La bonita ruta por el embalse romano más antiguo de España: con chiringuitos y zonas de baño durante el verano

Esta construcción data de entre los siglos I y II d.C., y servía para abastecer una de las ciudades romanas más importantes del Imperio

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Embalse de Proserpina, en Badajoz
Embalse de Proserpina, en Badajoz (Adobe Stock).

En el corazón de Extremadura, Mérida emerge como uno de los destinos más impresionantes de España. Fundada en el año 25 a.C. como Augusta Emerita, esta ciudad conserva uno de los conjuntos arqueológicos romanos más impresionantes de Europa, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Pero más allá de sus restos monumentales —el teatro, el anfiteatro, el circo o el acueducto de Los Milagros—, Mérida seduce por su paisaje tranquilo, sus puentes sobre el Guadiana y su convivencia entre historia y vida cotidiana.

Tanto es así, que a unos cinco kilómetros de la ciudad, el embalse de Proserpina descubre un rincón desconocido para muchos en Mérida, pero que cuenta con un atractivo muy especial. Este espacio es ideal para disfrutar de una tarde agradable gracias a que durante los meses de verano está permitido el baño. Pero no solo eso, pues gracias a su origen romano cuenta con un rico patrimonio histórico que se puede disfrutar a través de su sencilla ruta de senderismo.

Una construcción milenaria

La presa de Proserpina fue uno de los principales elementos del sistema hidráulico que abastecía de agua a la antigua Augusta Emerita. Su construcción, datada entre los siglos I y II d.C., respondía a la necesidad de asegurar el suministro para una población creciente, tanto humana como animal, en una ciudad que se consolidaba como enclave estratégico del Imperio romano en Hispania. De hecho, está considerado el embalse romano más antiguo de España y funcionaba en coordinación con el Acueducto de los Milagros, lo que permitió a los romanos garantizar el abastecimiento incluso en periodos de sequía prolongada.

Embalse de Proserpina, en Badajoz
Embalse de Proserpina, en Badajoz (Adobe Stock).

Las aguas, procedentes de la lluvia y de pequeños arroyos de la zona, eran retenidas gracias a un monumental muro de contención que aún se conserva. A su vez, el dique, construido con sillares de granito y hormigón de cal, tiene una altura aproximada de 22 metros y se extiende a lo largo de unos 400 metros. En su estructura destacan los contrafuertes característicos de la ingeniería romana, similares a los empleados en el propio Acueducto de los Milagros, también visible en la capital extremeña.

Una sencilla ruta

La mejor forma para disfrutar de todo lo que ofrece el embalse de Proserpina es realizar la ruta de senderismo que parte desde el acueducto de Los Milagros. Este sendero, de poco más de 12 kilómetros (solo ida), es ideal para hacer en familia o en compañía de los amigos. Además, en la zona del acueducto existe una zona habilitada para el estacionamiento de vehículos. Desde allí, los visitantes pueden iniciar un paseo que permite apreciar la imponente estructura del acueducto, su entorno natural y la presencia constante de cigüeñas, que anidan entre los arcos de piedra.

El itinerario continúa bordeando el monumento hasta cruzar un puente, desde el cual se observa una parte del acueducto al otro lado de las vías del tren. Para alcanzarla, se atraviesa un túnel subterráneo que conecta con la otra margen del trazado. Desde este punto, muchos excursionistas optan por acercarse al cercano puente romano, desde donde se obtiene una vista panorámica que enmarca ambos elementos patrimoniales: el puente sobre el Guadiana y el acueducto al fondo.

Los Baños de la Hedionda, ubicados en el municipio malagueño de Casaras, tienen más de 2.000 años y se dice que ahí se bañó el mismísimo Julio César

La ruta prosigue en dirección al embalse de Proserpina, siguiendo un carril que discurre en paralelo a la carretera. Este camino es compartido por peatones y ciclistas, y se distingue por los extensos campos de girasoles que lo flanquean en temporada, ofreciendo una estampa rural que contrasta con los vestigios romanos del inicio del trayecto. La combinación de patrimonio histórico, paisaje agrícola y espacio natural convierte esta ruta en una propuesta accesible y visualmente enriquecedora.

Además, durante los meses de verano, una zona del embalse permite el baño. Aquí, los chiringuitos y las terrazas permiten disfrutar de un día apacible tomando algo junto al agua. También se pueden alquilar barca a pedales y disfrutar del entorno desde el centro del embalse.

Cómo llegar

Desde Badajoz, el viaje es de alrededor de 55 minutos por la carretera A-5. Por su parte, desde Cáceres el trayecto tiene la misma duración estimada por la vía A-66.