Un botellón masivo en la playa cántabra de Somo deja unas imágenes “descorazonadoras”: “Gente haciendo caja y el resto pagando las consecuencias”

Una ciudadana cántabra denuncia también la “hormigonada del monte Arna” y la “conversión de zonas verdes en parkings”, que altera el espacio protegido del Parque Natural de las Dunas de Liencres

Guardar
Un botellón masivo en la
Un botellón masivo en la playa cántabra de Somo deja unas imágenes “descorazonadoras” (Montaje Infobae, la posada de somo, X: Judit Gutirrez)

Las imágenes de macrobotellones son cada vez más comunes en internet. Y es que en las fiestas universitarias o patronales los jóvenes suelen juntarse en plazas, parques y descampados. Este fenómeno cada vez más extendido plantea serias preocupaciones por la contaminación y la acumulación de basuras. En este sentido, Judit Gutiérrez, una cántabra que ha publicado un hilo en x, ha denunciado los botellones masivos que se están volviendo ordinarios en el espacio protegido de Somo, una localidad de Ribamontán al Mar, Cantabria.

Y es que, el Puntal de Somo, una lengua de arena que forma parte del Parque Natural de las Dunas de Liencres y Costa Quebrada, ha sido escenario este verano de un botellón masivo que ha generado una intensa polémica entre vecinos y usuarios de redes sociales. Gutiérrez, residente en la zona, ha denunciado las consecuencias del “turismo masivo” en este enclave natural protegido.

Las consecuencias de los macrobotellones en parques naturales: “Arrasan con todo”

Un botellón masivo en la
Un botellón masivo en la playa cántabra de Somo deja unas imágenes “descorazonadoras” (Montaje Infobae, X: Judit Gutirrez)

Para Judit, las imágenes que ha publicado son un peligro para el cuidado del parque natural. Según plantea en su post, existen tres problemas principales: “Botellones multitudinarios en el Puntal, un espacio natural protegido (sic) en peligro de desaparecer”, la “hormigonada del monte Arna” y la “conversión de zonas verdes en parkings”. Además, la usuaria ha descrito “las imágenes del botellón del Puntal” como “descorazonadoras”. Sin embargo, insiste en que “no son nuevas y que se deberían tomar medidas”.

Para llevar a cabo una protección total sobre estos espacios, habría que “restringir el acceso”, ya que “todos llegan en las lanchas de Regina”, que conectan Santander con la playa de Somo. Pero lo peor para Judit es que hay “gente haciendo caja y el resto pagando las consecuencias”. Gutiérrez también critica la falta de control sobre lo que ocurre una vez que los visitantes desembarcan: “Esta gentuza deja repleta de basura todo a su paso. El Puntal, la playa de Somo y el paseo marítimo. Arrasan con todo”, asegura.

“Cómo destruir Cantabria en tres cómodos pasos”: un modelo de explotación insostenible

Un botellón masivo en la
Un botellón masivo en la playa cántabra de Somo deja unas imágenes “descorazonadoras” (Montaje Infobae, X: Judit Gutirrez)

No obstante, la denuncia no se detiene en los botellones. Gutiérrez amplía su crítica a otros procesos urbanísticos en la zona, como las recientes obras en el Monte Arna, también dentro del entorno natural: “Nunca unas obras fueron tan rápidas”, ha comenzado su valoración. Y es que, “por lo que sea, un martes hay caminos y un jueves ya está todo hormigonado”, señala, haciendo referencia a la rapidez de las actuaciones que hacen que “ver el cartel de la entrada en el que pone ‘Acción educativo-ambiental’ parezca una broma”.

A ello se suma la proliferación de aparcamientos sobre espacios naturales, porque “de la cantidad de parkings que se han construido en los últimos años, este es el más increíble”, comenta en alusión al que se ha construido en este espacio natural. Al parecer, “una parcela verde frente a Arna se ha convertido en un parking disuasorio. Obviamente, no es disuasorio, pero qué más da. Nuestros recursos naturales y nuestro dinero a su servicio”, ha agregado.

En su último mensaje, Gutiérrez resume lo que considera un modelo de explotación insostenible: “Y hasta aquí llegan las instrucciones de cómo destruir Cantabria en tres cómodos pasos: masificación, construcción de infraestructuras para uso turístico y destrozo del medioambiente”, ha zanjado en lo que sin duda plantea una reflexión sobre la presión turística en la costa cántabra y el modelo de desarrollo que se aplica a espacios protegidos.