
Las cancelaciones de última hora se encuentra sin duda en lo alto de las cosas que más detestan los restaurantes. Este verano, de hecho, un local francés se volvió viral cuando su dueño empezó a cobrar 15 euros por persona a los clientes que finalmente no acudieran a la mesa. “No pagamos a los empleados ni a los proveedores con billetes de Monopoly, mi restaurante es un negocio”, justificó el empresario, tras una decisión que desató una oleada de críticas, pero también de apoyo. “Soy restaurador —dijo uno de los comentarios a este asunto— y este tipo de situaciones, por desgracia, se han vuelto habituales. Entre reservas fantasma, cancelaciones de última hora y clientes que llegan muy tarde esperando ser atendidos igualmente, esto se ha convertido en un rompecabezas”.
Ahora, la polémica por este tema ha vuelto a saltar a las redes sociales y los medios de comunicación, esta vez por un caso en Italia. “50 profesores nos han dejado plantados”. Así ha resumido el tema, en el diario Corriere della Sera, el empresario Nico Acampora del restaurante PizzAut. La reserva realizada a través de la aplicación Fork, dada la gran cantidad de comensales previstos, movilizó a los trabajadores del establecimiento. Pero en lugar de una bulliciosa comida colectiva, el local se encontró con un salón repleto de mesas vacías y un daño económico imposible de mitigar en el último minuto. Toda la mesa, solicitada a principios del verano, quedó sin ocupar y el esfuerzo previo del personal, sin recompensa. El problema añadido es que PizzAut está gestionado por personas con autismo, que ponen un cuidado especial en preparar este tipo de reservas multitudinarias y que se ven muy afectadas por la frustración de una cancelación de último momento.
El hecho trascendió después de que el propio fundador relatara la anécdota en redes sociales y llamara, sin éxito, a cubrir en el último momento los espacios desocupados. En palabras de Acampora, “decidí pasar también por nuestro restaurante para ayudar con la preparación de la mesa para 50 personas, que había sido reservada a principios del verano”. Según su testimonio, la expectativa era enorme, ya que en la nota de la reserva se había señalado incluso la posibilidad de superar esa cifra.
“Logramos localizarlos demasiado tarde”
La confirmación de la ausencia grupal se materializó al filo del mediodía, lo que dejó poco margen al restaurante para buscar alternativas y llenar las mesas anuladas. Acampora recalcó: “Logramos localizarlos demasiado tarde incluso para encontrar otros clientes que llenaran las mesas. Nos dijeron que no vendrían y que habían intentado llamar para cancelar, pero que no pudieron porque en agosto estábamos cerrados. Sin embargo, PizzAut no tiene números de teléfono, las reservas y cancelaciones se hacen a través de la aplicación”.
Acampora, que no reveló el nombre de la escuela involucrada, subrayó: “Soy más correcto que ellos”. Mientras tanto, la invitación a otros docentes sigue abierta, con la esperanza de que sean “mejores que sus colegas”. Y finalizó: “¿Qué mensaje le dan a sus alumnos?”
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