
En 2019, la policía de Utrecht, una ciudad ubicada en el centro de los Países Bajos, protagonizó una de las escenas más insólitas del año cuando arrestó a un hombre acusado de hurto, junto a su loro. El ave, un pequeño agapornis, especie también conocida como “inseparable” por el estrecho vínculo que es capaz de crear, acompañaba al sospechoso al momento de su detención, cómodamente posado sobre su hombro.
El incidente ocurrió luego de que el hombre fuera sorprendido robando en una tienda local. Al momento del arresto, los oficiales no solo tuvieron que ocuparse del sospechoso, sino también en la peculiar situación de tener que decidir qué hacer con su fiel compañero alado.
Sin saber a quién encargar el ave ni contar con una jaula adecuada, los agentes optaron por llevarla también a la comisaría. Ya en la estación de policía, la solución improvisada fue colocar al agapornis dentro de la celda, junto a su dueño. Durante su breve paso por la comisaría, el loro fue alimentado con un sándwich y recibió un vaso de agua.
A pesar del encierro temporal, las autoridades aclararon con humor en una publicación en la cuenta oficial de Instagram del Cuerpo Nacional de Policía: “El pájaro no fue interrogado y, hasta donde sabemos, no es culpable de ningún cargo”.
La historia, que rápidamente captó la atención de medios y usuarios en redes sociales, fue inicialmente reportada por el canal local RTV Utrecht. En una muestra de humor y respeto hacia la privacidad, el medio incluso publicó una imagen del loro con una pequeña franja negra sobre los ojos, tal como se hace tradicionalmente para proteger la identidad de las personas detenidas.
Pocas horas después del arresto, tanto el sospechoso como su inseparable compañero fueron liberados, sin mayores consecuencias para el ave, que pasó a la historia como uno de los “cómplices” más peculiares registrados por la policía neerlandesa.
¿Por qué a los agapornis se les conoce como “inseparables”?

Según el portal especializado en mascotas Tiendanimal, el término “agaporni” proviene del griego y resulta de la combinación de las palabras ágape, que significa amor o afecto, y ornis, que se traduce como ave. Esta etimología da lugar a los nombres por los que comúnmente se les conoce: lovebirds en inglés y, en español, “pájaros del amor” o simplemente “inseparables”.
Esta denominación responde además a una característica distintiva de la especie, es decir, su fuerte tendencia a formar vínculos afectivos duraderos. Los agapornis son aves monógamas por naturaleza y una vez que establecen una pareja, permanecen unidos a lo largo de toda su vida.
Además del estrecho vínculo que forman entre ellos, los agapornis son capaces de establecer una conexión cercana con sus cuidadores humanos, ya que son aves sociables, afectuosas y disfrutan de la interacción diaria.
De acuerdo con lo detallado en el portal especializado, suelen desarrollar una relación especial con su dueño, independientemente de si se encuentran solos o en compañía de otro ejemplar; también les gusta salir de la jaula, recibir atención, jugar y ser acariciados.
Otra característica destacable de esta especie es su facilidad para el adiestramiento, pues su inteligencia y carácter afable permiten que, con dedicación y constancia, se les pueda enseñar a realizar diversas acciones, como coger objetos con las patas, girar sobre sí mismos o posarse sobre el dedo del cuidador.
El caso de un verdadero cómplice en Brasil

El arresto de un loro agapornis por parte de la Policía de Utrecht en 2019 no fue el único caso en el que un ave quedó involucrada en procedimientos policiales. Ese mismo año, en Brasil, se registró un incidente similar, aunque en un contexto mucho más grave: el de las redes de narcotráfico.
Según reportó el diario británico The Guardian, un loro fue incautado durante una operación antidrogas realizada en Vila Irmã Dulce, una comunidad ubicada en el estado de Piauí, al norte del país. El ave habría sido entrenada por narcotraficantes locales para actuar como “vigía”, emitiendo una alerta al detectar la presencia de la policía.
“¡Mamá, la policía!”, era la frase que supuestamente gritaba el animal cuando advertía la aproximación de agentes, de acuerdo con la prensa brasileña. El loro fue incautado durante una redada y tras ser confiscado, fue trasladado a una dependencia policial, donde permaneció en completo silencio.
Un periodista que tuvo acceso al animal lo describió como “súper obediente”, aunque subrayó que, tras el operativo, el loro no volvió a emitir palabra alguna. El veterinario Alexandre Clark, responsable del cuidado del ave tras el operativo, confirmó que el animal no cooperó durante su estadía bajo custodia. “Han venido muchos policías y no ha dicho nada”, indicó.
Apodado por los medios locales como el loro del narcotráfico, el ave fue finalmente entregada a un zoológico local, donde permaneció bajo observación durante aproximadamente tres meses antes de ser reinsertado en su hábitat natural.
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