El uso de una radio HAM por parte de un supervisor de comunicaciones jubilado del condado de El Dorado y dos notas de auxilio escritas a mano resultaron decisivos para salvar a una madre y su hijo que se encontraban extraviados en un bosque de California.

El operador, que monitoreaba frecuencias desde su casa, recibió la señal de emergencia de los rescatistas, contactó al centro 911 de El Dorado y facilitó la transmisión de la ubicación de los desaparecidos a la Central de Calaveras, lo que permitió notificar al puesto de mando de búsqueda y rescate.

Este episodio, según la Oficina del Sheriff del Condado de Calaveras (CCSO), puso de manifiesto la rapidez con la que la tecnología puede fallar en zonas remotas y la importancia de contar con recursos alternativos de comunicación.

El 12 de julio, la CCSO recibió un aviso a las 13:20 horas (hora local) sobre una madre de 49 años y su hijo de 9 años que no respondían a sus teléfonos y se encontraban retrasados en su trayecto hacia el Campamento Wolfeboro, en la zona superior de la Carretera 4.

De acuerdo con la información publicada por People, habían salido de Sacramento el día anterior, pero desde entonces no se había comunicado. Un familiar, preocupado por la falta de noticias, proporcionó a las autoridades la última ubicación conocida gracias a una aplicación para compartir localización que había utilizado previamente con la madre.

El equipo de Búsqueda y Rescate Voluntario (SAR) del Condado de Calaveras, que realizaba un ejercicio de entrenamiento cerca del embalse Spicer, se sumó de inmediato a la operación. La Patrulla de Carreteras de California también aportó apoyo aéreo.

Un avance clave se produjo cuando campistas en la zona entre Black Springs y Winton Road enviaron un mensaje de texto al 911 informando que habían visto un vehículo coincidente con la descripción de los desaparecidos el día anterior. Esta pista permitió a los investigadores concentrar la búsqueda en un área específica.

Aproximadamente a las 17:40 del sábado, un equipo de búsqueda localizó una nota manuscrita en una intersección remota del Servicio Forestal. El mensaje, escrito por la madre, decía: “AYUDA. Mi hijo y yo estamos varados sin servicio y no podemos llamar al 911. Estamos más adelante, subiendo por la carretera a la derecha. Por favor, llamen al 911 para que nos ayuden. ¡Gracias!”.

Poco después, los rescatistas hallaron otra nota con información adicional, un número de teléfono y los nombres de los desaparecidos. Siguiendo estas indicaciones, el equipo localizó a la madre y su hijo a aproximadamente 1.6 kilómetros (1 milla) de la carretera.

La ubicación remota y la densa vegetación dificultaron la comunicación convencional, ya que ni las radios ni los teléfonos móviles funcionaban.

Por este motivo, los rescatistas recurrieron a la radio HAM para transmitir el “tráfico de emergencia”. El supervisor de comunicaciones jubilado del condado de El Dorado, que escuchaba desde su domicilio, respondió de inmediato y activó la cadena de avisos que culminó con la llegada de ayuda al lugar.

Las autoridades determinaron que la madre utilizaba una unidad GPS que perdió la señal, lo que la llevó a desorientarse en caminos rurales. El niño de 9 años, por su parte, empleó su silbato para emitir tres ráfagas cortas, una señal internacional de auxilio, y ambos dejaron notas manuscritas en puntos estratégicos para facilitar su localización. Además, usaron las luces de emergencia del vehículo durante la noche y aplicaron técnicas básicas de supervivencia.

El CCSO subrayó que la decisión de la madre de informar a familiares sobre su itinerario y hora estimada de regreso fue fundamental para el éxito del rescate. Tras liberar el vehículo, el equipo de búsqueda escoltó a la madre y su hijo hasta el puesto de comando, donde se reencontraron con sus familiares.