Cómo hacer la reanimación boca a boca, la técnica de primeros auxilios que puede salvar vidas

En la maniobra de la reanimación cardiopulmonar ya no es obligatoria esta maniobra

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Práctica del boca a boca
Práctica del boca a boca con un muñeco (AdobeStock)

El boca a boca es una técnica de primeros auxilios que puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte en una situación de emergencia. Esta reanimación de rescate se realiza cuando alguien ha dejado de respirar o no tiene pulso. Por ejemplo, tras sufrir un ataque al corazón o después de un episodio de ahogamiento.

Para comenzar la reanimación cardiopulmonar (RCP), la Asociación Americana del Corazón recomienda realizar compresiones en el pecho, que son presiones rápidas y fuertes para mantener la sangre circulando y llevar oxígeno a los órganos vitales, especialmente el cerebro. En algunos casos, esta técnica suele ser suficiente, aunque hay ocasiones en las que el boca a boca sigue siendo útil.

Las técnicas de primeros auxilios, como el boca a boca, la RCP o la maniobra de Heimlich, pueden salvar la vida de las personas en casos de emergencia, por lo que es importante conocerlas y saber aplicarlas. Cada minuto que pasa sin oxígeno reduce significativamente las probabilidades de recuperación y aumenta el riesgo de daños cerebrales. Saber hacer el boca a boca puede ser especialmente útil en verano, la época del año en la que se producen más ahogamientos.

Cómo hacer el boca a boca

Los profesionales de la Cruz Roja explican que el primer paso consiste en asegurar la apertura de las vías respiratorias. Para ello, se debe colocar una mano en la frente de la persona y, con suavidad, inclinar la cabeza hacia atrás. Este movimiento despeja la tráquea y facilita el paso del aire. Si la víctima tiene objetos o sustancias en la boca, es fundamental retirarlos para evitar obstrucciones.

Una vez que se verifica que la persona no respira, se puede proceder al boca a boca. El rescatista debe tapar con sus dedos los orificios nasales de la víctima para impedir la fuga de aire. Luego, coloca su boca sobre la de la persona, asegurando un sellado completo, e insufla aire después de una respiración profunda. Es importante observar si el tórax se eleva, ya que eso indica que el aire ha llegado a los pulmones. Inmediatamente después, se retira la mano de la nariz y la boca para permitir que el aire salga de forma natural. La maniobra debe repetirse entre 12 y 15 veces por minuto.

En caso de que la víctima no tenga pulso carotídeo (que se comprueba colocando los dedos en el lado del cuello), se debe iniciar el masaje cardiaco. Para ello, la persona debe estar recostada boca arriba sobre una superficie firme. El rescatista se coloca de rodillas junto a ella, ubica el talón de una mano en la mitad inferior del esternón y coloca la otra mano encima. Con los brazos rectos, se presiona hacia abajo unos 4 centímetros y luego se libera para permitir que el pecho recupere su posición. El ritmo recomendado es realizar 30 compresiones torácicas seguidas de dos insuflaciones de aproximadamente un segundo cada una, repitiendo el ciclo de manera continua.

Reanimación cardiopulmonar en un muñeco
Reanimación cardiopulmonar en un muñeco (AdobeStock)

Si la persona comienza a respirar espontáneamente, es fundamental colocarla en posición lateral de seguridad. Esta postura evita que pueda ahogarse en caso de vomitar y mantiene las vías respiratorias despejadas.