
El helado es el postre por excelencia de los meses estivales, y eso nadie lo duda. Así lo demuestra un estudio de consumo elaborado por Just Eat y que analiza los datos de 2024 para concluir que un 85% de los encuestados consume este frío dulce durante el verano.
Pero para los verdaderos amantes de este refrescante producto, también el otoño y el invierno son buenas fechas para disfrutarlo. España en general y Madrid en particular viven un auténtico boom de heladerías artesanales, negocios que lo apuestan todo por el producto de calidad, la elaboración tradicional de siempre y unos sabores que enamoran.
Para endulzar la vuelta de las vacaciones, y aferrarnos al verano y sus interminables tardes de paseos, charlas, cucuruchos y tarrinas, ofrecemos una lista de algunas de las heladerías artesanales que triunfan en la capital, cada una de ellas con una propuesta única y, a su manera, exitosa.
Dai Gelato
Esta pequeña heladería artesanal de barrio, ubicada en Las Águilas, ha conseguido en solo 8 meses conquistar tanto a sus vecinos como a los mayores expertos en la materia. Este negocio liderado por el chef heladero Ricardo Nieto se encuentra en la calle José de Cadalso 88, ha conseguido este año un Solete Repsol gracias a sus helados artesanales, elaborados diariamente con productos naturales y de calidad. Todos ellos tienen como base la leche Madriz, fruto de una empresa de producción local conformada por una cooperativa de familias ganaderas madrileñas.
La calidad y la cuidada selección de cada ingrediente se ven reflejadas en cada uno de sus sabores, los cuales cambian con frecuencia. En su vitrina podemos encontrar desde opciones de siempre como chocolate, fresas naturales o turrón, hasta alternativas tan originales como su helado de torrija, el de trufa con naranja, el de doble cacahuete o el de ‘cheesecake’, que elabora con el premiado queso de cabra Monte Enebro, producido en La Adrada (Ávila).
Colosso
Los conceptos que unen helados artesanales con café de especialidad están pisando fuerte en la capital. Es el concepto que defienden también en Colosso, una nueva apertura en el barrio de Chamberí que presume de helados artesanales y una inspiración mediterránea. Más concretamente, es la tradición italiana la que guía el proyecto, liderado por el maestro heladero argentino Julio Bertoni.
Los helados de Colosso se elaboran con ingredientes premium y siguiendo un paso a paso artesanal, cuentan con un precio que parte desde los 3 euros, con sabores como el de pistacho, chocolate y fresa. Desde la marca, aseguran querer “transformar cada helado en una obra de arte que sorprenda”. Los encuentras en Plaza de Santa Bárbara, 6.
Kalúa
Su tamaño y, sobre todo, su cremosidad, han hecho famosos a los helados de Kalúa. El negocio nació en Buenos Aires, Argentina, allá por 1982, y aterrizó en España en 2003 para deleitarnos con su rico helado durante todo el año, primero en Málaga y más tarde en Madrid. En la capital cuentan con dos locales (Calle Fuencarral, 131 y Calle Ibiza, 21).
Es la favorita de muchos en la capital, no solo por la enorme variedad de sabores que ofrece, sino por lo fieles que estos son al nombre que llevan. Entre sus más de 40 sabores, encontramos algunos que harán las delicias de los más golosos, como Oreo, Muerte por chocolate o Kinder Bueno, algunos de sus best sellers.
Kala

Con dos locales en Madrid y otros en Sevilla y Málaga, Kala ha iniciado toda una tendencia: la de los helados de yogur griego. Los suyos están elaborados con ingredientes completamente naturales y se preparan de manera artesanal, complementándose además con toppings de frutas frescas, miel, frutos secos, granola artesanal, compotas artesanales o cremas como la de pistacho. El helado de Kala se elabora con yogur traído directamente desde Grecia y con kéfir, un fermento natural reconocido por sus beneficios para la digestión y la salud intestinal. Una opción ideal, pues, para disfrutar también si queremos cuidarnos tras el verano.
Fundado por la joven Nerea Albors, este proyecto cuenta además con una estética de lo más reconocible, una decoración que se inspira en las islas griegas con colores blancos y azules que nos teletransportan a este rincón del mediterráneo. Además, su propuesta incluye opciones para personas veganas, intolerantes a la lactosa y celiacos.
Los Alpes

Los Alpes es la heladería abierta más antigua de toda la ciudad de Madrid y también la favorita del chef Ricardo Sanz. “Es mi heladería favorita, artesana y de toda la vida. Siempre pido el helado de chocolate Guanaja. No hay otra igual”, asegura el chef sobre este local abierto en 1950. Esta legendaria heladería fue fundada por un matrimonio de un italiano y una española, que comenzaron a vender sus helados artesanos en Chamberí. A día de hoy, sus nietos siguen regentando el negocio familiar, siguiendo la receta original italiana que su abuelo les transmitió desde niños.
En la actualidad, la tercera generación de maestros heladeros tienen en exposición 65 sabores diferentes, llegando a elaborar hasta 120 variedades distintas al año. También ahora tienen dos tiendas de venta al público. La de “toda la vida” en el barrio de Chamberí, en la calle Arcipreste de Hita nº 6; y otra en la zona noroeste de Madrid, en Torrelodones, en la calle Agapito Martínez nº 1.
Para sus helados, en Los Alpes tratan de utilizar la mejor materia prima de temporada, tratando de traerla directamente desde aquellos lugares donde se cultiva en su mejor versión. Los limones vienen de Murcia; la avellana, de Reus; el pistacho, de Sicilia; la piña, desde Costa Rica. Las fresas son de la variedad Mara de Bois, cultivadas de acuerdo con la normativa de agricultura ecológica en la finca Monjarama. Todo es fresco y sin conservantes.
La Tramontana

Este pequeño local de 42 metros cuadrados, ubicado en el corazón del barrio Las Rosas, es una de las mejores aperturas recientes en lo que a heladerías se refiere. Iván Abachian y Alejandro De Miguel son los heladeros detrás de La Tramontana, ambos con una amplia trayectoria en su ámbito, tanto en España como en Italia y Argentina. En 2021 decidieron abrir esta heladería, que ahora ha recibido por primera vez un Solete Repsol. Desde allí mismo elaboran, a la vista del cliente, una carta con unos 20 helados artesanales que renuevan casi a diario.
“La artesanía es el ingrediente principal de su oferta: ingredientes naturales, azúcares contenidos y una cantidad de grasa justa para perfilar la cremosidad perfecta en cada receta”, dicen sobre sus helados Sara Peral y Jorge Muñoz, los chefs del restaurante OSA. Presumen además del origen de sus ingredientes, dando preferencia a los productos locales, de la Comunidad de Madrid o sus alrededores: la leche proviene de la granja Los Combos en Móstoles, la nata de Alovera en Guadalajara, y los barquillos de Gonzalo Ríos en Cantabria.
Campo a Través
Podríamos definir esta última propuesta como una microheladería de proximidad. Y es que para probar los helados de Campo a Través hay que salir de la ciudad y acercarse a donde todo este proceso se inicia realmente, al campo donde las vacas pastan para luego dar la leche que acaba en una bola sobre nuestros cucuruchos. Con este proyecto ubicado en San Lorenzo de El Escorial, Paula López y Mariluz Villegas, sus fundadoras, quisieron rendir homenaje al campo, elaborando helados y otros fermentos lácticos con leche de cabra de pastoreo de manera artesanal y con periodicidad diaria. No hay sabores fijos, ya que van variando en función de la temporada y de productos que llegan de proveedores de confianza de diferentes puntos de España.
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