Madrid, 21 ene (EFE).- Descubridora de Carmen Mola, Lucía Berlín o Sara Barquinero, la editora y escritora María Fasce (Buenos Aires, 1969) se sumerge en los secretos y silencios de una familia en 'El final del bosque', ganadora del Premio de Novela Café Gijón 2024 y que llega ahora a las librerías.
La autora, que lloró cuando leyó por primera vez a Lucía Berlín preguntándose cómo era posible que nadie la conociera y que tardó unas pocas horas en hacer una oferta a Carmen Mola tras leer el manuscrito de 'La novia gitana', asegura que "no hay nada más poderoso que un libro" y que "la novela está más viva que nunca".
Directora literaria de Alfaguara, Lumen y Reservoir Books, Fasce dice que lo primero fue siempre la escritura, lo tuvo claro desde los seis años. "Siempre escribí y mandaba mis cuentos y poemas a periódicos y concursos", señala en una entrevista con EFE.
Hoy lo sigue haciendo, porque es fiel a la consigna de nunca publicarse a sí misma y los premios, dice, son una manera de validar su obra, como en este caso ha hecho un jurado integrado por Pilar Adón, Ricardo Menéndez-Salmón, Gioconda Belli, Marcos Giralt Torrent y Mercedes Monmany.
Empezó trabajando como periodista y en una entrevista un autor le dijo que buscaban a un editor en Emecé. Así arrancó, a los 23 años, su trayectoria en el mundo editorial, entre Buenos Aires y Madrid, que ha compaginado siempre con la de escritora, tiene una decena de libros publicados, como 'Las vidas de Elena', que fue finalista al Café Gijón en 2021 o 'Dos extraños', finalista al Nadal.
Con una estructura de novela negra que busca generar misterio y captar la atención del lector, 'El final del bosque' es un drama pesadillesco que habla del lastre que dejan los fantasmas familiares y del deseo como válvula de escape.
Fasce cuenta que todo empezó con un sueño que tuvo en abril de 2020. "Mis dos hermanos y yo pasábamos una temporada en una cabaña en el bosque de Peralta Ramos, que es un bosque mítico de nuestra infancia en Mar del Plata. Llovía y yo me asomaba a la ventana y veía a un hombre tirado en el barro, inmóvil".
Corrió a la cocina, para avisar a sus hermanos, pero ellos seguían tomando mate, como si nada, y Fasce tuvo la certeza de que uno de los tres tenía algo que ver con esa muerte.
"Siempre trabajo las novelas como una intriga, en el sentido de que tienes que averiguar algo, hay un misterio que se tiene que descifrar", señala. "Me preocupa mucho la atención del lector, yo me aburro muy rápido con los libros".
Como editora, dice que normalmente le bastan unas pocas páginas para saber cuándo "es un no", pero que el "sí" cuesta un poco más. "No es arrogancia, es que has leído muchos, muchos manuscritos".
Los libros que más le interesan, en español, son aquellos en los que intuye un talento y una historia pero también hay un trabajo por hacer. "Es como el que descubre a Claudia Schiffer por la calle y dice hay que hacerle un corte de pelo, pero que va a llegar lejos".
Eso sí, cuando le preguntan con quien le ha pasado algo así, se aferra al secreto profesional.
"La edición, el trabajo que haces con un manuscrito, es casi como el de un sacerdote", afirma. "Un editor no puede hacer nada si no está eso esencialmente en el libro, alardear de lo contrario sería como si el estilista de Kate Moss dijera que en realidad ella era fea; esas cosas no se dicen, todo el talento es del autor y el editor tiene ese trabajo humilde". EFE
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