María de Jesús Mundo, mejor conocida como “La abuelita de la CAPU”, falleció el pasado jueves 24 de julio a los 79 años de edad, en una de las bancas de la Central de Autobuses de Puebla, donde había vivido los últimos tres años esperando reencontrarse con sus hijos.
Su historia, marcada por el abandono, la esperanza y la fe inquebrantable, conmovió a miles de personas en todo el país luego de que su caso se hiciera viral en redes sociales en 2024.
Doña Mary llegó a Puebla hace más de tres décadas. Tras ser desalojada de una vivienda en la Unidad San Andrés, en Tehuacán, en 2022, se trasladó a la CAPU con la esperanza de reencontrarse con sus hijos: Víctor Manuel, quien migró a Estados Unidos, y María Guadalupe y Alma, quienes presuntamente vivían en el estado de Puebla. Personas conocidas le habrían dicho que una de ellas podría llegar a esa terminal, por lo que decidió quedarse ahí, con la firme convicción de que algún día la buscarían.
Durante los más de mil días que permaneció en la CAPU, Doña Mary vivió de la caridad de los usuarios y trabajadores del lugar. Cantaba, recogía monedas, recibía alimentos y ropa donada, y guardaba todo lo necesario en una bolsa que llevaba consigo.
Pese a sus crecientes problemas de salud —infección en una pierna, problemas de vejiga e incontinencia—, rechazó en repetidas ocasiones el traslado a un albergue, incluso cuando el DIF estatal y municipal se ofrecieron a ayudarla. “Aquí quedamos de vernos”, decía, sin perder la esperanza.
El pasado jueves por la tarde, pasajeros notaron que Doña Mary permanecía inmóvil en su banca habitual. Tras percatarse de que no respondía, dieron aviso a elementos de la Policía Auxiliar, quienes llamaron al 911. Paramédicos de la Cruz Roja confirmaron su fallecimiento.
La zona fue acordonada por la Fiscalía General del Estado para realizar el levantamiento del cuerpo y las diligencias correspondientes. Sus restos fueron trasladados al Servicio Médico Forense (Semefo), en espera de que algún familiar los reclame.
A lo largo de su estancia en la terminal, María de Jesús se convirtió en un rostro conocido para usuarios frecuentes. Su dignidad, serenidad y tenacidad en medio del abandono la convirtieron en símbolo de una dolorosa realidad: la de miles de adultos mayores que viven en situación de calle, sin redes de apoyo y al margen del sistema.
La historia de Doña Mary ha motivado en redes sociales propuestas ciudadanas para rendirle un homenaje simbólico en la CAPU, como recordatorio de la urgente necesidad de atender con mayor empatía y efectividad a las personas mayores en situación de vulnerabilidad.
Hasta su último día, Doña Mary mantuvo la esperanza de volver a ver a sus hijos. Murió como vivió los últimos años: esperando un abrazo que nunca llegó.
