La historia de Antonio, el hombre de 99 años que desde hace cuatro anima cada mañana a sus vecinos con un megáfono: “Hay una señora que no hablaba, hoy hasta tararea”

Se trata de un vecino del barrio madrileño de Delicias. Un día decidió coger un altavoz y convertirse en un referente en la Glorieta de Santa María de la Cabeza

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Los ancianos del barrio madrileño
Los ancianos del barrio madrileño de Delicias se unen en una propuesta colectiva musical para combatir la soledad (Fuente: Getty Images, Stockbyte)

En pleno centro de Madrid, entre la cotidianeidad del día a día, un coro de voces cantan al unísono. En el centro de la escena, Antonio, un hombre de 99 años, cuyo amor por la música le ha permitido luchar contra la soledad. Todas las mañanas acude al mismo sitio y, mediante la ayuda de un altavoz, canta canciones que invitan al barrio madrileño de Delicias a unirse en una auténtica colectividad. Mujeres, hombres, ancianos, jóvenes, todos lo acompañan en la Plaza de Santa María de la Cabeza, yuxtaponiendo sus voces como forma de resistencia colectiva.

Según informa La COPE en su programa La Linterna, esta historia es un testimonio de la convivencia en el que los pequeños gestos cotidianos entretejen auténticas redes de cuidados entre vecinos. Toda una propuesta revolucionaria en tiempos donde, el ritmo de vida acelerado y el individualismo, amenazan la capacidad humana de conectar con los otros.

Un ritual de resistencia y resiliencia

Aunque lleva años residiendo en Madrid, Antonio es de las personas que, gracias a su trabajo como topógrafo, ha podido viajar por toda España. Esto le ha permitido empaparse de todo el folclore del país y cultivar una sensibilidad para la música. “Canto mucho y sé muchas canciones”, declaró en la Linterna. Su profundo vínculo con la cultura lo ha llevado a integrar el canto como un ritual en su vida diaria y compartirlo con el resto de vecinos. Tal y como hacía con su difunta esposa, ahora canta con aquellos transeúntes del barrio que quieren acompañarlo. Además, esto le ha ayudado a reconciliarse con los momentos de soledad y a vivir de una manera más amable para consigo mismo. “Los que están a mi alrededor escuchan mis canciones, me siguen, las aprenden y acabamos cantando todos”, explica.

Lo que comenzó como un gesto espontáneo terminó transformándose en una experiencia sanadora. Hace cuatro años, Patricia, su cuidadora, tuvo la idea de llevar un altavoz para dar más fuerza a las voces de los mayores. Desde entonces, las calles se llenan de música y baile. En cada encuentro aparecen historias emocionantes, como la de una mujer de 104 años que, tras un largo tiempo de aislamiento a consecuencia de la soledad, ha comenzado a cantar. “Era una señora que no hablaba. Hoy hasta tararea”, explica Hugo, otros de los cuidadores que también forman parte del grupo.

Bloque de pisos ubicado en
Bloque de pisos ubicado en un barrio de la ciudad de Madrid. (Canva)

Tal y como explica COPE, recogiendo los datos del Observatorio de SoledadEs, más de 2 millones de ancianos mayores de 65 años viven solos en nuestro país. A algunos de ellos, la falta de compañía, les hace encerrarse en sí mismos, produciéndoles un sentimiento de desconexión de la realidad.

Además, la experiencia de estos ancianos pone de manifiesto una paradoja de nuestro tiempo: vivimos en la era de la hiperconexión digital, pero sin embargo, la soledad no deseada sigue en aumento, especialmente entre los más mayores.

En este contexto, propuestas como las de Antonio constituyen auténticos actos de resiliencia colectiva en donde una vez más la música, la cultura de las personas y de la calle, constituye el hilo conductor comunitario que vertebra las comunidades en donde las personas pueden sentirse acompañadas. Mientras que la ONCE impulsa programas como A tu lado siempre o ONCERCA para combatir la soledad de los ancianos, el vecindario de Delicias ha encontrado su propia fórmula cotidiana, autogestionándose en una espontanea y ecléctica sinfonía.