Las 5 cosas que nunca descuidan las parejas más duraderas, según una psicóloga

Aquellas personas que abordan abiertamente sus miedos, aspiraciones y experiencias diarias consiguen crear un vínculo más resistente

Guardar
Una pareja de ancianos (Shutterstock)
Una pareja de ancianos (Shutterstock)

Uno de los mitos sobre las relaciones a largo plazo es que con el tiempo las parejas se quedan sin temas de conversación. Frases como “ya no tenemos nada que decirnos” aparecen cuando la rutina se impone, las ocupaciones diarias consumen el tiempo y el diálogo se centra en temas prácticos, como la organización del hogar o la logística familiar. Sin embargo, la experiencia de especialistas en relaciones de pareja indica un escenario diferente. Las parejas que reportan mayor satisfacción mantienen conversaciones diarias sobre asuntos que consideran importantes, lo que fortalece la conexión emocional y evita la sensación de estancamiento.

El análisis de los hábitos de comunicación en parejas estables demuestra que la interacción constante va más allá de lo funcional. Lejos de limitarse a intercambiar información rutinaria, dedican parte de su diálogo a compartir impresiones, expectativas y emociones. Suelen considerar que nunca han terminado de conocerse por completo, por lo que se interesan regularmente en las experiencias y sentimientos del otro. De esta manera, alimentan la complicidad y mantienen viva la chispa que caracterizó los primeros años de convivencia. Para Mark Travers, un psicólogo especializado en las relaciones de pareja, la clave está en cinco puntos básicos y fáciles de incorporar en el día a día.

El estado de la relación

Travers, en un artículo publicado en CNBC, destaca la costumbre de hablar abiertamente sobre el estado de la relación. Las parejas más conectadas realizan preguntas directas para conocer si el otro se siente querido, apoyado o satisfecho con la dinámica diaria. En ocasiones, expresan gratitud, recuerdan momentos significativos o anticipan planes en común. Este hábito de revisar el estado del vínculo permite advertir pequeñas molestias antes de que escalen y refuerza la seguridad afectiva en ambos miembros.

Intereses y pasiones actuales

Las parejas estables muestran curiosidad por los intereses del otro, incluso si no los comparten en su totalidad. Para el psicólogo, compartir el entusiasmo por una nueva canción, un libro, un deporte, una receta o un video gracioso se convierte en una oportunidad de renovación. Al intercambiar los gustos e intereses actuales, confirman que siguen creciendo juntos y promueven la sorpresa mutua cada día. El interés por las pasiones del otro refuerza la idea de compañerismo y apoyo.

Una pareja practica senderismo en
Una pareja practica senderismo en la montaña (Shutterstock)

Proyectos y sueños a futuro

Las conversaciones sobre el futuro ocupan un lugar asegurado en la vida diaria de las parejas felices. Más allá de los objetivos inmediatos o materiales, hablan de aspiraciones profesionales, personales y familiares. Piensan en mudanzas, viajes, posibilidades laborales, hijos o proyectos personales, pero también dedican tiempo a planes hipotéticos que pueden no concretarse en el corto plazo, como cambios radicales de vida, ideas para un año sabático o viajes exóticos. Soñar, compartir aspiraciones y planear en conjunto refuerza el sentido de propósito común y alinea los valores de la pareja.

Miedos y factores de estrés

Travers asegura que en los vínculos sólidos no hay reservas a la hora de hablar sobre preocupaciones o miedos. El espacio que se construye día a día permite compartir inseguridades laborales, inquietudes personales o ansiedades sobre la propia relación. Estos diálogos ofrecen alivio y contención, porque ambos saben que pueden expresar vulnerabilidades sin temor a juicios o reproches. La práctica de hablar de lo que incomoda reduce la carga emocional y evita interpretaciones erróneas o conflictos innecesarios.

¿Puede la genética determinar tu salud mental? Un gen define cómo respondemos ante el estrés.

Compartir pensamientos aleatorios

El intercambio espontáneo de pensamientos es una característica distintiva de las parejas conectadas. No hace falta que las charlas sean profundas o trascendentes: a menudo surgen preguntas sin respuesta, ocurrencias insólitas o reflexiones casuales. Compartir pensamientos al azar, ideas graciosas o teorías inusuales añade una dimensión lúdica, fomenta la risa y fortalece el sentido de intimidad. Este tipo de conversaciones refuerza la complicidad y baja la presión de sostener permanentemente diálogos serios o estructurados.