
La leche, uno de los alimentos más antiguos y consumidos por la humanidad, es objeto de constante revisión científica debido a sus múltiples efectos sobre la salud.
Un análisis publicado por la revista Nutrition & Metabolism en 2021 titulado “Consumo de leche y múltiples consecuencias para la salud: revisión general de revisiones sistemáticas y metanálisis en humanos” recopiló y evaluó la evidencia sobre el consumo de leche y sus diversas repercusiones en la salud humana.
Según lo presentado en el artículo original, la leche contiene 18 de los 22 nutrientes esenciales para el ser humano. Entre sus componentes se incluyen proteínas como la caseína y el suero, lípidos polares, ácidos grasos como el ácido alfa-linolénico y el ácido linoleico conjugado, así como minerales esenciales –calcio, fósforo, magnesio– y vitaminas como la D. Todas estas sustancias cumplen funciones metabólicas e incluso fisiológicas que inciden directamente en la salud.

El consumo diario promedio de leche varía internacionalmente, pero se ha demostrado que un consumo de 200 mililitros al día puede relacionarse con diversos beneficios. Entre los hallazgos más consistentes se encuentra la asociación entre la leche y la reducción del riesgo de enfermedad cardiovascular, accidente cerebrovascular e hipertensión.
Además, el estudio revela que la leche puede jugar un papel importante en la prevención de ciertos tipos de cáncer, específicamente el cáncer colorrectal. También se identifican efectos positivos en la disminución del riesgo de síndrome metabólico, diabetes mellitus tipo 2, obesidad y osteoporosis, cada una en diferentes porcentajes.
En el plano neurológico y cognitivo, el artículo destaca que el consumo regular de leche se asocia con una menor incidencia de enfermedad de Alzheimer y otros trastornos cognitivos en adultos mayores.

Sin embargo, el estudio señala que un consumo elevado de leche puede aumentar el riesgo de cáncer de próstata, enfermedad de Parkinson, acné en adolescentes y adultos jóvenes, y anemia por deficiencia de hierro en infantes.
Las advertencias también incluyen la posibilidad de reacciones adversas en personas con alergia a la leche de vaca, que afecta entre el 0,6% y el 3% de la población, y en individuos con intolerancia a la lactosa El estudio señala que, a pesar de creencias populares, no existe evidencia sólida que relacione el consumo de leche con procesos inflamatorios sistémicos o secuelas negativas sobre la salud cardiovascular cuando se consumen cantidades moderadas.
Los autores recomiendan que futuras investigaciones, particularmente ensayos clínicos aleatorizados, continúen profundizando en las diferencias entre tipos de leche y en su impacto en grupos específicos de población, sin embargo, destacan que la ingesta de esta bebida tiene “más beneficios que perjuicios para la salud humana”. Recuerda consultar a un profesional de la alimentación antes de hacer cualquier cambio en tu dieta.