
A sus 77 y 75 años, Alberto y María José se enfrentan a una dura realidad: después de ser desalojados de su hogar en la calle Escola do Exército (Lisboa, Portugal).
Durante nueve años, este apartamento fue su refugio, hasta que el propietario decidió convertirlo en un alojamiento turístico, un fenómeno cada vez más común debido al auge de extranjeros en las ciudades más reconocidas del país luso.
Con una pensión mensual de 700 euros, los dos jubilados no pueden encontrar un nuevo hogar donde vivir. Sin recursos ni opciones, la estación de metro Gare do Oriente, en el centro de la capital, se ha convertido en su techo, donde sobreviven gracias a la ayuda de ciudadanos como Paulo y María Assunção.
Ambos proporcionan comida, ropa y acceso a baños cuando es necesario. Sin embargo, la pareja de jubilados no cuenta ni con carpas ni mantas suficientes por temor a que les roben sus pertenencias, especialmente en las noches frías.
Desahucio y falta de protección legal
El desalojo de Alberto y María José es un fenómeno que está afectando a muchos ciudadanos que viven de alquiler en Portugal y otras ciudades europeas: la transformación de viviendas residenciales en alojamientos turísticos, según ha comentado el medio portugués SIC Noticias.
La pareja no pudo acogerse a la ley que protege a los inquilinos de viviendas antiguas, especialmente aquellas con contrato anterior a 1990, lo que dejó a los jubilados vulnerables ante el desahucio, recogen varios informes.
A pesar de que la Junta de Arroios y la Santa Casa da Misericórdia están al tanto del caso, la respuesta en los tribunales está siendo lenta. Además, los servicios sociales han hecho un seguimiento a Alberto y María José, pero por el momento no han recibido una solución.
Una iniciativa ciudadana para reclamar una solución
La historia de Alberto y María José ha generado una gran indignación en redes sociales, donde muchos ciudadanos, conmovidos, han expresado su apoyo. En este sentido, Paulo y María Assunção decidieron tomar la iniciativa y lanzar una petición en internet.
Su objetivo era recaudar firmas para sensibilizar al Presidente de la República, Marcelo Rebelo De Sousa, ante la grave situación de los jubilados. “No podemos permitir que nuestros mayores vivan en estas condiciones. Es necesario que las autoridades actúen para proteger a las personas más vulnerables en un contexto urbano cada vez más deshumanizado”, subrayaron.
No pierden la esperanza
A pesar de las adversidades, Alberto y María José aún mantienen la esperanza de poder rehacer sus vidas. Recientemente, la Santa Casa da Misericórdia ha intervenido en el caso. Tras la presión social que generó la denuncia sobre la situación de los dos jubilados, la entidad ha decidido ofrecer una residencia asistida en el centro de Lisboa.
Se trata de un alojamiento temporal, pero en el que tendrían acceso a los servicios básicos y acompañamiento social, diseñado para personas en situación de vulnerabilidad. Sin embargo, aún se desconoce si Alberto y María José han aceptado o no la oferta de entidad.