de activar el cuerpo y la mente. El agua —especialmente si está fría o tibia— estimula la circulación, lo que ayuda a oxigenar los músculos y a despertar el sistema nervioso.
Según un estudio del Journal of Physiology, la exposición al agua fría durante las primeras horas del día puede aumentar los niveles de dopamina, mejorando el estado de ánimo y la concentración.
Además, para personas que tienden a sudar durante la noche, bañarse en la mañana ayuda a eliminar residuos como sebo y bacterias, lo cual es especialmente útil si se va a hacer ejercicio o asistir a reuniones importantes.

Bañarse por la noche: relajación y mejor sueño
Por otro lado, ducharse antes de dormir ofrece beneficios igualmente importantes. Una ducha nocturna con agua tibia (no caliente) ayuda a regular la temperatura corporal, lo que puede inducir un sueño más profundo y reparador.
La Fundación Nacional del Sueño de Estados Unidos señala que una ducha entre 60 y 90 minutos antes de acostarse facilita la transición hacia un estado de reposo, ya que la caída posterior de temperatura corporal favorece la producción de melatonina, la hormona del sueño.
Además, bañarse en la noche elimina la suciedad, el sudor, los restos de contaminación y otros residuos acumulados durante el día, lo que resulta en una piel más limpia y sana. Esto puede prevenir la obstrucción de poros, especialmente en personas con acné o sensibilidad cutánea.
¿Y qué dice la ciencia?
Desde una perspectiva dermatológica, ambas opciones son válidas, siempre que el baño no sea excesivamente largo ni con agua muy caliente, ya que esto puede resecar la piel. Sin embargo, algunos expertos recomiendan el baño nocturno si se usa maquillaje o si se estuvo expuesto a ambientes contaminados o con polvo.
También es importante considerar el tipo de piel. Las personas con piel grasa pueden beneficiarse más del baño por la mañana, mientras que quienes tienen piel seca o condiciones como dermatitis pueden encontrar más útil la hidratación posterior a un baño nocturno.

No existe una “mejor” hora universal para bañarse. Si buscas energía y concentración al comenzar el día, una ducha matutina podría ser ideal.
Si lo que necesitas es relajarte y dormir mejor, el baño nocturno puede ser más beneficioso. Incluso hay quienes optan por bañarse dos veces al día, aunque esto debe hacerse con moderación para no dañar la barrera natural de la piel.
En definitiva, la decisión debe alinearse con tu estilo de vida, tus necesidades físicas y tus rutinas personales. Lo importante es que el baño sea parte de un hábito de higiene saludable y consciente.