Comprobado: vivir cerca del mar alarga la vida

Un estudio estadounidense ha relacionado la proximidad a la costa con una mayor esperanza de vida

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Vista de la playa de
Vista de la playa de Sa Mesquida, Menorca, a 15 de agosto de 2025. (EFE/David Arquimbau Sintes)

Cerrado el mes de agosto, los turistas se despiden un año más de la costa y regresan a las ciudades de interior, volviendo descansados y con una sensación de bienestar. No es solo el parón de trabajar por las vacaciones: vivir cerca de la playa podría tener beneficios tangibles para la salud a largo plazo, según un reciente estudio publicado en la revista Environmental Research.

Investigadores de la Universidad de Ohio han llevado a cabo un análisis de más de 66.000 áreas censales estadounidenses para observar el efecto del agua del mar en la salud. Los resultados muestran que las personas que viven cerca de la costa tienen una esperanza de vida mayor que quienes residen en el interior. En palabras del estudio, “la proximidad a aguas costeras (dentro de 50 km) se asocia positivamente con la esperanza de vida”, mientras que “la proximidad a cuerpos de agua interiores (≥20 km²) se asocia negativamente”. Aquellos que residían cerca de la costa tenían una esperanza de vida promedio de un año o más por encima de la media nacional, de 79 años. Esta diferencia se mantiene incluso al ajustar por variables socioeconómicas y ambientales.

La respuesta no se replicaba con otras masas de agua: quienes residían en zona urbanas, pero cerca de ríos o lagos de al menos 10 kilómetros cuadrados, tenían una esperanza de vid de 78 años, uno por debajo del promedio estadounidense. Los autores sugieren que en entornos urbanos, la presencia de aguas interiores puede asociarse a mayor contaminación, riesgo de inundaciones o desigualdades sociales, mientras que en áreas rurales podría aportar beneficios ambientales y recreativos.

¿Por qué afecta la costa a la longevidad?

La playa de La Guardia,
La playa de La Guardia, en Salobreña, Granada (Adobe Stock).

El análisis identificó varios factores que explican esta disparidad. Las zonas costeras presentan temperaturas más moderadas, menos días de calor extremo, mejor calidad del aire y mayor acceso a actividades recreativas. Además, los residentes de la costa suelen tener ingresos más altos, lo que se asocia a una mayor esperanza de vida; y menor exposición a contaminantes como el humo de incendios o partículas finas. Por ejemplo, la media de días de calor extremo en áreas cercanas a aguas interiores fue de 21 días al año, frente a solo 2,2 días en zonas costeras. La concentración anual de partículas contaminantes también resultó más baja en la costa (0,52 μg/m³) que en el interior (0,78 μg/m³).

“El factor más influyente es el número de días de calor extremo, lo que sugiere que la exposición a altas temperaturas es clave en las diferencias de esperanza de vida entre áreas cercanas a la costa y al interior”, señala el artículo. Por el contrario, las zonas cercanas a aguas interiores, especialmente en áreas urbanas, enfrentan mayores riesgos ambientales, como temperaturas extremas, mayor contaminación atmosférica y menor ingreso medio.

El estudio concluye que la integración de espacios azules y otros factores ambientales y socioeconómicos en la planificación urbana, el desarrollo residencial y el diseño de entornos de atención sanitaria puede contribuir a mejorar la esperanza de vida y la equidad en salud. Se recomienda promover el acceso equitativo a los beneficios ambientales tanto en áreas urbanas como rurales.