Una experta en neurociencia explica la razón por la que la gente está obsesionada con los Labubus: “Se trata del efecto arrastre”

Estos muñecos de peluches coleccionables se han convertido en todo un fenómeno en redes sociales, llegando a casi todos los rincones del mundo

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La gente mira muñecos Labubu
La gente mira muñecos Labubu en la tienda insignia de Pop Mart en Shanghái, China. (Montaje Infobae con imágenes de REUTERS/Go Nakamura y @neuroloren/TikTok)

Sus ojos saltones, su amplia sonrisa con colmillos y su pelaje suave se han convertido en todo un fenómeno. Los Labubus, unos muñecos de peluche coleccionables cuyo origen se ubica en China en 2015, han llegado a casi todos los rincones del mundo gracias, en gran parte, a los unboxings publicados en redes sociales.

La fiebre del coleccionismo, sin embargo, no se estanca ahí: Sonny Angels, Smiskis o los Funkos. Son muchos los que no pueden resistirse a cualquiera de estas modas y llenan sus bolsos, móviles, hogares y estanterías con figuras que pueden llegar a ser bastante caras.

En muchas ocasiones, estas tendencias son pasajeras. Tras un pronunciado pico en el que la mayoría de gente consume en masa el producto, su popularidad se desinfla, generalmente por la saturación que provoca ver dichos muñecos en todas partes. En cuanto a los Labubus, pese a que llevan en el mercado más de diez años, es en los últimos meses cuando han experimentado un profundo crecimiento en las ventas, haciendo que sus nuevas versiones y colecciones sigan agotándose incluso en pocos minutos.

La experta en neurociencia Loren ha destacado en un reciente vídeo publicado en la red social de TikTok (@neuroloren) que la respuesta a esta obsesión “está en cómo funciona tu cerebro”: "Hay varios sesgos cognitivos, es decir, atajos mentales, detrás de la popularidad de esos muñecos".

Escasez y FOMO

La fiebre por los Labubus ha provocado que en distintos establecimientos de todo el mundo se agoten las existencias. Esta escasez, según destaca la experta en neurociencia, provoca que parezcan “imposibles de conseguir, así que tu cerebro los valora aún más”.

Esto tiene relación con el FOMO (Fear of Missing Out), “miedo de perderse algo” en español. Esta condición psicológica se caracteriza por la ansiedad que se experimenta al pensar que otros están disfrutando de experiencias sin que nosotros estemos participando en ellas.

Un juguete Labubu cuelga del
Un juguete Labubu cuelga del bolso Hermes de un pujador en una subasta de Yongle International Auction en Pekín, China. 10 de junio de 2025. (REUTERS/Tingshu Wang)

Así, mientras algunos han podido conseguir su ansiado Labubu, otros temen quedarse fuera de una moda que, en la actualidad, tiene una gran vigencia. Este FOMO, por tanto, “activa la sensación de urgencia”.

Efecto arrastre y sesgo de novedad

"Si todos lo tienen, tú también quieres uno”, explica Loren. Esto se denomina efecto arrastre: las redes sociales han potenciado que deseemos gran parte de los productos que vemos en Instagram o TikTok. Así, al haberse adueñado estos muñecos de los feeds, muchas personas quieren sumarse a la moda, pese a que, si no hubiese sido tal su popularidad, posiblemente no se hubiesen fijado en ellos. “Lo que empieza como una tendencia se convierte en una obsesión colectiva”.

Junto a esto se encuentra el sesgo de novedad: “Su diseño raro kawaii engancha”. Y es que no existían otros peluches en el mercado que se les pareciese, lo que provoca que se perciban como algo completamente original.

Efecto halo

Por último, la experta en neurociencia destaca que el efecto halo provoca que las personas vean a los Labubus mucho más adorables de lo que en realidad son. En esto influyen su diseño llamativo y el hecho de que existe toda una comunidad de coleccionismo: al ver a mucha gente a los que les fascinan, es fácil que ese entusiasmo se extienda y se termina apreciando más aún la figura.

Noticias del día 01 de septiembre del 2025.

“Esto no es solamente un muñeco, es un cóctel de sesgos cognitivos que hackean tu mente”. Así, Loren demuestra que la psicología y la forma en la que funciona nuestro cerebro tiene un papel fundamental en la formación de tendencias.