Mikel Alexander González, entomólogo: “El mosquito del Nilo es el mosquito de toda la vida en España, no es una especie exótica”

El cambio climático es el principal responsable de la virulencia de la fiebre del Nilo al permitir la hibernación de la enfermedad, aclara el experto a ‘Infobae España’

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Mosquito común (AdobeStock)
Mosquito común (AdobeStock)

El animal más letal del mundo es capaz de detectar a sus objetivos hasta a unos 30 metros de distancia. A través de un estímulo visual, son capaces de apreciar la silueta, el color y la forma de su presa. Cuando se encuentra a tan solo unos pocos centímetros, el animal capta la temperatura corporal, la humedad e incluso el olor que desprende la piel por la microbiota. Una vez que se posa sobre su víctima, este animal saca un estilete de su probóscide y lo inserta, perfora el capilar y succiona la sangre.

Es el modus operandi del mosquito. O, mejor dicho, del mosquito hembra, que son las que necesitan alimentarse de los lípidos y las proteínas presentes en la sangre para poder formar los huevos. El proceso de la extracción de la sangre dura unos tres minutos de media, pero, gracias al anestésico que inyectan a través de su saliva, podemos no darnos cuenta de que nos están picando.

Una vez que el mosquito ha terminado de chupar la sangre (ya sea de humano o de animal), vuela hasta su propio escondite donde depositará los huevos. En las personas, los compuestos de la saliva del mosquito provocan una reacción en nuestro sistema inmunológico que en los casos más leves puede reducirse a un picor molesto o un bulto rojizo que causa cierta sensación de ardor.

Sin embargo, no todo el mundo es consciente del verdadero peligro que entraña la picadura de este insecto, especialmente en ciertas regiones del globo. “Cuando preguntas a los ciudadanos cuál es el animal más mortífero del planeta Tierra, todo el mundo te dice las serpientes, los tiburones y los escorpiones. Y no es así. En el número uno estarían los mosquitos, que causan alrededor de 700.000 muertes anuales”, aclara en una entrevista con Infobae España Mikel Alexander González, doctor en Ciencias Biológicas y responsable de Innovación Científica y Entomología del Grupo SASTI.

Aproximadamente el 90 % de esos fallecidos son niños del África subsahariana infectados por la malaria o paludismo, siendo Burkina Faso, Camerún, la República Democrática del Congo, Ghana, Uganda o Mozambique los países más afectados. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), unos 600.000 niños y niñas mueren de malaria cada año y 200 millones de personas quedan incapacitadas durante días. El 10 % de los muertes restantes responden a otras enfermedades, como la fiebre amarilla, el virus Zika, la enfermedad de Chagas o el dengue, que desde 2024 experimenta el mayor brote en Centroamérica, con más de 12 millones y medio de casos sospechosos en la región.

Mikel Alexander González, entomólogo (Cedida)
Mikel Alexander González, entomólogo (Cedida)

Un insecto muy atraído por los humanos

La reacción de las personas a la picadura del insecto depende del sistema inmunológico de cada individuo y del tipo de mosquito. “Normalmente, los seres humanos reaccionan mucho más al mosquito tigre que al mosquito común por las proteínas de su saliva, porque no estamos acostumbrados a ser picados por esta especie exótica”, explica González a este medio.

En España existen 64 especies distintas de mosquitos. De estas, solo cinco tienen cierta importancia para la salud humana, pues cuentan con una alta capacidad vectorial, es decir, que pueden transmitir patógenos con bastante eficacia. De ese reducido grupo, algunas son nativas (el mosquito común) y otras son invasoras (el mosquito japonés o el mosquito tigre). Todas ellas pueden vehiculizar una enfermedad, en tanto que “el hecho de que un mosquito sea de fuera no significa nada”.

Lo que es cierto es que el mosquito tigre es una especie exótica muy agresiva que llegó hace 20 años a Sant Cugat del Vallès (Barcelona) y se ha ido expandiendo por toda España. Al ser antropófago, “se siente muy atraído por los humanos y es más feroz y es más agresivo”. El experto matiza que “eso hace que estemos en una terraza y nos esté acribillando los tobillos sin darnos cuenta”. A diferencia del mosquito común, el del tigre puede picarnos seis o siete veces y es transmisor del dengue.

Un mosquito tigre (AdobeStock)
Un mosquito tigre (AdobeStock)

En cambio, el mosquito común, “el del zumbido por la noche”, únicamente nos pica una o dos veces. La reacción a esta especie es menor porque “tiene unas proteínas en la saliva a las ya estamos acostumbrados de manera innata, porque ha estado cientos de años con nosotros en España”. Además, es menos agresivo.

El mosquito del Nilo, un viejo conocido

Decir que el mosquito del Nilo es nuestro mosquito común, el más frecuente en Europa y España, puede resultar sorprendente para la mayoría de la población. Ello no lo hace menos cierto. “Cuando la gente escucha ‘virus del Nilo’ se cree que es una especie exótica, y no. El mosquito del Nilo es el mosquito de toda la vida”, sentencia González. La pregunta natural que surge es evidente: si el mosquito del Nilo es el insecto con el que hemos convivido durante cientos de años, ¿a qué se debe la alarma creada en los últimos tiempos respecto a su picadura?

Aunque el insecto no es nuevo, la enfermedad que transmite sí: el virus del Nilo. Su llegada a España responde, principalmente, al cambio climático. “Los inviernos cada vez más cálidos están permitiendo que los mosquitos no solo tengan actividad en primavera y verano, sino también a lo largo de todo el año”.

El frío provoca que los virus desaparezcan, generalmente. Sin embargo, las suaves temperaturas del invierno están favoreciendo la hibernación del virus del Nilo. Esto se traduce, aclara González, en que la enfermedad circula de manera permanente: “El virus pasa el invierno dentro de los mosquitos que se esconden en oquedades de árboles, en las alcantarillas, en agujeros... y lo llevan en el cuerpo. Cuando empieza la temporada, ya tienen ese virus que lo comienzan a circular de nuevo”. Así, el ciclo epidemiológico se inicia in situ, por lo que no necesita venir otra vez de otro país u otra provincia. Ello implica que la enfermedad llega a la primavera con mucha más fuerza vírica.

Atacar las larvas para prevenir el virus del Nilo

Fue 2004 el año en el que se detectó por primera vez el virus del Nilo, experimentando una explosión de la enfermedad en 2020. El año pasado, 158 personas se infectaron de la fiebre del Nilo Occidental (118 en Andalucía) y 20 fallecieron, según datos del último informe del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad. La incapacidad de la Junta de Andalucía y la Diputación de Sevilla por llegar a un acuerdo provocó este enorme número de víctimas, ya que las empresas de control de plagas comenzaron a actuar en agosto, “demasiado tarde y mal”.

Andalucía "intensificará los esfuerzos en prevención" del Virus del Nilo

En estas alturas del año, aún no se ha registrado ningún caso de fiebre del Nilo en humanos gracias a un presupuesto de seis millones de euros a cargo de la Diputación, una inversión que triplica la partida presupuestaria de 2024. El Plan de Control y Seguimiento de Mosquitos Transmisores del Virus del Nilo Occidental (VNO) arrancó a finales del mes de marzo y abarca hasta 15 municipios que suman una población de 478.000 habitantes.

La empresa de Mikel Alexander González es una de las encargadas en controlar la plaga y proteger la salud pública. Con 12 equipos de 24 personas, el Bajo Guadalquivir (en los que se encuentran municipios como Coria del Río, Lebrija o La Puebla del Río) está siendo pulverizado con un larvicida biológico (en otras palabras, ecofriendly) para acabar con las larvas de mosquito y evitar “que ocurra lo del año pasado”.