Una de las playas más bonitas de Gran Canaria que destaca por su tranquilidad: de arena blanca, aguas cristalinas y bandera azul

Cuando se trata de disfrutar de las vacaciones de verano, hay quienes prefieren viajar al extranjero, pero muchos optan por planes de sol, mar y tranquilidad, unas condiciones que se encuentran con facilidad en España, en concreto, en las Islas Canarias. En el caso de Gran Canaria, en la costa suroeste, destaca la playa de Amadores, un rincón de arena dorada y agua cristalina que es perfecto para descansar y sumergirse en la tranquilidad más absoluta. Además, por si esto fuera poco, se sitúa a los pies de un gran acantilado volcánico.

En ocasiones, se describe la playa de Amadores como “la piscina más grande al aire libre de Gran Canaria”. Este enclave, protegido por dos diques que evitan el oleaje, fue creado artificialmente y se extiende a lo largo de 800 metros. No solo permite disfrutar del sol sobre hamacas, sino también nadar cerca de la orilla. Entre sus particularidades, no se permite fumar, poner música alta ni jugar con la pelota, lo que convierte al lugar en una opción buena para el turismo familiar. De hecho, desde el año 2004, Amadores cuenta con la bandera azul que reconoce la calidad de sus servicios e instalaciones.

La playa de Amadores se transformó por completo tras la retirada de las extensas formaciones rocosas que antes dominaban la zona, dando paso a una costa protegida que recuerda a una piscina natural y segura frente a las corrientes del océano. Esta particularidad la convierte en un destino especialmente apreciado por familias con niños y quienes buscan tranquilidad durante sus jornadas de baño.

Los antiguos habitantes solían ascender a la cima de la montaña de Amadores —también conocida como Llamadores—, al final del barrio de Lechugal, para gritar mensajes y establecer contacto con los marineros en alta mar. Actualmente, sigue siendo posible observar cómo los barcos pesqueros acceden a la playa y salen de los puertos que salpican la costa de Mogán.

En los alrededores del Morro de los Tanquillos y la Punta del Bufadero, las embarcaciones tradicionales se mezclan con veleros y barcos de recreo, componiendo una estampa donde conviven el pasado pesquero y el presente turístico de la región.

Las personas con movilidad reducida disponen en la playa de Amadores de acceso mediante pasarelas, sillas anfibias, boyas y redes especialmente concebidos para facilitar el baño, mientras que el recinto cuenta con duchas y servicio de vigilancia para los bañistas. A lo largo de sus 800 metros de extensión, y bajo la protección de dos diques, esta playa artificial ofrece al visitante la posibilidad de alquilar tumbonas, sombrillas, patines y material deportivo.

La oferta de actividades se amplía a través de un proveedor externo de deportes acuáticos, gestionado desde el mostrador de los barcos a pedales, con propuestas para todos los gustos. Para un público más adulto, Amadores incluye un campo de minigolf, un club de playa que acoge celebraciones nocturnas y un pabellón de masajes.

Entre los servicios adicionales figura el aparcamiento y una notable variedad gastronómica, desde restaurantes en la playa y en un centro comercial con vistas al mar, hasta una selección de tapas españolas y platos de cocina mexicana, asiática e italiana. Numerosas tiendas ofrecen bocadillos, bebidas, artículos playeros y recuerdos. Los días claros permiten contemplar desde la orilla el Teide, en Tenerife, y disfrutar de espectaculares puestas de sol al atardecer.

Para llegar a la playa de Amadores existen varias alternativas. En coche, el acceso se realiza por la autopista GC-1, con salidas perfectamente señalizadas hacia Puerto Rico y Amadores; la playa cuenta con aparcamiento de pago cercano.

Quienes prefieren el transporte público, disponen de líneas regulares de autobús que conectan desde Las Palmas de Gran Canaria, Maspalomas y otras localidades turísticas del sur, con paradas próximas a la playa. Además, el paseo marítimo une Amadores con Puerto Rico, permitiendo recorrer a pie una distancia de aproximadamente un kilómetro bordeando la costa.