El asesinato de Mike Williams, un reconocido tasador de bienes raíces de Tallahassee, Florida, permaneció sin resolver durante 17 años, hasta que la confesión de su mejor amigo puso fin a una de las desapariciones más inquietantes de la región. El caso, marcado por un triángulo amoroso, fraude y traición, expuso los oscuros secretos detrás de la desaparición ocurrida en diciembre del año 2000.
El 16 de diciembre de ese año, Williams, entonces de 31 años, participaba en una salida de caza de patos en el Lago Seminole. No volvió a casa. Lo que inicialmente parecía un accidente —la hipótesis oficial sugería que habría caído de la lancha y habría sido devorado por caimanes— ocultaba un crimen cuidadosamente planeado entre su esposa Denise Williams y su mejor amigo, Brian Winchester.
Las primeras horas estuvieron llenas de confusión. Denise, inquieta, contactó a la entonces esposa de Brian Winchester, Kathy Thomas, para preguntarle por el paradero de ambos hombres. Thomas recuerda: “alrededor del mediodía, Denise me llama. Y dice: ‘¿sabes dónde está Brian? ¿sabes dónde está Mike?’”.
Horas después, Brian apareció en la casa de sus suegros afirmando que había salido de caza solo, mientras los equipos de rescate ya hallaban la camioneta y la lancha abandonadas de Mike en el lago.
Durante años, el misterio se densificó. Las autoridades confirmaron que desde la creación del Lago Seminole en 1957 se han producido poco más de 100 ahogamientos, pero sólo el cuerpo de Mike Williams nunca fue recuperado.
Cheryl Williams, madre de la víctima, nunca estuvo convencida de la teoría de los caimanes. Se volcó a la calle con carteles, distribuyó volantes y colocó avisos en periódicos para mantener viva la búsqueda y la pregunta: ¿dónde está Mike?
Mientras tanto, una trama paralela se desarrollaba. Denise y Brian mantenían una relación extramatrimonial secreta desde 1997. Seis meses antes de la desaparición, Mike había contratado una póliza de seguro de vida por 1,75 millones de dólares, gestionada nada menos que por Brian Winchester.
El caso dio un giro inesperado en 2016. Para entonces, Brian y Denise ya se habían casado tras la desaparición de Mike, pero su relación comenzó a deteriorarse. Brian fue arrestado por secuestrar a Denise a punta de pistola tras el colapso de su matrimonio.
Amenazado por la posibilidad de pasar muchos años en prisión, Winchester accedió a cooperar con la justicia. A cambio de inmunidad por el homicidio, confesó su participación y reveló los detalles del plan que él y Denise habían urdido.
En su declaración, Brian relató que durante la cacería empujó a Mike al agua y, cuando éste logró aferrarse a un tronco, le disparó. Según su testimonio: “él estaba en pánico y yo estaba en pánico. Nada salía como pensé que saldría”. Tras el asesinato, Brian trasladó el cuerpo de Mike a Carr Lake, a una hora de distancia, donde permaneció oculto cerca de dos décadas.
El vínculo criminal entre Brian y Denise fue reconocido por el propio Winchester en el juicio: “éramos Bonnie y Clyde. Éramos compañeros en el crimen”. En diciembre de 2018, un jurado declaró a Denise Williams culpable de conspiración para cometer asesinato y encubrimiento. Recibió una condena a cadena perpetua. Posteriormente, una corte de apelaciones revocó su condena por asesinato, pero mantuvo la de conspiración.
A pesar de la revelación y el hallazgo del cuerpo, ningún responsable ha sido condenado formalmente por el asesinato. Scott Dungey, amigo de la víctima, lamenta que “nadie ha sido oficialmente culpado por su asesinato. Si no fuera por la confesión, nunca hubieran encontrado el cuerpo y Denise seguiría libre”, dijo en entrevista con ABC News.
Hoy, Brian cumple una sentencia de 20 años por el secuestro de Denise, mientras que ella está encarcelada por 30 años por la conspiración contra Mike. La hija de Mike y Denise, Anslee, creció sin saber que las personas que la criaron estuvieron implicadas en el crimen de su padre. Jennifer Winchester, hermana de Brian, lo expresó así: “el padre de Anslee fue asesinado y fue criada por quienes lo hicieron”.
El caso sigue marcando a familiares y amigos. Cheryl Williams aún revive el horror de esos días: “cuando trata de dormir, veo a Michael aferrado a ese tronco en el lago y lo escucho gritar: ‘ayuda, ayuda’”, relató.
