El exilio que marcó el final de la dictadura de Antonio López de Santa Anna

En ese gobierno fue cuando se hizo llamar, por decreto, Alteza Serenísima

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Santa Anna gobernó de 1853
Santa Anna gobernó de 1853 a 1855, fue su último periodo como presidente de México. (Wiki Commons/Gobierno de México)

El último gobierno de Antonio López de Santa Anna es una de las etapas más polémicas y determinantes en la historia política de México. Según el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM), este episodio, ocurrido entre 1853 y 1855, marcó el cierre definitivo del poder del general veracruzano y dejó huellas profundas tanto por sus excesos autoritarios como por la respuesta social que condujo finalmente a su caída.

La llegada de Santa Anna al máximo cargo ejecutivo no fue producto de un golpe de Estado, sino el resultado de la crisis nacional y de la invitación explícita de los conservadores. Tras la desastrosa guerra con Estados Unidos y la pérdida de más de dos millones de kilómetros cuadrados con el Tratado de Guadalupe Hidalgo, el país navegaba en la inestabilidad, las divisiones políticas y el fracaso de múltiples intentos de gobierno.

Sin embargo, la esperanza de una etapa de concordia fue diluyéndose a medida que Santa Anna fue concentrando el poder con métodos cada vez más rígidos. Promovido como símbolo de estabilidad y fortaleza, consolidó rápidamente un régimen autoritario. Se abolieron mecanismos de representación popular y se sustituyó el Congreso por un Consejo de Estado completamente alineado a sus decisiones.

Durante su último gobierno, Antonio
Durante su último gobierno, Antonio López de Santa Anna coartó libertades como la de imprenta y mandó a varios opositores al exilio. (Wiki Commons)

Santa Anna no tardó en rodearse de lujos y en adoptar el título de “Alteza Serenísima” a través de un decreto oficial, instaurando prácticas monárquicas más propias de las cortes europeas que del joven Estado mexicano.

La vida cotidiana se vio impactada por políticas fiscales desmedidas. Imponía al pueblo nuevas contribuciones que incluían gravámenes como el cobro de un peso por cada perro y tasas adicionales por puertas y ventanas en las viviendas.

Toda disidencia era duramente castigada: la censura de prensa se intensificó, se restringieron libertades fundamentales y el exilio se convirtió en herramienta para neutralizar opositores, llevándose consigo a prominentes figuras del liberalismo como Benito Juárez, Melchor Ocampo y Guillermo Prieto. Para agravar la crisis de legitimidad, la firma del tratado que cedió la Mesilla a Estados Unidos, a cambio de diez millones de pesos, detonó aún más el malestar social.

La venta de territorito mexicano
La venta de territorito mexicano a Estados Unidos desprestigió la imagen del gobierno de Antonio López de Santa Anna. (Wiki Commons)

En medio de este ambiente opresivo, la resistencia fue organizándose hasta cristalizar en el Plan de Ayutla de 1854, encabezado en el sur por Juan Álvarez e Ignacio Comonfort. Lo que comenzó como una rebelión regional se transformó en movimiento nacional a medida que sectores cada vez más amplios demandaban el fin del autoritarismo. A pesar de los esfuerzos del régimen por simular consenso mediante plebiscitos favorables y actos públicos de apoyo, la revolución sumó adhesiones y las victorias de los rebeldes minaron la autoridad de Santa Anna.

Frente al avance imparable de la Revolución, la base política y el respaldo militar del dictador se desmoronaron. En un intento por asegurar la transición, Santa Anna configuró un triunvirato que debía asumir temporalmente el poder, pero la presión de los hechos le obligó a abandonar la capital en agosto de 1855.

Desde Perote, Veracruz, Santa Anna anunció su salida definitiva de la presidencia y se exilió con todos los honores por miembros del ejército el 18 de agosto de 1855. La salida del país del militar fue el resultado de una revolución que buscaba marcar el final de los excesos y fundar un nuevo proyecto nacional, aunque le tomó bastante tiempo y muchas batallas consolidarlo.