¿Cuándo llegarán a España los coches autónomos?: avances técnicos, proyectos en marcha y el reto de la normativa

Diversas entidades han experimentado con vehículos autónomos en España, con especial foco en el transporte público, la logística y las flotas corporativas

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Un hombre montado en un
Un hombre montado en un coche de conducción autónoma. (Canva)

El avance de la conducción autónoma sigue su curso en todo el mundo, y en España ya nos preparamos para recibirla. La implantación masiva de vehículos que conducen sin intervención humana se encuentra a las puertas de un cambio regulatorio y tecnológico inédito, mientras Estados Unidos, Alemania y China aceleran la comercialización de niveles avanzados. En España, fabricantes y centros tecnológicos mantienen una agenda activa para acelerar esta transición, pero el proceso depende tanto de la innovación técnica como de los marcos legales y la adopción social.

La Sociedad de Ingenieros de Automoción (SAE) clasifica la automatización en vehículos en seis niveles, que van desde la conducción tradicional hasta sistemas completamente autónomos. En la actualidad, los modelos disponibles en el mercado español suelen ofrecer tecnología SAE 2, que permite operar dirección y velocidad bajo supervisión, según El Economista. El acceso a tecnologías SAE 3 y 4 avanza en escenarios de prueba limitados, impulsado por proyectos financiados a través de fondos europeos y nacionales.

El impulso español: proyectos y pruebas en marcha

Diversas entidades han experimentado con vehículos autónomos en España, con especial foco en el transporte público, la logística y las flotas corporativas. Ana Paul, directora de Innovación Tecnológica del Centro Tecnológico de Automoción de Galicia (CTAG), destacó al medio citado que la colaboración entre empresas, proveedores y organismos científicos acelera el desarrollo local de soluciones avanzadas.

A través del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, y bajo la primera convocatoria del Perte del Vehículo Eléctrico y Conectado (VEC), se financiaron tres grandes proyectos centrados en la movilidad autónoma y la conectividad. Renault Group lidera uno de ellos con 3,8 millones de euros, y otras iniciativas recaen en Ficosa y Avanza Zaragoza, abarcando experimentos en infraestructuras de pruebas y vías públicas. Estas compañías, junto con casi treinta entidades colaboradoras, validan tecnologías de comunicación entre vehículos (V2V), con peatones (V2P) e infraestructura (V2I), bases técnicas para la movilidad automatizada y segura.

Entre los corredores donde se prueban estos sistemas, figura el circuito ADAS/CAV de Applus+ IDIADA, que recientemente sirvió para el desarrollo del proyecto SELFY. Durante estos ensayos, los ingenieros evaluaron situaciones como el reconocimiento de peatones vulnerables y la protección frente a ciberataques. En uno de estos ejercicios, un coche atacado digitalmente transmitió información falsa sobre su entorno, lo que permitió probar la robustez del sistema de filtrado de datos y los mecanismos de respuesta seguros.

La multinacional Bosch despliega en España proyectos con sensores avanzados, radares, cámaras y sistemas de inteligencia artificial que apuntan al SAE 3 y superior. La firma suma más de siete millones de euros en fondos del Perte VEC y colabora con fabricantes para acelerar la llegada del nivel 3 de autonomía, que permite circular sin intervención directa bajo control algorítmico.

Seguridad, regulación y la realidad del mercado

El desarrollo tecnológico se entrelaza con el debate sobre la seguridad vial. El 96% de los accidentes de tráfico en España se atribuye al factor humano, según la Dirección General de Tráfico (DGT), un argumento central para quienes defienden la automatización total. De momento, los sistemas avanzados de asistencia a la conducción (ADAS) —como el detector de somnolencia o el mantenimiento automático de carril— constituyen el puente hacia una autonomía plena.

El entorno legal plantea sus propios desafíos. Actualmente, Alemania se posiciona como el país europeo donde ya circulan y se comercializan vehículos con tecnología SAE 3, igualando a mercados pioneros como Estados Unidos o China. Mercedes-Benz, por ejemplo, prueba el sistema Drive-Pilot en vías públicas alemanas, permitiendo a los conductores delegar por completo la conducción en situaciones restringidas. En España, los fabricantes consultados afirman que la tecnología está preparada para operar, pero insisten en la necesidad de nuevas regulaciones que permitan su despliegue en vehículos de serie.

9 de cada 10 españoles que tienen intención de comprar coche optará por un eléctrico.

En este contexto, la DGT anunció en junio el Programa Marco de Evaluación de la Seguridad y Tecnología de Vehículos Automatizados (Programa ES-AV). Esta iniciativa persigue autorizar y supervisar las pruebas en carretera abierta, exige la entrega obligatoria de informes periódicos tras cada ensayo y promete transparencia en la publicación de resultados. La normativa actual solo permite efectuar pruebas bajo condiciones estrictas y previa validación. Unos días después de la publicación de este marco, Tesla llevó a cabo por primera vez en España el pilotaje de su sistema de conducción autónoma total (supervisada) en las calles de Madrid, tras ensayos en otras capitales europeas.

Según datos de la patronal de fabricantes Anfac, actualmente el 81% de los automóviles ofertados en España se comercializan con nivel de autonomía SAE 2, y un 18% alcanza el SAE 3, aunque con limitaciones en su uso efectivo por la legislación vigente. La implantación generalizada de los sistemas más avanzados dependerá de la actualización regulatoria, la inversión en infraestructuras inteligentes y la aceptación social.

El futuro estará más allá del coche privado

Más allá de los turismos particulares, la automatización encontrará sus primeros usos cotidianos allí donde más urge: el transporte público, la logística y los servicios urbanos. La digitalización de flotas permite afrontar retos como la escasez de conductores en el transporte pesado.

El futuro de la movilidad autónoma queda así condicionado a múltiples factores, como el ritmo de validación tecnológica, la proactividad normativa y los propios hábitos de la ciudadanía. En España, la carrera continúa con el objetivo de situarse a la vanguardia europea, abriéndose a nuevas aplicaciones en la movilidad diaria y los sectores clave para la economía.