
La provincia de Granada encierra una de las mayores diversidades paisajísticas de la península ibérica. Desde las cumbres nevadas de Sierra Nevada hasta las ramblas áridas del Altiplano, pasando por los valles frondosos del Genil y los desfiladeros esculpidos por el agua, su territorio despliega una riqueza natural difícil de igualar. Aquí conviven ecosistemas de alta montaña con zonas semidesérticas, bosques mediterráneos con cultivos en terrazas, parques naturales con senderos históricos.
De hecho, Granada cuenta con una amplia variedad de senderos que permiten disfrutar de todos sus paisajes. A su vez, muchos de ellos son apto para todos los públicos, lo que los convierte en opciones ideales para disfrutar en familia o con amigos. En este sentido, se ha hecho una selección de cinco rutas perfectas para hacer con niños y que atesoran toda la esencia propia de esta región andaluza.
Los Cahorros de Monachil
A escasos 14 kilómetros de Granada capital, el cañón del río Monachil se convierte en el escenario de una ruta circular de 9,5 kilómetros en el corazón del Parque Natural de Sierra Nevada. La conocida Ruta de los Cahorros es una de las más populares por su facilidad y espectacularidad. El recorrido incluye puentes colgantes, como el de 63 metros sobre el desfiladero, y una serie de cascadas y pasadizos entre paredes de roca.
Uno de los tramos más llamativos es la cueva de las Palomas, un túnel natural que despierta el asombro de los más pequeños. Tras cruzar el desfiladero, el sendero se abre paso hasta Las Azuelas, una zona perfecta para descansar o refrescarse en las aguas del río. Esta combinación de aventura moderada y belleza natural convierte la ruta en una opción ideal para iniciarse en el senderismo.
Ruta del Gollizno

La ruta del Gollizno, de unos 8 kilómetros, se puede iniciar desde Moclín o Tiena. El sendero combina naturaleza, patrimonio y arqueología en un entorno rodeado por las sierras subbéticas. Las pasarelas colgadas sobre el desfiladero de los Tajos de la Hoz ofrecen vistas espectaculares y una dosis justa de vértigo. Entre los puntos más destacados del recorrido se encuentra la Fuente de la Corcuela, junto a cuevas que albergan pinturas rupestres neolíticas. La ruta está bien señalizada y ofrece zonas de sombra y puntos de observación natural, convirtiéndose en una experiencia educativa y amena en plena naturaleza.
Mirador de Narváez
Dentro del Parque Natural de la Sierra de Baza, la ruta al mirador de Narváez parte desde el centro de visitantes del mismo nombre. El sendero asciende hasta un punto panorámico con vistas al Calar de Santa Bárbara (2.271 metros) y a la hoya de Baza, un contraste geográfico que sorprende a grandes y pequeños. Durante el trayecto, que se extiende por unos 4 kilómetros, se atraviesa un puente de piedra y zonas de matorral y pinar. En otoño, si se camina en silencio, es posible escuchar la berrea de los ciervos, uno de los espectáculos naturales más impactantes de la península.
Cerrada del río Castril
En el Parque Natural de la Sierra de Castril, la cerrada del río Castril es una de las rutas más cortas y emocionantes para familias. A lo largo de 2,2 kilómetros, se avanza por pasarelas de madera adosadas a la roca, cruzando un puente colgante sobre el río y llegando hasta una galería excavada que culmina en un balcón natural con vistas panorámicas.
La caminata, de unas dos horas ida y vuelta, transcurre acompañada por el sonido del agua cristalina del río, que nace en las cercanías. El contacto directo con el cauce, las formaciones rocosas y los cambios de luz convierten el recorrido en una experiencia sensorial para los más pequeños. El tramo final, donde se origina el río, rodeado de piedras y vegetación, marca la culminación de esta ruta que combina sencillez y espectáculo natural.
Sendero de la Pavilla, en Nigüelas
En el Valle de Lecrín, el pueblo de Nigüelas conserva uno de los senderos más accesibles y singulares de la provincia. El sendero de la Pavilla, de apenas 2,6 kilómetros, recorre la antigua acequia que abastecía el pueblo y ofrece vistas al río Torrente desde pasarelas metálicas suspendidas. El nombre «Pavilla» remite a un lugar donde, según la tradición oral, se encontraban las parejas para conversar a la sombra de los árboles.
Además del valor sentimental, la acequia representa un sistema hidráulico histórico que sigue en funcionamiento. El recorrido comienza junto a la iglesia del pueblo y transita por el barrio de la Cruz, en una ruta sencilla y adaptada a todas las edades. Es un buen ejemplo de cómo la infraestructura tradicional se puede convertir en una vía verde de exploración.
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