
El durazno, también conocido como melocotón, es una fruta que ha tenido presencia en la alimentación humana desde hace más de 4 mil años. Además de su sabor dulce y su versatilidad gastronómica, el durazno destaca por sus efectos positivos en la salud, respaldados por investigación científica y saberes tradicionales.
Esta deliciosa fruta pertenece a la familia de las rosáceas y se caracteriza por su pulpa jugosa y su alto contenido de agua, que suele superar el 85 por ciento de su peso. Aporta cantidades relevantes de vitamina C, vitamina A (en forma de betacarotenos), pequeñas cantidades de vitaminas del complejo B y vitamina E. Entre los minerales, contiene potasio, fósforo, magnesio, calcio y hierro.
El valor calórico del durazno es bajo (aproximadamente 40 calorías por cada 100 gramos), lo que lo convierte en una opción adecuada para quienes buscan controlar su peso o adoptar una alimentación saludable. Su contenido de fibra soluble e insoluble resulta ventajoso para la salud digestiva.
Varios compuestos del durazno han sido estudiados por su relación con la prevención de enfermedades y el bienestar general:
Antioxidantes: Los carotenoides y la vitamina C contribuyen a neutralizar radicales libres y proteger las células contra el daño oxidativo, un factor asociado al envejecimiento y al desarrollo de patologías crónicas como enfermedades cardiovasculares y algunos tipos de cáncer.
Efecto diurético: El potasio y el agua que aporta el durazno estimulan la producción de orina. Esto favorece la eliminación de toxinas y el control de la presión arterial, ayudando a personas con problemas renales leves o tendencia a la retención de líquidos.

Mejora de la digestión: La fibra del durazno ayuda a regular el tránsito intestinal, previene el estreñimiento y favorece la formación de una microbiota intestinal saludable. También se ha vinculado su consumo con el alivio de molestias digestivas leves, como la acidez o la indigestión.
Apoyo inmunológico: La vitamina C refuerza el sistema inmune y mejora la respuesta ante infecciones virales. Esta propiedad resulta relevante tanto en la prevención como en la recuperación de enfermedades respiratorias comunes.
Salud ocular y cutánea: El betacaroteno que contiene el durazno se transforma en vitamina A en el organismo, contribuyendo al mantenimiento de la visión, la integridad de las mucosas y el cuidado de la piel.

Precauciones y recomendaciones
Pese a sus beneficios, las personas alérgicas a frutas de la familia de las rosáceas o quienes padecen ciertas afecciones renales deben consumir durazno con cautela. Se recomienda priorizar su versión fresca y de temporada para maximizar sus propiedades.
El durazno, por sus características, puede ser incorporado en diversas preparaciones: desde ensaladas hasta bebidas y postres. Sus efectos sobre la salud justifican su presencia regular en la dieta.