La queja de una madre con un hijo llamado Pau: “Un familiar no quiere decirle así porque es un nombre catalán”

Aunque Pau sea uno de los veinte nombres más puestos a bebés de Cataluña, hay personas que opinan que no es un nombre bonito por el simple hecho de que es catalán

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La influencer en maternidad denuncia
La influencer en maternidad denuncia en su perfil de TikTok un caso de catalanofobia (Montaje Canva Infobae)

Imagina que decides ponerle un nombre a tu hijo en una lengua distinta al castellano y que, por una cuestión personal, algunos familiares deciden llamarlo de otra manera. En vez de Pau, nombre catalán, Pablo, su versión castellanizada. Esta fue la realidad de la influencer y creadora de contenido Marta Huidobro (@martshui). Según informó en sus redes sociales, un familiar suyo le cambiaba de nombre a su hijo constantemente alegando que el nombre de Pau era muy feo.

“No le gusta cómo suena Pau, dice que es un nombre de perro”, explica Huidobro.

La madre confesó en un vídeo de TikTok cómo se sentía al respecto: “ya estoy harta, puedo entender que no te guste el nombre, pero de ahí a cambiarle hay un abismo de diferencia”. Explicaba que, ante todo, esto era una falta de respeto hacia su hijo y también a ella como madre. No entendía cómo un familiar era capaz de tratarlos de esta manera. Asimismo, consideraba que para detener esta situación y que no se convirtiese en un asunto más grave, debía de poner límites de inmediato. A veces un exceso de confianza podía derivar en situaciones bochornosas como esta. Ante todo, el respeto debía prevalecer, pero algunas personas eran de las que creían que, por ser cercanas a otras, podían opinar de todo lo que quisiesen.

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La influencer denuncia en su perfil de TikTok un caso de catalanofobia hacia su hijo menor (Fuente: TikTok)

La cuestión de la catalanofobia

Como informa el medio digital Naciónext, este problema es más común de lo que parece. Hay personas que sienten cierto rechazo a las lenguas cooficiales del país, entre ellas el catalán. Por ejemplo, Marta, sospecha que a su familiar no le gusta el nombre de su hijo por el simple hecho de ser catalán y que eso puede afectar a la identidad del niño. Cada vez que le llama de otro modo le da a entender que hay algo de su nombre real que está mal. De alguna manera, busca avergonzarlo. Ahora que es pequeño es muy importante que entienda el valor de las palabras y la importancia de que se reconozca a cada uno por quien es, independientemente de la lengua o la procedencia. El catalán, al igual que el euskera, el gallego o el castellano, es una de las lenguas oficiales de España y constituye una opción más dentro de la diversidad lingüística del país.

Argumenta, además, que se trata de un caso de catalanofobia. Esta aversión a la lengua o la cultura catalana lleva produciéndose desde siempre en España. El politólogo Sergi Blázquez explica: “la catalanofobia no es algo nuevo. Lleva siglos produciéndose. Sin embargo, ahora las redes sociales y los medios de comunicación han hecho visible una realidad que se ha acrecentado de manera muy peligrosa en los último años”. Según este experto, este tipo de conductas son auténticos agravios contra la identidad de las personas, más aún, tratándose de menores.

Influencer especializada en maternidad (Fuente:
Influencer especializada en maternidad (Fuente: TikTok)

Aquellos que opinan sobre todo

Cada vez es más común encontrarse con personas que opinan de todo: de política, de la vida de otros, de temas que no conocen, y hasta de cómo deben vivir los demás. Muchas veces, estas opiniones vienen de un exceso de confianza. Al sentirse muy seguros de lo que piensan, no dudan en hablar, aunque no sepan bien del tema. Esto pasa mucho en conversaciones cotidianas, pero también en redes sociales, donde cualquiera puede comentar sin filtro. El problema aparece cuando esas opiniones afectan a otros. Pueden herir, molestar o incluso causar que alguien se sienta mal solo por recibir un comentario innecesario o fuera de lugar. A veces se disfrazan de consejos o críticas constructivas, pero en realidad no ayudan en absoluto. Opinar no es malo, pero hacerlo todo el tiempo, sin pensar en cómo se sentirá la otra persona, puede dañar relaciones y crear malos ambientes. Hablar con respeto, escuchar más y entender que no siempre tenemos la razón, puede hacer una gran diferencia.