Madrid, 27 ene (EFE).- Albert Barbouth, quien de niño sobrevivió a la Shoá, ha recordado este lunes en la conmemoración del Día por las Víctimas del Holocausto, celebrada en el Senado, que la separación social de los judíos se hizo "poco a poco", a modo de advertencia para que nunca se repita un genocidio.
El relato de sus recuerdos de infancia ha constituido el momento más emotivo del acto conmemorativo, junto al minuto de silencio, el encendido de velas y una plegaria cantada en honor a los millones de víctimas, en el día en el que se cumplen 80 años de la liberación del campo de exterminio de Auschwitz.
El acto celebrado en el antiguo salón de sesiones ha sido clausurado por el presidente del Senado, Pedro Rollán, quien ha instado a tener "muy presente" el Holocausto y recordarlo "cada día", en especial a los jóvenes en las escuelas, para "evitar que se repitan los hechos mas execrables de la historia".
En presencia de la comunidad judía española, organizadora del acto, Rollán ha deseado que el "frágil alto el fuego" en Gaza, que ojalá se vuelva "sólido e indefinido", permita la liberación de las personas secuestradas, así como ha alertado contra el antisemitismo en Europa y condenado los "ataques y señalamientos a judíos" que se han dado en España en los últimos meses.
En nombre del Gobierno ha intervenido el secretario de Estado de Memoria Democrática, Fernando Martínez, quien ha advertido también contra los discursos totalitarios que cada vez ganan más espacios, por lo que "solo la memoria es el dique de contención para que no se repita la barbarie".
"Es necesario seguir combatiendo el discurso antisemita y antigitano", ha añadido Martínez, tras subrayar que "el grito de 'nunca más' de los supervivientes nos interpela".
Supervivientes como Albert Barbouth, quien nació en 1933 en París en una familia sefardí que emigró desde Turquía y que ha rememorado su infancia ante los senadores y diputados presentes, en un relato hecho en "castellano antiguo", ha dicho, en referencia a su ladino o judeoespañol materno.
"Vivíamos muy bien en el país de la libertad, igualdad y fraternidad hasta que en 1939 llegó la guerra", ha recordado, para después señalar que fue "poco a poco" como los judíos fueron apartados de la sociedad.
Un día se les conminó al último vagón en el metro, otro se les prohibió ir al cine o al teatro, ha señalado como muestras de una apartamiento del que recuerda especialmente la obligación de llevar una estrella cosida a su ropa.
Con 9 años hasta le divirtió "esa decoración que otros no tenían", pero enseguida comprobó que le sirvió para que en la escuela dejara de tener amigos.
Pasó dos años escondido en una alquería, hasta ser descubierto y llevado a un campo de internamiento francés desde el que los judíos eran derivados a los de exterminio, pero gracias a su pasaporte turco fue deportado en tren a Estambul, desde donde regresó tras la guerra a Francia.
Antes del testimonio de Albert Barbouth, el presidente de la Federación de las Comunidades Judías de España, David Obadía, se ha referido también a la separación social de los judíos en aquellos años previos al Holocausto, cuando "la mayoría silenciosa no hizo nada".
"El negacionismo histórico es un peligro", ha sido la advertencia, por su parte, de Carmen Santiago, vicepresidenta del Consejo Estatal del Pueblo Gitano, además de apuntar que el pueblo romaní sigue padeciendo "algunos pogromos", cada vez que se ataca a la comunidad entera por lo que haya hecho alguno de sus miembros.
Es el riesgo de aunar el odio de unos y la indiferencia de una mayoría, según ha expuesto también Concepción Díaz Berzosa, vicepresidenta de Amical Mauthausen, antes de la plegaria del rabino Moises Bendahan y el encendido de velas, en el que han participado varios estudiantes junto a descendientes de deportados a campos de concentración, entre ellos Alberto Cortina Koplowitz. EFE