Una mujer se enfrenta a sus 20 primos en los tribunales por la herencia de su tía: sacó 77.000 euros de una cuenta y la Justicia le da la razón porque era la sobrina favorita

La Audiencia Provincial de Valladolid ha determinado que no existió delito. Los magistrados han absuelto a Nuria de la acusación de apropiación indebida, al considerar probado que actuó sostenida por la creencia, genuina y razonable, de que su tía quería favorecerla sobre el resto de los herederos

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El día que Murió Rosana, 21 sobrinos quedaron pendientes de su legado inesperado. Entre ellos, Nuria, su ahijada favorita, quien comenzó a alzarse en el centro de una disputa tan familiar como áspera. Durante años, la tía y la sobrina compartieron la titularidad de la cuenta bancaria donde Rosana había volcado el fruto de toda una vida: 153.970,11 euros descansaban allí en el instante de su muerte, perteneciendo en apariencia a ambas, aunque solo una —la tía— alimentaba su caudal. Cuando Rosana falleció sin dejar testamento, una sola transferencia desató todas las sospechas: el 21 de marzo de 2023, Nuria movió 76.985,05 euros desde la cuenta conjunta a una exclusivamente suya, convencida de que cumplía el verdadero deseo de la fallecida.

La Audiencia Provincial de Valladolid ha determinado que no existió delito. Los magistrados han absuelto a Nuria de la acusación de apropiación indebida, al considerar probado que actuó sostenida por la creencia, genuina y razonable, de que su tía quería favorecerla sobre el resto de los herederos. El tribunal rechaza que hubiera ánimo de lucro ilegítimo, y subraya que la decisión de la acusada estuvo cimentada en años de confianza y afecto, así como en las palabras y gestos que su tía reservó para ella en vida. Así, la sentencia desmonta cualquier atisbo de mala fe: el dinero transferido no fue ocultado ni sustraído bajo engaño, sino asumido como propio, con el convencimiento de que la voluntad de la fallecida era inequívoca.

Herencias.
Herencias.

A lo largo del proceso quedó trazado un retrato de la relación entre la acusada, Nuria, y la fallecida Rosana Palomino Oscar. Desde al menos el año 2009, ambas figuraban como cotitulares de la cuenta bancaria de BBVA, una decisión que, según coincidieron varios testigos —incluidos otros sobrinos—, respondía a la plena voluntad y autonomía de Rosana. La mujer gestionó personalmente sus finanzas hasta sus últimos días y, en su círculo familiar, era reconocida por mantener un vínculo especial con su ahijada. La cuenta solo recibía ingresos procedentes de la tía y, aunque en un tiempo varios sobrinos figuraron como autorizados, finalmente fue Nuria la única que conservó la doble titularidad. La ausencia de testamento y la posterior declaración de herederos ab intestato abrieron la puerta a interpretaciones opuestas sobre el destino del dinero, ante una herencia sin herederos forzosos y marcada por gestos de confianza y afinidad.

Los primos querían dividir el dinero entre los 21

Tras la muerte de Rosana el 22 de abril de 2022, Nuria ordenó la transferencia de la mitad del saldo —76.985,05 euros— a una cuenta bancaria de su propiedad. El movimiento, ya bajo vigilancia de otros sobrinos, generó recelos y protestas. La acusación particular —encabezada por la sobrina María Virtudes— consideró que el dinero debía volver a la masa hereditaria y distribuirse entre los veintiún coherederos. El hecho de que Nuria hubiera dispuesto de la suma sin autorización del resto activó la maquinaria judicial; la acusación solicitó una condena de cuatro años de prisión y la nulidad del acto. El Ministerio Fiscal también pidió pena de prisión, aunque menor, además de la obligación de reintegrar los fondos y los intereses. Para la defensa, sin embargo, la clave residió en la relación personal y en la interpretación legítima de la voluntad de la fallecida: Nuria creía, de buena fe, que su tía la había designado heredera de facto de una parte de esos fondos.

El caso atravesó un largo recorrido judicial. Arrancó con la denuncia y la instrucción en el Juzgado de Instrucción número 5 de Valladolid, que abrió las diligencias previas y trasladó la causa por procedimiento abreviado a la Audiencia Provincial. Durante la vista oral, celebrada el 8 de julio de 2025, el tribunal escuchó a testigos familiares, revisó pruebas periciales y analizó las relaciones internas de la familia. En la sentencia, los jueces subrayan la ausencia de dolo y la concurrencia de un error relevante de tipo: Nuria, aseguran los magistrados, actuó convencida de la legalidad y legitimidad de sus actos. El fallo deja claro que, si bien el litigio patrimonial puede y debe dirimirse en la vía civil, el camino penal queda cerrado para Nuria: no hay condena, ni responsabilidad penal, ni obligación impuesta de devolver el dinero por esta vía. El tribunal deja sin efecto las medidas cautelares, declara las costas de oficio y advierte de que la absolución no presupone que Nuria pueda quedarse con la cantidad disputada: solo la vía civil podrá resolver el destino final de los fondos.

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