
En la audiencia virtual de este martes del juicio por la causa “Cuadernos”, el Tribunal Oral Federal N° 7 ventiló varias declaraciones destacadas por la acusación en las que imputados colaboradores dieron cuenta de la hostilidad que rodeó al presunto circuito de coimas y direccionamiento de obras públicas. Todos estos testimonios se dieron en el marco de la investigación y en las indagatorias que llevaron adelante en esos años.
Justamente, acá quedaron destacados los aprietes, amenazas y escenas violentas que se leyeron del requerimiento de elevación a juicio descendían desde los ex presidentes Néstor Kirchner y Cristina Fernández hacia sus funcionarios subordinados y, a su vez, desde estos hacia los empresarios a los que se les habría exigido retornos millonarios de dinero.
Así lo reflejó, por ejemplo, el testimonio de Claudio Uberti, titular del Órgano de Control de Concesiones Viales (OCCOVI) entre 2003 y 2007, señalado como presunto recaudador de coimas y aceptado como imputado colaborador.
“Una de las primeras veces que fui a ver a Néstor Kirchner, en el año 2005, le llevé la recaudación de los corredores viales a su despacho de la calle Balcarce”, comenzó el relato leído este martes de lo que dejó su indagatoria cuando se presentó como arrepentido.

Y la lectura continuó: “Quiero aclarar que siempre que llevaba una recaudación me preguntaba si eran euros o dólares, en una ocasión le llevé paquetes de pesos, euro, y peso (SIC), agarró a patadas el paquete de los pesos y lo tiró por el despacho. Kirchner era un suplicio. Si con Néstor era imposible trabajar con Cristina era mucho peor”, completó Uberti.
Este mismo ex funcionario, en su momento, ya había afirmado que en otra ocasión, durante un viaje a Nueva York, el ex presidente le dio un cachetazo y lo llamó “pelotudo”.
Otra anécdota de violencia y destrato, que se leyó en la audiencia, fue la declaración que consta en el expediente de Víctor Fabián Gutiérrez, secretario de Néstor y asistente de CFK al que encontraron degollado en El Calafate en 2020: “Mi tarea concreta sería el acompañamiento de la Primera Dama y Senadora Nacional, Cristina Fernández de Kirchner, en todo momento. Yo no recibí muy gustoso esa tarea, dado el carácter fuerte que tenía Cristina, nadie quería trabajar con ella. Entre los secretarios la apodábamos “la loca”, “la yegua” y otro término que no quiero mencionar por razones de género”, señalaba en su relato durante la investigación.
“Néstor era más humano. Era diferente. A veces Néstor pegaba en broma, aunque hacía sangrar. Recuerdo una ocasión en que, en broma, le pegué a Néstor con el teléfono en la cabeza y seguidamente me devolvió el golpe”, siguió Gutiérrez en aquel entonces.

El fallecido ladero de los ex mandatarios no solo aportó al contexto que rodeó a la asociación ilícita, también atestiguó escenas clave que permitieron el avance de la causa: “Yo podía observar que José López y Jaime (Ricardo, ex secretario de Transporte) iban a verlo a Néstor. José López con más frecuencia y llevando bolsos. Respecto de Jaime era frecuente verlo con una mochila, siempre usaba mochila”.
“Quiero aclarar que si bien nunca vi el contenido de los bolsos que traían las personas mencionadas, mi percepción y el comentario de los secretarios era que traían recaudación”, continuó el testimonio de Gutiérrez, quien afirmó haber atestiguado el traslado de valijas cerradas con candado y presuntamente llenas de efectivo hacia Santa Cruz en el avión Tango 01.
Las extorsiones, según los empresarios
Lo mismo reflejaron del otro lado del mostrador algunos empresarios que son imputados colaboradores. Aldo Benito Roggio, dueño de un holding con compañías en varias industrias, mencionó en el relato que se leyó del expediente que “en la ejecución de esas obras sentimos el rigor de no haber aceptado las condiciones señaladas”.
De acuerdo a ese testimonio, las represalias que llegaban desde el Ejecutivo cuando no se cumplía con las exigencias eran demoras en los pagos, redeterminaciones de precios, mora en los pagos de intereses que establece la ley, entre otras. “Los ejecutores de este apriete fueron Julio De Vido, José López, Roberto Baratta y Claudio Uberti, habiendo cada uno y en distintas oportunidades exigidos esos aportes como forma de superar estos problemas”, decía la declaración de Roggio leída en la audiencia.

Además, en su momento aseguró que hubo extorsiones por los subsidios que recibía Metrovías, una de sus empresas, a cargo de la red de subtes y la línea Urquiza de trenes: “Nos amenazaban de que nos podían rescindir el contrato por la falta de renegociación del contrato que las autoridades no impulsaban pese a nuestros reiterados reclamos de avanzar al respecto. Fuimos rehenes”.
Carlos Wagner, ex presidente de la Cámara Argentina de la Construcción, también sostuvo en el expediente que en una reunión con el entonces ministro de Planificación, Julio De Vido, en 2003, este le manifestó que, “si querés seguir trabajando, tenés que pagar”.
Otro que describió la hostilidad que llegaba desde los funcionarios fue Jorge Juan Mauricio Balán, dueño de “Industrias Juan F. Secco S.A.”.
En uno de los fragmentos que se leyó este martes, el arrepentido describió: “Sobre las presiones soportadas recuerdo que una noche me llamó Baratta, alrededor de las 23.00 horas, para increparme porque había atesorado una cantidad de dinero con giros al exterior, textualmente me dijo que yo había girado equis montos que no recuerdo al exterior, y que eso se lo había informado Moreno (Guillermo, ex secretario de Comercio)”.

Todos estos relatos recogidos durante la investigación y que se dan a conocer ahora, ilustran para la acusación, un contexto en el cual los funcionarios abusaron de su posición de poder para intimidar, amenazar y coaccionar a empresarios y colaboradores para que actuaran de acuerdo con sus exigencias ilegales.
Más temprano en la tarde, se destacó entre la lectura del requerimiento la declaración del financista arrepentido Ernesto Clarens, quien dijo en su indagatoria que el dinero de los retornos se entregaba “en el domicilio de Juncal y Uruguay del matrimonio Kirchner”.
Por tora parte, hubo cambios en una de las defensas. Roberto Baratta ya no será representado por Alejandro Rúa, y, en cambio, designó a Elizabeth Gómez Alcorta y Marcos Aldazabal. La primera fue ministra de las Mujeres durante la gestión del Frente de Todos, mientras que el segundo es abogado de Cristina Kirchner en varias causas, principalmente en las referidas al atentado del 1 de septiembre de 2022.
Pasadas las 18, el TOF N° 7 concluyó la jornada de juicio y convocó a un cuarto intermedio hasta el jueves a las 9. Entonces seguirá la lectura del requerimiento de elevación a juicio, con la última parte de las acusaciones que están plasmadas en la “causa madre”.
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