Una abuela se niega a pagar sus facturas de luz porque le obligan a hacerlo por internet: “Cuando llegas a cierta edad te conviertes en insignificante”

La mujer, de 84 años de edad, se enfrenta a una deuda acumulada que ha ascendido desde los 575 euros iniciales hasta más de 1.600 euros y la amenaza de posibles cortes de suminstro por impago

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La digitalización de las gestiones cotidiana implican en gran medida un avance en comodidad y conveniencia, pero no todos los ciudadanos ven con buenos ojos la transición del papel a internet en trámites como el pago de recibos. Uno de estos casos es el de Pat Arrend, residente de Moulsecoomb (Reino Unido) de 84 años, que se enfrenta una deuda acumulada de 1.400 libras con British Gas a raíz del cambio forzoso a la facturación en línea.

Según declaraciones de la anciana recogidas por The Argus, el incidente comenzó a principios del año pasado, cuando British Gas anunció que dejaría de emitir facturas en papel para pasar a un sistema completamente digital. Arrend sostiene que tras recibir garantías verbales de que aún podría acceder al formato tradicional y pagar presencialmente, “desde esa fecha no recibí ninguna factura y simplemente seguí esperando y esperando”. Con el paso de los meses, el saldo pendiente se multiplicó de 500 libras (unos 575 euros), comunicado por carta sin haber recibido notificación previa, hasta el monto actual de 1.400 libras (más de 1.600 euros), acompañado por insistentes comunicaciones de abogados en representación de la empresa.

La afectada enfatiza su trayectoria previa como pagadora puntual, asegurando que “antes de esto nunca les debí un penique”. El giro tecnológico, lejos de facilitar las gestiones, la ha dejado en una posición dependiente de sus hijos para saldar cuentas en línea, situación que califica de inaceptable. “No puedo ser la única persona de mi edad que esta pasando por esto. Cuando llegas a cierta edad te conviertes en una persona insignificante, pero esta persona insignificante será escuchada”, afirmó.

Miedo al corte de suministro

El malestar no solo radica en la imposibilidad técnica. “Ellos confían en que tengamos a alguien que pueda ayudarnos a hacer los pagos en línea. No se trata solo de mi independencia, sino también de mi privacidad”, recalca la mujer a The Argus. Sus hijos han intervenido en múltiples ocasiones para tratar de resolver la situación, sin que hasta la fecha se haya ofrecido una solución acorde a lo prometido inicialmente.

Una anciana revisa sus facturas.
Una anciana revisa sus facturas. (Freepik)

A la inquietud por el procedimiento de cobro se suma el temor a la suspensión del servicio, especialmente después de que los abogados contratados por la empresa le preguntaran si guardaba medicamentos en la nevera, detalle que según la afectada podría indicar la posibilidad de que British Gas esté considerando un corte de suministro. “Me resultó bastante inquietante porque los abogados me preguntaron si vivía sola, lo que me hizo preocuparme por quién estaba al otro lado de la línea”, expresó.

Desconfianza hacia los pagos digital

En un entorno marcado por la preocupación por los fraudes en internet, la hija de Arrend, Nicki, subraya la desconfianza que despierta el pago digital entre los adultos mayores: “Ella no quiere hacer pagos grandes en línea o por teléfono. ¿Cómo sabes con quién estás hablando?”.

Tras 55 años de residencia en su actual vivienda, Arrend denuncia que esta disputa con la compañía energética ha perturbado su descanso y elevado su nivel de estrés. Pese a las presiones legales, la afectada sostiene su negativa a saldar la deuda mientras no se restablezca la opción de facturación en papel: “No tengo intención de pagar a los abogados porque British Gas creó este problema”.