
Nueva York es conocida por sus símbolos icónicos, como la Estatua de la Libertad, Broadway o su famosa pizza. Sin embargo, otro habitante emblemático de la ciudad ha llamado la atención de la ciencia: las ratas.
Estas especies, presentes en la megalópolis desde su época como Nueva Ámsterdam, conviven con los neoyorquinos y alcanzan estimaciones de hasta tres millones de ejemplares, aproximadamente un tercio de la población humana.
Recientemente un equipo de científicos locales y alemanes estudió a las ratas (Rattus norvegicus) utilizando tecnologías digitales avanzadas, que incluyeron inteligencia artificial, imágenes térmicas y grabaciones de audio ultrasónicas.
El objetivo fue analizar cómo estos animales se comunican y adaptan su comportamiento en diferentes ecosistemas urbanos, como aceras, parques y el metro, un espacio particularmente ruidoso.
La investigación, publicada en el servidor de preimpresión bioRxiv, muestra que los roedores que habitan en las instalaciones del metro modulaban sus vocalizaciones ultrasónicas para superar el ruido ambiental, mientras que las ratas de parques o aceras tenían patrones distintos.
Este diagnóstico resalta la capacidad de adaptación de las ratas y abre nuevas posibilidades para estudiar la cognición animal en entornos urbanos complejos.
Comportamiento y comunicación de las ratas en la ciudad

Al analizar las vocalizaciones de los ratones mediante una red neuronal profunda, los investigadores descubrieron que sus chirridos eran más cortos y se encontraban fuera del rango histórico reportado en estudios previos de ratas pardas.
“Pasaba una ambulancia, y se podía ver en el espectrograma; las vocalizaciones de las ratas eran más fuertes que las de la ambulancia. Simplemente se gritaban, pero no las oímos”, afirmó Emily Mackevicius, coautora del estudio, a Scientific American.
El análisis también reveló diferencias en la dinámica social. Las ratas jóvenes tendían a moverse en grupos, probablemente mientras aprendían a buscar alimento, mientras que las ratas adultas preferían la soledad.
Los resultados muestran que estos animales ajustan su comportamiento a las condiciones del entorno, destacando la importancia de comprender la biología urbana en la ciudad moderna.
Implicaciones para la biología urbana

Comprender la vida de los animales que habitan las ciudades cobra relevancia, especialmente considerando que se estima que el 68 % de la población mundial vivirá en entornos urbanos para 2050.
El estudio sugiere que tecnologías como la inteligencia artificial pueden trasladar los conocimientos obtenidos en laboratorios al estudio de los animales en sus hábitats naturales.
Como señalaron los autores: “La aparición de nuevas herramientas podría permitir trasladar los conocimientos biológicos mecanicistas de estudios de laboratorio a los hábitats naturales donde viven los animales”.
Esta investigación ofrece una perspectiva sobre la coexistencia entre humanos y fauna urbana, y abre nuevas vías para estudiar cómo los animales se adaptan a los desafíos de la vida en ciudades densamente pobladas.
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