Síndrome de Tourette: causas, síntomas y tratamiento

Los hombres tienen entre tres y cuatro veces más probabilidades que las mujeres de desarrollar este trastorno neurológico

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Una paciente acude a la
Una paciente acude a la consulta del médico. (Canva)

El síndrome de Tourette es un trastorno neurológico del desarrollo que se caracteriza por movimientos repetitivos o sonidos indeseados (tics) que no se pueden controlar con facilidad. Por ejemplo, una persona afectada por esta enfermedad puede parpadear repetidamente o emitir sonidos raros o palabras ofensivas.

Los tics suelen aparecer entre los 2 y 15 años, siendo más comunes alrededor de los 6 años. La causa exacta del síndrome de Tourette es desconocida, aunque se cree que es un trastorno complejo que probablemente se desencadena por una combinación de factores genéticos y ambientales. Las sustancias químicas en el cerebro que transmiten impulsos nerviosos (neurotransmisores), como la dopamina y la serotonina, pueden estar involucradas.

Según la Clínica Mayo, los factores de riesgo incluyen antecedentes familiares del síndrome de Tourette o de otros trastornos de tics, lo que puede aumentar el riesgo de desarrollar el síndrome. Además, los hombres tienen entre tres y cuatro veces más probabilidades que las mujeres de desarrollar el síndrome de Tourette.

Diagnóstico y tratamiento del síndrome de Tourette

No existe una prueba específica para diagnosticar el síndrome de Tourette. De hecho, el diagnóstico se basa en la historia clínica de los signos y síntomas. Los criterios incluyen la presencia de múltiples tics motores y al menos un tic vocal que persisten durante más de un año, con inicio antes de los 18 años. Es importante descartar otras causas de los tics, por lo que el médico podría recomendar pruebas adicionales.

Aunque el síndrome de Tourette no tiene cura, el tratamiento se enfoca en controlar los tics que interfieren en las actividades diarias y en el funcionamiento. Si los tics no son graves, posiblemente no requieran tratamiento. De acuerdo con la Clínica Mayo, las terapias farmacológicas incluyen las siguientes:

  • Medicamentos que bloquean o disminuyen la dopamina, como la flufenazina, el haloperidol, la risperidona y la pimozida, pueden ayudar a controlar los espasmos. En cambio, pueden tener efectos secundarios como aumento de peso y movimientos repetitivos involuntarios.
  • Inyecciones de botulina (bótox) en el músculo afectado podrían ayudar a aliviar un tic simple o vocal.
  • Medicamentos contra el déficit de atención con hiperactividad, como el metilfenidato y fármacos que contienen dextroanfetamina, pueden ayudar a aumentar la atención y la concentración. Sin embargo, en algunas personas con síndrome de Tourette, estos medicamentos pueden exacerbar los tics.
  • Inhibidores adrenérgicos centrales, como la clonidina y la guanfacina, pueden ser útiles en el control de la enfermedad.
  • Antidepresivos, como la fluoxetina, pueden ayudar a controlar los síntomas de la tristeza, la ansiedad y el trastorno obsesivo compulsivo.
  • Medicamentos anticonvulsivos, como el topiramato, han mostrado ser útiles en algunos casos.
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Entre las terapias no farmacológicas se encuentran las siguientes:

  • La terapia del comportamiento, incluyendo el entrenamiento para la reversión de hábitos, puede ayudar a controlar los tics al identificar los impulsos premonitorios y aprender a moverse de manera incompatible con el espasmo.
  • La psicoterapia puede ser útil para afrontar el síndrome de Tourette y los problemas que lo acompañan, como el trastorno por déficit de atención con hiperactividad, las obsesiones, la depresión o la ansiedad.