La implantación tecnológica, la asignatura pendiente de España con los fondos europeos: “Son un obstáculo para la mejora de la productividad”

La mejora tecnológica en empresas y la integración de soluciones digitales innovadoras no han avanzado con la velocidad e intensidad requeridas para generar un repunte decisivo en la productividad

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Personas trabajando con tecnología para
Personas trabajando con tecnología para mejorar la productividad. (Adobe)

La llegada de los fondos europeos Next Generation supuso una promesa de transformación en el tejido económico en España, orientada principalmente a la digitalización y la adopción de nuevas tecnologías como vía para incrementar la productividad. Sin embargo, el despliegue de estos recursos extraordinarios no ha logrado impulsar el salto tecnológico que esperaban tanto los responsables económicos como los organismos internacionales. A pesar de la magnitud de los fondos y del impulso inicial, el avance en la implantación de nuevas tecnologías sigue sin consolidarse como un motor definitivo de la eficiencia y la competitividad, según alerta Funcas. Así, la economía española continúa mostrando dificultades para convertir la digitalización en un factor estructural de progreso.

El balance hasta el momento refleja que buena parte de los fondos se han destinado a consolidar transformaciones previas relacionadas con la electrificación, el cambio en el modelo energético y las infraestructuras públicas. Mientras tanto, la mejora tecnológica en empresas y la integración de soluciones digitales innovadoras no han avanzado con la velocidad e intensidad requeridas para generar un repunte decisivo en la productividad. “Los fondos Next Generation no han sido el factor transformador que se esperaba, con la inversión y el despliegue de nuevas tecnologías por debajo de las expectativas, lo que constituye un obstáculo para la mejora de la productividad”, indica Funcas.

La OCDE identificaba en un informe reciente la falta de inversión tecnológica empresarial como uno de los principales obstáculos al crecimiento del país, mientras que la masa crítica de empresas capaces de liderar procesos de innovación sigue siendo limitada. El resultado es una revolución digital pendiente que deja a España rezagada en comparación con otras economías europeas donde la adopción tecnológica es más generalizada, según señala el economista Raymond Torres en el blog de Funcas.

Productividad: avances tímidos y dependencia del empleo

La relación entre modernización tecnológica y mejora de la productividad resulta hoy más evidente que nunca. En el caso de España, el aumento de la productividad ha sido débil, contribuyendo con tan solo un 0,1% anual al crecimiento del PIB per cápita en el periodo 2015-2024, una cifra equiparable a la media de la eurozona pero insuficiente para provocar una convergencia firme con los países más desarrollados. Esta realidad ha obligado al modelo productivo español a apoyarse principalmente en el incremento del empleo, especialmente derivado de la participación laboral extranjera y una menor tasa de dependencia.

Imagen de archivo del demostrador
Imagen de archivo del demostrador ‘Data Room’, el primer centro español especializado en mostrar a las industrias cómo el uso del big data y la inteligencia artificial puede mejorar los procesos industriales. (EFE)

A pesar del aumento estable del PIB per cápita y la reducción del desempleo masivo, la economía nacional no ha logrado transformar el avance cuantitativo del empleo en mejoras estructurales de eficiencia. El tejido empresarial, aún notablemente fragmentado y con escasez de medianas compañías innovadoras, enfrenta dificultades para incorporar nuevos procesos tecnológicos o acceder a herramientas digitales avanzadas que permitan elevar el valor añadido de su producción. El crecimiento, por tanto, se sustenta más en la capacidad de integrar a nuevos trabajadores que en una optimización real de los recursos utilizados.

La escasez de resultados en la digitalización a gran escala constituye un desafío urgente. Sectores como servicios no turísticos y las energías renovables sí han ganado peso y se han mostrado más resistentes a las crisis, contribuyendo a la estabilidad del superávit exterior y la atracción de capital. Sin embargo, la ausencia de una revolución digital efectiva sigue manteniendo la productividad como tema pendiente y frena la capacidad del país para responder a los retos de competitividad global.

Las pymes y la tecnología

Frente al contexto internacional, donde países como Alemania y Francia encadenan años de estancamiento o retroceso de su renta media, España ha logrado estabilizar su posición respecto a la eurozona. Este resultado se explica en gran medida por la evolución favorable del empleo y cierta diversificación sectorial, pero la mejora se percibe frágil si no va acompañada de un salto cualitativo en innovación y eficiencia productiva.

El análisis del modelo productivo español revela que, sin un tejido robusto de empresas medianas capaces de asumir riesgos e incorporar tecnología a gran escala, la economía seguirá expuesta a vulnerabilidades estructurales. Las restricciones en el acceso a la financiación para la innovación, la fragmentación administrativa y la falta de coordinación efectiva entre actores económicos limitan el aprovechamiento de fondos y la consolidación de ecosistemas empresariales modernos, según el análisis de Fedea.

La compraventa de viviendas se disparó en junio un 17,9% respecto al mismo mes de 2024, hasta un total de 59.021 operaciones, según ha informado este martes el Instituto Nacional de Estadística (Fuente: INE / Europa Press).

Además, problemas emergentes como la escasez de vivienda añaden complejidad a este escenario, restringiendo la movilidad laboral y dificultando la incorporación de nueva mano de obra joven y extranjera. Todo ello amenaza la capacidad de mantener el crecimiento y aprovechar plenamente las oportunidades ofrecidas por los fondos europeos.

Para que la economía española alcance una senda de progreso sostenible y competitivo, la digitalización y las nuevas tecnologías deben consolidarse como verdaderos motores del cambio. Esto exige no solo la movilización de recursos financieros, sino también una estrategia integral y ejecutiva capaz de eliminar barreras, estimular la inversión privada e incentivar la creación y consolidación de empresas innovadoras. Superar el estancamiento tecnológico se perfila como la prioridad inmediata para traducir los fondos europeos en avances sustantivos en productividad y bienestar.