Una estadounidense que se mudó a Málaga se siente culpable porque los malagueños no pueden tener una casa como la suya: en el centro y paga 1.300 euros de alquiler

La extranjera estudia castellano en una académica que le permite residir en España con el visado de estudiante mientras busca trabajo

Guardar
Vista aérea de la Catedral
Vista aérea de la Catedral y la ciudad de Málaga. (Europa Press)

Vivir en el centro de Málaga, a escasos metros de la Alcazaba, permite contemplar desde la terraza la silueta de la Santa Iglesia Catedral Basílica de la Encarnación. Esta experiencia, que para muchos turistas resulta efímera, se ha convertido en la cotidianidad de una mujer estadounidense que decidió transformar su vida tras años de desgaste profesional y personal en Arizona (EEUU). Su relato, recogido por Business Insider, ilustra el proceso tras dejar atrás el ritmo frenético de Estados Unidos para instalarse en el sur de España.

La protagonista, con más de nueve años de experiencia en la industria hipotecaria y jornadas laborales que superaban habitualmente las 55 horas semanales, describe un nivel de agotamiento que la llevó a replantearse sus prioridades. El contraste entre la cultura laboral estadounidense y la española fue determinante en su decisión. Según explica, en Estados Unidos la vida gira en torno al trabajo, mientras que en España se percibe una clara preferencia por el disfrute del tiempo personal.

El entorno social y político de Arizona también influyó en su decisión. Aunque, cuenta, residía en una zona progresista de Phoenix, la cultura conservadora predominante y la presencia constante de armas le generaban una sensación de inseguridad y estrés. Como mujer queer, buscaba un ambiente más inclusivo y seguro, lejos de la tensión permanente que sentía en su vida diaria en Estados Unidos.

Tras más de un año de preparación, la decisión se materializó: renunció a su empleo, vendió su coche y su casa, y se deshizo de la mayoría de sus pertenencias. El destino inicial era Barcelona, atraída por la idea de una gran ciudad costera, pero la recomendación de un amigo la llevó a reconsiderar y elegir Málaga. Esta ciudad, de tamaño medio y reconocida por ser el lugar de nacimiento de Pablo Picasso, ofrecía un ambiente más acorde a sus expectativas.

Una estadounidense que pasa de perfil el problema de la vivienda

Durante la búsqueda de vivienda, utilizó la plataforma Idealista para contactar con una treintena de anuncios, aunque la respuesta fue escasa. Finalmente, consiguió un apartamento de dos habitaciones, con aire acondicionado central, lavavajillas y una amplia terraza, de aproximadamente 84 metros cuadrados. El alquiler mensual, detalla, ronda los 1.325 euros, una cifra que considera asequible en comparación con los precios de Estados Unidos, aunque reconoce que el mercado inmobiliario local ha experimentado incrementos, aunque menos pronunciados que en su país de origen.

España se rebela contra un modelo turístico insostenible: “El malestar social aumentará tras un verano que puede batir récord de llegadas”.

La venta de su casa en Arizona le permitió contar con ahorros suficientes para afrontar el precio de vida en Málaga, aunque admite sentir cierta culpa al saber que muchos residentes locales no pueden acceder a viviendas similares. Por ello, ha buscado formas de contribuir a la comunidad, como el voluntariado en el cuidado de colonias de gatos callejeros.

Llegó a España con una visa de estudiante, recomendada por su abogado, y se inscribió en una escuela de idiomas en Málaga. El programa, de 48 semanas, se ampliará con otro periodo similar, con el objetivo de alcanzar un nivel de fluidez suficiente para, eventualmente, matricularse en la facultad de derecho de la Universidad de Málaga. Mientras tanto, se mantiene con sus ahorros y busca empleo en la ciudad.