Estos son los 5 errores que nos hacen menos inteligentes cada día, según un doctor: “Nos impiden ser la mejor versión de nosotros mismos”

El cuidado de nuestro bienestar general y la estructura a la hora de realizar ciertas tareas pueden favorecer el rendimiento o el aprendizaje

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Ciertos hábitos o la forma
Ciertos hábitos o la forma en la que estructuramos nuestras tareas diarias pueden influir en el coeficiente intelectual efectivo (Freepik)

La manera en la que cuidamos nuestro bienestar general y específicamente nuestro cerebro repercute en quiénes somos. Los hábitos que tenemos, la forma en la que entrenamos nuestro cerebro e incluso la gente de la que nos rodeamos tiene un impacto más significativo de lo que creemos en nuestro coeficiente intelectual efectivo, que es la combinación de nuestro rendimiento y la aplicación práctica de la inteligencia, entre otros.

Así lo ha destacado el doctor Alexander Puutio en un artículo publicado en el medio especializado en salud mental y ciencias del comportamiento Psychology Today. Puutio es doctorado en Derecho y doctorando en Economía, así como maestro en Historia y estudiante de Psicología. En las universidades de Harvard y Columbia imparte clases sobre desempeño organizacional y liderazgo.

Tal y como destaca el profesional, existen una serie de errores muy comunes que, aunque parezcan inofensivos, a medio y largo plazo repercuten en nuestra actividad cerebral e inteligencia: “Nos impiden ser la mejor versión de nosotros mismos”.

Olvidarnos de entrenar el cerebro

Muchas personas consideran que esta parte fundamental de nuestro cuerpo no necesita ser trabajado, por lo que establecen ellos mismos un techo mental que no les permite seguir creciendo. La capacidad no es innata ni inmutable, sino que la inteligencia “se puede construir mediante el esfuerzo y la estrategia”: "Esto hace aún más triste que muchos de nosotros sigamos actuando como si nuestro techo mental fuera fijo, a pesar de que la puerta a la mejora está abierta de par en par y ni siquiera nos damos cuenta", destaca Puutio.

Una mujer escribiendo en una
Una mujer escribiendo en una libreta (Freepik)

No dormir lo suficiente

Múltiples estudios y expertos señalan la importancia del correcto descanso para nuestro bienestar general y, sin embargo, todavía muchas personas no descansan las horas suficientes para llevar a cabo la reparación del cuerpo, generalmente por el estrés que conlleva la vida diaria.

“Dormir es el momento en que el cerebro retoma, repara y reconfigura lo aprendido durante el día”, explica Puutio. Por este motivo, si no se descansan las horas necesarias, el rendimiento se verá afectado, por ejemplo en la toma de decisiones, el tiempo de reacción, la atención, la memoria o el estado de ánimo, entre otros.

Beber alcohol en exceso

El alcohol es un depresor del sistema nervioso central, por lo que afecta a aspectos como el juicio o la coordinación motora. Un abuso de esta sustancia puede generar problemas de memoria a corto y largo plazo, pero también un significativo deterioro cognitivo cuando el consumo es frecuente y excesivo.

Cuál es el efecto del alcohol en el cerebro.

Este daño, además, puede llegar a ser irreversible. Según indican los expertos de MedlinePlus, el alcohol incluso puede llegar a reducir el tamaño de ciertas áreas del cerebro, afectando a la capacidad de aprendizaje, la concentración y el pensamiento lógico.

No dar una estructura a nuestro cerebro

Muchas personas se enfrentan diariamente al problema de la procrastinación: no organizan sus tareas diarias o, si lo hacen, acaban por incumplirlas y postergarlas interminablemente. El doctor Puutio señala que esto es un problema porque produce un desenfoque con respecto a nuestros objetivos y plazos, “saboteando cualquier chispa de creatividad que esperábamos despertar”.

Estar rodeados de “mala compañía”

El profesor de Harvard y Columbia señala que someter al cerebro a “un flujo constante de información negativa, indignación y distracciones de bajo nivel” provoca un efecto en el rendimiento. Todos esos comentarios que se escuchan a nuestro alrededor (por ejemplo, en un entorno laboral o estudiantil) y que constantemente están incidiendo en aspectos negativos (el cansancio, la pereza, el agobio...) acaban mermando inconscientemente el estado anímico propio: “Tu base mental cambia silenciosamente para adaptarse a la dieta emocional que recibes”.

Así, aunque parezcan ciertos comentarios sin importancia, tienen un impacto en las emociones, la productividad, el interés o las ganas de realizar ciertas tareas, y todo ello repercute en nuestro rendimiento y, por ende, nuestra inteligencia.