Una pareja se gasta 18.000 euros en un crucero esperando que fuese la mejor experiencia de su vida y terminan viviendo un infierno: “Fue horrible”

El viaje prometía confort, atención personalizada y paisajes inigualables, pero la realidad no pudo estar más lejos de la expectativa

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Una pareja se gasta 18.000
Una pareja se gasta 18.000 euros en un crucero esperando que fuese la mejor experiencia de su vida y terminan viviendo un infierno. (Canva)

El sueño de John y Rosemary Kaasa era sencillo: recorrer los principales ríos de Europa durante dos semanas en un crucero fluvial de alta gama para celebrar que podían volver a viajar tras superar un grave problema de salud. Para ello, la pareja de Atlanta desembolsó 22.000 dólares (unos 18.000 euros) en lo que la empresa presentaba como “la mejor experiencia de sus vidas”.

El viaje prometía confort, atención personalizada y paisajes inigualables, pero la realidad no pudo estar más lejos de la expectativa. Lo que debía ser una aventura inolvidable se transformó, para ellos y otros pasajeros, en una serie de episodios desagradables que terminaron con diagnósticos médicos y una creciente frustración.

Tal y como explicaron los dos protagonistas, todo comenzó al principio del itinerario, cuando se dieron cuenta de que su cabina no tenía una ventilación adecuada y la tripulación no era capaz de resolver los fallos técnicos que había. La incomodidad y el ambiente cargado se convirtieron en el primer obstáculo.

Primera señal de alarma: problemas de salud a bordo

Al estar en un entorno tan asfixiante dentro del crucero, varios pasajeros empezaron a presentar síntomas respiratorios. “Caminaba por el pasillo y lo único que se oía era gente tosiendo en una habitación tras otra”, afirmó John Kaasa al canal local Channel 2 de Atlanta, según las declaraciones recogidas por Money Wise. El clima dentro del barco favoreció la transmisión de infecciones y tanto John como Rosemary fueron diagnosticados con bronquitis poco antes de terminar la travesía.

La situación alcanzó un punto sin retorno. “No había forma de escapar. Fue horrible”, resumió John Kaasa acerca del malestar generalizado y la falta de respuesta efectiva del personal. Convencidos de que les habían prometido una experiencia completamente distinta, los Kaasa decidieron solicitar explicaciones y reembolsos.

Una respuesta que deja insatisfechos a los clientes

La declaración inicial de la compañía fue ofrecerles como compensación un crédito de 1.000 dólares aplicable a futuras reservas, según la reclamación tramitada por Rosemary Kaasa al director ejecutivo de Viking Cruises. La propuesta fue insuficiente para la pareja, que esperaba algún tipo de retribución económica tras el deterioro de su salud durante el viaje.

Tras insistir y elevar su caso a los medios de comunicación, obtuvieron finalmente una solución negociada, aunque consideran que solo la presión mediática logró modificar la postura de la empresa. “Estábamos más que enfadados, simplemente muy, muy decepcionados”, expresó John Kaasa tras el desenlace.

Imágenes del crucero y declaraciones de los familiares de las personas retenidas con visados falsos (EFE)

Los obstáculos para reclamar compensaciones a las grandes compañías de turismo forman parte de una realidad frecuente. El asesor de consumo Clark Howard advirtió que suele ser más fácil pagar por adelantado un viaje que conseguir el reembolso cuando la experiencia no llega a los estándares prometidos.

Recomendaciones para futuros viajeros

Las dificultades que experimentaron los Kaasa exponen la importancia de actuar con precaución antes de realizar grandes inversiones en vacaciones. Los expertos en consumo recomiendan:

  • Comprobar las condiciones de cancelación antes de contratar cualquier paquete turístico, especialmente cuando el pago anticipado cubre la mayor parte del costo total.
  • Analizar la conveniencia de adquirir seguro de viaje que cubra enfermedades, retrasos o imprevistos, incluso si aparenta ser un costo adicional innecesario.
  • Documentar cada incidente y elevar las reclamaciones tan pronto como surja un problema, recurriendo a organismos de defensa del consumidor o asociaciones sectoriales si la respuesta de la empresa no satisface las expectativas.