
La NASA ha anunciado un descubrimiento sin precedentes en la exploración marciana: su rover Perseverance ha detectado la primera aurora visible a simple vista en Marte, según informó la propia agencia. Este fenómeno, observado por primera vez desde la superficie de Marte, fue provocado por una tormenta solar que ocurrió en marzo de 2024. El fenómeno es un avance significativo no solo para el estudio de su atmósfera, sino también para la futura exploración humana del planeta rojo.
Esta aurora marciana, que fue visible en el espectro de luz verde, surgió de una serie de eventos solares que culminaron en una eyección de masa coronal que alcanzó Marte. Según el informe del grupo de científicos europeos y estadounidenses, el evento recibió una notificación de tres días de antelación para preparar los instrumentos del rover y capturar este raro espectáculo. Hasta ahora, las auroras en Marte solo se habían detectado en ultravioleta, lo que hace que este descubrimiento visible sea especialmente notable.
Perseverance, lanzado en 2020, ha estado explorando el cráter Jezero desde 2021, un área crucial en la historia marciana ya que alguna vez se creyó que albergaba un lago y un delta fluvial. Las muestras de polvo y roca recolectadas por el rover podrían contener evidencias de vida microbiana antigua. Sin embargo, esta misión ha ganado un nuevo elemento con la capacidad de prever y estudiar fenómenos como las auroras, proporcionando información valiosa sobre el clima espacial marciano.
Los antecedentes del gran descubrimiento

La aurora marciana ocurrió tras un estallido solar significativo el 15 de marzo de 2024, muy cerca del pico del actual ciclo solar, como documentó la NASA. Esta explosión de gas y energía magnética llevó partículas solares a Marte, resultando en auroras visibles desde la superficie. La detección por parte de Perseverance representó la primera vez que un fenómeno de esta naturaleza es registrado de modo visible fuera de la Tierra.
Antes, las auroras observadas en Marte se habían captado en longitudes de onda ultravioleta por la misión MAVEN (Mars Atmosphere and Volatile EvolutioN), que ha estudiado la atmósfera marciana desde 2014. La ausencia de un campo magnético global en Marte hace que estas auroras sean provocadas por partículas energéticas solares que generan una reacción luminosa en la atmósfera, fenómeno que hasta ahora solo se había teorizado podría ocurrir en el visible.
Coordinación y colaboración científica
El éxito de esta misión no fue un esfuerzo aislado; fue posible gracias a la colaboración entre equipos internacionales. Organizaciones como el centro de análisis M2M de la NASA y la Universidad de California en Berkeley jugaron un papel crucial al recibir y distribuir alertas sobre la actividad solar inusual. El sutil arte de prever el momento ideal para capturar estas imágenes se logró mediante modelaje exhaustivo y trabajo en equipo entre múltiples disciplinas.

Elise Wright Knutsen, investigadora principal de este estudio en la Universidad de Oslo, explicó que lograr la imagen fue un resultado del cálculo preciso del ángulo adecuado y el momento oportuno para el uso del espectrómetro de Perseverance. Gracias a esta coordinación, fue posible registrar un fenómeno caracterizado por una dispersión uniforme en el cielo marciano, contemplando un espectro de emisión específico a 557.7 nanómetros.
La formación de auroras en Marte
En Marte, el proceso de formación auroral difiere notablemente del terrestre. La ausencia de un campo magnético marciano global implica que las auroras son generadas cuando partículas superenergéticas del sol interactúan directamente con la atmósfera marciana, iluminando todo el cielo nocturno. Esta reciente observación valida teorías de larga data sobre su visibilidad en el espectro de luz verde.
La herramienta crucial para esta observación fue el instrumento Mastcam-Z de Perseverance, que logró capturar imágenes que muestran este fenómeno por primera vez desde la superficie de otro planeta. Mientras que estas visiones pueden haberse atenuado por el polvo marciano, se espera que futuras condiciones de observación más óptimas produzcan eventos aún más espectaculares, visibles para futuros visitantes humanos.
Katie Stack Morgan, científica del proyecto Perseverance en el Laboratorio de Propulsión a Chorro de NASA, destacó el valor de estas observaciones para el futuro de las investigaciones sobre auroras. La experta aseguró que, con un entendimiento cada vez más profundizado de las condiciones que las generan, se puede garantizar la seguridad de las misiones tripuladas.