
En la década de los 80, U2 ya se había convertido en una de las bandas de rock más exitosas del momento. Álbumes como War, The Unforgettable Fire y, sobre todo, The Joshua Tree, habían convertido a Bono, The Edge, Adam Clayton y Larry Mullen Jr. en auténticas estrellas. Una fama de la que ellos mismos eran conscientes, y por la que siempre trataban de actuar según una serie de principios, como cuando recharazon la invitación del papa Juan Pablo II para reunirse con él por el mero hecho de que ese encuentro se grabara.
Otra de las normas básicas del grupo, durante más de 30 años, consistió en no permitir que su música fuera utilizada en campañas publicitarias. Una postura que, no obstante, decidieron cambiar en 2014 para iniciar una prolongada relación con Apple que llega hasta hoy. El grupo británico más exitoso de Reino Unido junto a The Beatles, Pink Floyd y más adelante Queen se atrevió a decirle que no al papa, pero cayó rendido frente al genio negociador de Steve Jobs.

La música del nuevo mundo
Cuando U2 aparecía en las televisiones de todo el mundo, los ordenadores personales eran aún una tecnología incipiente. Tampoco existía el internet, ni los teléfonos inteligentes ni, por supuesto, la música que sonara sin vinilos, casetes o CD. El siglo XXI trajo consigo una revolución digital encabezada por empresas como Microsoft o Apple.
Ambas empresas habían revolucionado el mundo de la computación a finales de los 80, pero sería la última la más revolucionara en cuestiones como el diseño de sus productos, la vanguardia de sus ideas y, cómo no, la publicidad para moldear a su gusto la imagen de esa transformación tecnológica. Así, en el año 2001 el propio Steve Jobs presentaría el iPod, el reproductor de audio digital que cambiaría para siempre la forma de consumir música. Como él mismo decía, este aparato permitía, por primera vez, guardar “1.000 canciones en el bolsillo”.

El genio de los negocios
Fueron los anuncios del iPod lo que llamó tanto la atención de Bono y sus compañeros. Lo visual pasaba por primera vez a un segundo plano para que destacara la música. El iPod era el sonido del nuevo mundo que estaba por llegar, y U2, que hasta entonces había rechazado sin pensárselo a los publicistas interesados en su música, se ofreció a Apple en 2004 para participar en la próxima campaña. A cambio, eso sí, querían una pequeña participación “simbólica” en la compañía de Steve Jobs. Al fin y al cabo, la banda quedaría para siempre unida a la imagen de un producto de la empresa.
A Jobs, sin embargo, le pareció que, pese a que U2 era una de las formaciones musicales más importantes de la historia, aceptar su propuesta era desaprovechar una oportunidad aún mejor. Bono y sus compañeros estaban demasiado interesados en unirse a Apple, así que decidió rechazar su proposición afirmando que el tema de las participaciones era “un punto de ruptura”. Su empresa no iba a ser de nadie más, por muy pequeña que fuera la participación.
Es más, la habilidad negociadora de Jobs hizo que U2 acabara trabajando para Apple completamente gratis. Y no solo eso: además, la banda sacaría una edición especial del iPod con unos colores diferenciados (del habitual blanco de la compañía se diseñó un modelo rojo y negro) y una canción exclusiva en el iTunes que acabó convirtiéndose en un millonario éxito de ventas. U2 se convirtió, también, en el primer grupo en tener su discografía completa disponible para descargarse en esta plataforma.
“Quizá debimos negociar mejor”
Parece que tanto a U2 como a Apple les convenció la idea de colaborar. Desde entonces, han protagonizado nuevas promociones como el hecho de regalar a todos los usuarios de iTunes el decimoquinto álbum de la banda, Songs of Innocence (2014), o la reciente noticia de que, en 2025, se estrenará en Apple TV+ el documental Bono: Stories of Surrender, una producción que cuenta la vida privada del cantante basándose en las memorias que, dos años antes, el propio Bono había publicado.
Fue en ese libro donde, precisamente, el vocalista compartía una pequeña reflexión acerca de sus negociaciones con Steve Jobs. “Apple iba directo al infinito y más allá; nosotros solo tuvimos la suerte de subirnos a su viaje”, explica. Sin embargo, desde 2004, las acciones de Apple han pasado de valer unos 6 dólares a superar los 200. De haber insistido más, puede que hubieran ganado millones y millones de dólares. Es por eso que Bono también confiesa que, “con la perspectiva de hoy, quizás debimos negociar mejor”.
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