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La Gymnorhina tibicen es una
La Gymnorhina tibicen es una especie de ave paseriforme endémica de Australia y el sur de Nueva Guinea. (WikiCommons/Birdsaspoetry)

En Australia, durante la temporada reproductiva de las urracas en 2025, aproximadamente dos tercios de los ataques han tenido como objetivo a personas que se desplazaban en bicicleta. Así lo indican datos recopilados por el diario británico The Guardian, que también señala un aumento de este comportamiento durante las seis semanas de primavera en que la especie tiende a defender activamente sus nidos.

El periodo alto de reproducción de la urraca australiana se extiende de agosto a noviembre, época en que los machos adultos despliegan un repertorio de señales de advertencia, entre ello, aplausos, silbidos sobre la cabeza y chillidos, para mantener alejados a posibles intrusos de sus huevos o polluelos, según información del Museo Australiano.

Durante estas semanas las urracas protegen el nido y el territorio circundante, por lo que su instinto territorial puede llevarlas a considerar a los humanos amenazas potenciales. Aunque solo una minoría de estas aves adopta un comportamiento agresivo, según el museo localizado en Sídney, algunas llegan a atacar repetidamente a las mismas personas, gracias a su capacidad de reconocimiento facial.

De acuerdo con la fuente citada, dicha especie, protegida por ley en Nueva Gales del Sur, puede reconocer hasta 100 personas diferentes e identificar a ciclistas a una distancia de 50 a 100 metros del nido, lo que les permite recordar no solo a quienes consideran una amenaza, sino también establecer vínculos amistosos de por vida con algunos humanos.

Qué factores influyen en los ataques

Las urracas australianas tienen un
Las urracas australianas tienen un canto melodioso, considerado uno de los más bellos entre las aves australianas. (WikiCommons/Birdsaspoetry)

El sitio web comunitario Magpie Alert, creado por el ciclista Jon Clarke, citado por The Guardian, ha documentado de manera más específica que el 63.9% de los tres mil 431 ataques reportados en la actual temporada han sido dirigidos a ciclistas. El resto de los incidentes afectó principalmente a peatones, corredores, personas con perros o cochecitos de bebé.

De estos ataques, el 11.3%, es decir, 389 casos, resultaron en lesiones. Además, se han registrado dos ataques en Tasmania, una región donde este tipo de incidentes es inusual en comparación con otros estados australianos.

Sean Dooley, representante de BirdLife Australia, sostiene que la velocidad de desplazamiento de los ciclistas es un factor determinante en la reacción de las urracas. Según explicó en citas de The Guardian, “es probable que algo más peligroso se esté moviendo rápidamente”, lo que incrementa la percepción de amenaza para el ave.

Dooley añade que, ante la aproximación veloz de un ciclista, la urraca dispone de menos tiempo para distinguir si el humano es una potencial amenaza o se trata de un individuo inofensivo, lo que la obliga a actuar de inmediato. Sumado a ello, el uso de cascos y gafas de sol por parte de los ciclistas dificulta aún más la identificación individual, aumentando la probabilidad de ataque.

Cuáles son las medidas de prevención

La urraca australiana puede vivir
La urraca australiana puede vivir hasta 25 años en estado silvestre, y es común verla en áreas urbanas, suburbanas y rurales. (WikiCommons/Gailhampshire)

El “golpeteo del pico” característico de estos ataques puede provocar heridas sangrantes, especialmente en zonas sensibles como las orejas. No obstante, los expertos subrayan que la intención de la urraca no es causar daño grave, sino ahuyentar a lo que percibe como un peligro para su familia.

“No reacciones exageradamente porque eso reforzará la creencia de la urraca de que eres un peligro”, recomendó Dooley en declaraciones para The Guardian.

Las estrategias tradicionales para evitar los ataques incluyen colocar bridas o limpiapipas en los cascos, utilizar recipientes de helado con ojos falsos en la parte posterior de la cabeza o portar paraguas elevados para desviar la atención del ave. Sin embargo, Dooley advierte que ninguna de estas medidas garantiza la eficacia en todos los casos y que la mejor opción es alejarse de la zona de anidación. “Detente, retrocede, sal de la zona de ataque”, aconsejó.

El Museo Australiano, por su parte, recomienda el uso de sombrero durante el periodo de agresividad de las aves. Sumado a ello, mantener la calma resulta fundamental, pues agitar los brazos o entrar en pánico tiene la posibilidad de interpretarse como una actitud hostil y desencadenar más ataques. Aunado a esto, se aconseja alejarse lentamente, mantener la cabeza baja y evitar mirar hacia atrás, ya que esto podría exponer el rostro y los ojos.

A pesar del reciente aumento de estos episodios, el comportamiento agresivo de las urracas se limita a un breve periodo anual y afecta solo a una fracción de la población de aves, por ello, la especie, que en 2017 fue elegida como ave del año en la encuesta de Guardian Australia y BirdLife Australia, sigue siendo apreciada en el ecosistema australiano.