No todas las barrigas son iguales: cómo se acumula la grasa visceral y cómo evitarla

Aunque el estrés puede alterar temporalmente la función digestiva, provocando distensión, gases o sensación de plenitud, estos efectos suelen ser pasajeros

Guardar
No todas las barrigas son
No todas las barrigas son iguales, ¿qué es el trastorno metabólico? (Pixabay)

Aunque muchas personas atribuyen la persistencia de un abdomen abultado al estrés cotidiano, convencidas de que la ansiedad y la tensión emocional son responsables de esa barriga que resiste dietas y ejercicio, la evidencia fisiológica sugiere una causa más profunda y estructural. Si bien puede alterar temporalmente la función digestiva, provocando distensión, gases o sensación de plenitud, estos efectos suelen ser pasajeros. Por lo que, cuando el volumen abdominal permanece inmutable con el tiempo, concentrándose de forma firme alrededor del ombligo, lo más probable es que estemos ante una acumulación de grasa visceral: un tejido adiposo de alta actividad metabólica que se instala en torno a los órganos internos, distinto en naturaleza y riesgo de la grasa subcutánea, más superficial y menos peligrosa desde el punto de vista metabólico.

Y es que, la grasa visceral actúa casi como un órgano endocrino: libera citocinas y hormonas proinflamatorias como la interleucina-6 o el TNF-alfa, y está estrechamente vinculada con una condición denominada resistencia a la insulina. De este modo, según se afirma en The Wom Healthy, esta combinación incrementa de forma significativa el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas como diabetes tipo 2, hipertensión arterial, dislipidemias y patologías cardiovasculares.

Trastorno metabólico: un enemigo silencioso

No todas las barrigas son
No todas las barrigas son iguales, ¿qué es el trastorno metabólico? (Pexels)

Este patrón de acumulación de grasa forma parte de un conjunto más amplio conocido como síndrome metabólico. Pero no se trata de una enfermedad aislada, sino de una serie de alteraciones que afectan el metabolismo de los nutrientes —azúcares, grasas y proteínas— y que indican un desequilibrio sistémico en el cuerpo. Entre los signos más comunes del trastorno metabólico se incluyen: resistencia a la insulina, aumento de la glucosa en sangre en ayunas, elevación compensatoria de los niveles de insulina, acumulación de grasa en el hígado (hígado graso), triglicéridos altos y colesterol HDL bajo e hipertensión.

Además, cabe añadir que todos estos factores aumentan el riesgo cardiovascular a largo plazo y suelen pasar desapercibidos durante años. Pero, ¿qué factor hace que se acumule la grasa abdominal? Pues, a pesar de que la alimentación juega un papel importante, no es el único, ya que según la revista de salud podría deberse a: dietas ricas en azúcares simples y grasas industriales, estilo de vida sedentario, falta crónica de sueño, desequilibrios hormonales (exceso de cortisol, hiperinsulinemia), microinflamación persistente o predisposición genética.

Cómo poner remedio y diferenciarlo una hinchazón de grasa metabólica

Un estudio apunta a que una dieta baja en carbohidratos sería beneficiosa para adultos con diabetes tipo 1.

Uno de los errores más frecuentes es confundir la hinchazón abdominal, que puede deberse a gases, intolerancias alimentarias o disbiosis intestinal, con grasa visceral. La hinchazón suele variar a lo largo del día, empeora tras las comidas y se siente más como presión o molestia. En cambio, la grasa abdominal asociada al síndrome metabólico es persistente, firme y no responde a dietas restrictivas ni a cambios puntuales en el estilo de vida.

Así, para confirmar su presencia, es recomendable realizar análisis de sangre (glucosa, insulina, perfil lipídico) y, en algunos casos, una ecografía abdominal para valorar el estado del hígado y la distribución de la grasa corporal. En cuanto a las formas de reducir esta grasa, se requiere algo más que perder peso, ya que es necesario corregir el desequilibrio metabólico de base.

Las estrategias que recomiendan los expertos son: adoptar una dieta mediterránea auténtica, practicar ejercicio físico regularmente, mejorar la calidad del sueño y realizar controles médicos periódicos. Aunque en algunos casos específicos, un profesional puede valorar el uso de fármacos como la metformina, pero siempre bajo indicación médica. De este modo, una barriga dura, prominente y persistente no debería atribuirse sin más al estrés o a una mala digestión. En muchos casos, es una señal de que algo no funciona correctamente a nivel interno. Además, detectar a tiempo un posible trastorno metabólico puede marcar la diferencia en la prevención de enfermedades graves.