
Antoine Prioux y Eliza Castagné, una pareja de farmacéuticos de Corrèze, Francia, han sido condenados por el Consejo Regional del Orden de los Farmacéuticos de Nueva Aquitania por dispensar medicamentos a la unidad, una práctica no permitida bajo la normativa vigente. La sanción consiste en una prohibición de ejercer durante seis meses, de los cuales cuatro son con suspensión.
El detonante de esta decisión fue la actuación de ambos farmacéuticos al dispensar medicamentos de esta forma en un intento de combatir la escasez, reducir la resistencia a los antibióticos y disminuir los riesgos de adicción, informa el periódico 20 Minutes.
Esta práctica comenzó en 2019, cuando enfrentaron una escasez de prednisolona, un derivado de la cortisona. En situación de emergencia, optaron por entregar solo la cantidad exacta prescrita por los médicos, reservando las dosis restantes para otros pacientes. Antoine Prioux defendió su postura argumentando que así aseguraban un mejor uso de los medicamentos disponibles, enfatizando que no derivaban ganancia personal alguna de esta acción.
La situación se amplió en 2020 cuando, según Prioux, vieron necesario aplicar la misma lógica a antibióticos y algunos psicotrópicos. Antoine subrayó que el objetivo era doble: combatir la resistencia a los antibióticos y disminuir el mal uso de medicinas como ansiolíticos y opioides, los cuales pueden llevar a la dependencia y a otros problemas cognitivos.
Beneficio económico, no en salud
A pesar de su firme creencia en los beneficios de esta práctica, Prioux reconoce que su proceder no estaba dentro del marco legal. “El sistema económico actual en farmacia es contraproducente”, afirmó. En su opinión, este modelo fomenta el aumento del consumo y desperdicio de fármacos, incentivando ganancias únicamente a través de la venta masiva sin considerar el impacto en la salud pública. La pareja considera que sus acciones son una forma de resistencia necesaria para impulsar cambios en un sistema que se percibe como obsoleto.
La regulación francesa autoriza la dispensación de medicamentos a unidad en situaciones excepcionales, como durante ciertas escaseces de suministros farmacéuticos. Sin embargo, el caso de Prioux y Castagné iba más allá de las disposiciones ordinarias.

En un ejemplo reciente, la ANSM (Agencia Nacional de Seguridad del Medicamento y de los Productos de Salud) pidió que se dispensara la quetiapina por unidad debido a su escasa disponibilidad desde febrero. Esto, según Prioux, demuestra la validez de su enfoque.
Se presentaron sin abogado
Prioux y Castagné no previeron el desenlace legal que enfrentaron. Asistieron al procedimiento disciplinario sin representación legal, confiados en que su esfuerzo por mitigar la desertificación farmacéutica en su región se consideraría una circunstancia atenuante. Sin embargo, el fallo les tomó por sorpresa, ya que sentían que su colaboración con el Consejo de la Orden había sido en vano.
Esta decepción se manifiesta en su frustración respecto a lo que consideran instrucciones contradictorias: mientras enfrentaban sanciones, el mismo Consejo promovía campañas contra el uso prolongado de ansiolíticos y somníferos, medicamentos cuya prescripción responsable ellos defendían.

Ante la resolución desfavorable, la pareja decidió apelar y se encuentra en el proceso de recabar apoyo mediante una petición en línea. Esta vez, contarán con asesoría legal para fortalecer su defensa. Aunque el Consejo Nacional del Orden de los Farmacéuticos ha decidido no emitir comentarios hasta que la decisión sea definitiva, insiste en que la dispensación a la unidad fuera del marco permitido supone un riesgo de responsabilidad para el farmacéutico, que no solo desafía las regulaciones existentes, sino que podría comprometer la seguridad del paciente.
El debate suscitado por este caso destaca las tensiones inherentes entre la normativa farmacéutica y las necesidades reales de salud pública. La defensa de Prioux y Castagné busca no solo validar su método, sino también llamar la atención sobre la necesidad de reformas en el sistema farmacéutico que permitan una mayor flexibilidad para adaptarse a circunstancias cambiantes sin comprometer la ética profesional ni la calidad del servicio brindado al paciente.