
Una densa capa de espuma, generada por aguas residuales provenientes de la presa Javier Rojo Gómez, obstruyó el tránsito en la carretera que conecta los municipios de Chilcuautla y Alfajayucan, en Hidalgo, afectando gravemente la movilidad en la región.
Algunos habitantes no pudieron regresar a su vivienda debido a que las motocicletas y otros vehículos no podían cruzar la vialidad cubierta de espuma. Otros automovilistas con destino a la cabecera municipal de Alfajayucan, a seis kilómetros del sitio, optaron por regresar y encontrar rutas alternas.
El torrente de agua incluso arrojó una tortuga a la carretera, mientras residentes de Chilcuautla solicitaron apoyo de los tres niveles de gobierno para limpiar el tramo afectado.
La Secretaría de Obras Públicas de Hidalgo (SIPDUS), junto con la Comisión Nacional del Agua (Conagua), realiza una evaluación para determinar las acciones necesarias que rehabiliten la vialidad. En tanto, el ayuntamiento de Alfajayucan calificó la situación como un riesgo para conductores y motociclistas, por lo que se decidió cerrar el paso como medida preventiva.
La carretera Chilcuautla-Alfajayucan permaneció cerrada cerca de 12 horas debido a la cantidad de espuma residual que cerraba el paso, esto antes de llegar a la comunidad de La Cañada
Autoridades recomendaron a los conductores buscar caminos alternativos, mientras continúan los trabajos de análisis y limpieza.
Peligrosidad de aguas residuales
Las aguas residuales representan un riesgo significativo para la salud humana, los ecosistemas y el medio ambiente. Estas aguas contienen contaminantes como materia orgánica, productos químicos tóxicos, metales pesados, microbiológicos y patógenos que, al no ser tratadas adecuadamente, pueden afectar gravemente la calidad del agua superficial y subterránea.
El contacto con aguas residuales puede causar enfermedades como diarreas infecciosas, cólera, hepatitis, entre otras, debido a la presencia de bacterias, virus y parásitos. Además, su mala gestión puede generar contaminación en cultivos agrícolas si son utilizadas para riego sin un tratamiento previo, trasladando los contaminantes al sistema alimentario.
En los ecosistemas, las aguas residuales contribuyen a la proliferación de algas tóxicas debido al exceso de nutrientes, lo que reduce el oxígeno en ríos, lagos o mares y provoca la muerte de especies acuáticas. Asimismo, los químicos presentes pueden alterar la flora y fauna locales, afectando cadenas tróficas completas.
La falta de infraestructura para el tratamiento adecuado de estas aguas es un desafío en muchas regiones del mundo. Por ello, es fundamental invertir en sistemas de saneamiento y tratamiento, así como promover una gestión sostenible que reduzca el impacto negativo en la salud pública y el medio ambiente.
Este derrame de sustancias tóxicas se suma al ocurrido recientemente en el Estado de México, en el municipio de Naucalpan en donde también se registró una capa de espuma tóxica en el transcurso de la semana pasada tras las lluvias y labores de limpieza en la presa Los Cuartos de la misma localidad.