
Las generaciones se enfrentan a cambios y restos en la sociedad, que deben lidiar. Sobre este tema ha reflexionado la creadora de contenido en TikTok, Andrea Antón. En uno de sus vídeos ofrece una mirada introspectiva sobre las complejidades de la vida moderna desde la perspectiva de aquellos nacidos en los años 90. Todo surgió a raíz de un comentario que decía: “La generación de los 90-95 tenemos un problema y es que nos imaginamos un plan de vida acorde al estilo que había en su vida. Ha cambiado mucho y toca adaptar el plan”.
Tras leer esto, la treintañera ha hecho pública su sensación al respecto, que concuerda con el usuario: “Este comentario es sin duda una de las muchísimas razones de las conversaciones que tengo con mi familia y gente cercana”, ha señalado Andrea. En este sentido, ha destacado que su generación se encuentra en el cambio de paradigma en la forma de vivir, moldeada por la transición entre una vida analógica y la era digital.
Contradicciones en los estilos de vida
Los nacidos en los 90, según Andrea, son la primera generación que empieza a cuestionar el tradicional plan de vida de sus padres, que se centró en conseguir estabilidad laboral, adquirir una vivienda y formar una familia. En contraste, esta nueva generación se enfrenta a los estímulos de un mundo globalizado y tecnológico, buscando no solo seguridad económica, sino también experiencias de vida flexibles y enriquecedoras. “Los móviles llegaron a nuestra vida justo en el momento en el que empezábamos a descubrir, es decir, hemos crecido con el estilo de nuestros padres, pero con nuevos estímulos”, ha explicado.

Esto convierte a las últimas generaciones del siglo XX en “ambiciosas por querer tener un trabajo estable, pero también la libertad de ir un mes a viajar”. Este conflicto interno se ejemplifica en cómo muchos de los jóvenes se debaten entre seguir un camino seguro y una vida conformista, o aventurarse en nuevas experiencias, como emprender o viajar sin ataduras. “Esto nos ha hecho replantearnos por qué estos dos modos de vida no pueden ser compatibles”, ha indicado.
Una búsqueda de equilibrio
Andrea ilustra esto recordando las conversaciones que mantiene con su madre sobre un memorable viaje a Egipto, el cual representó una experiencia única en una vida predefinida. “Me lo cuenta siempre con la misma ilusión porque fue un solo viaje. Su plan era tener un buen trabajo, una casa e hijos que pudieran estudiar. Sí, este a veces también es mi plan”, ha explicado sincera.

Sin embargo, para esta treintañera y aquellos de su generación, la posibilidad de viajar y explorar sin restricciones es un deseo constante. “Unas veces pienso en dejarlo todo y emprender en alguna de las tantas ideas que pasan por mi mente, otras es coger la maleta y pirarme y que todos mis ahorros desaparezcan viajando”, ha continuado narrando. A esto añade que también piensa en volverse cerca de casa, buscar un trabajo cómodo y que simplemente le deje “vivir en paz”.
Andrea ha mostrado cómo estos jóvenes están en una continua búsqueda de equilibrio entre estos los estilos de vida aparentemente opuestos: “Creo que la generación de los 90 somos aquellos que queremos vivir todo”. Esta búsqueda de compatibilidad genera, según ella, sentimientos abrumadores y desesperación, puesto “nadie previamente ha enseñado a gestionarlo”. Para ella, el reto reside en encontrar la manera de llenar cada “vasito” de sus necesidades y deseos con pequeñas acciones diarias, construyendo así una vida satisfactoria, tanto personal como profesionalmente.