
El médico Salvador Plasencia, quien se declaró culpable de vender ketamina a Matthew Perry en las semanas previas a la muerte por sobredosis del actor de Friends, será el primero de cinco acusados en recibir sentencia este miércoles en un tribunal federal de Los Ángeles. La audiencia marca un paso clave en el caso federal que examinó cómo el intérprete de Chandler Bing, una de las figuras televisivas más populares de su generación, obtuvo sustancias fuera de los canales regulados.
La familia de Perry y otras personas directamente afectadas por su fallecimiento tendrán la oportunidad de dirigirse a la corte antes de que la jueza federal de distrito Sherilyn Peace Garnett determine la pena. El proceso se desarrolla más de un año después del deceso del actor, ocurrido el 28 de octubre de 2023, en circunstancias que, según las autoridades, incluyeron los efectos letales de una dosis de ketamina no atribuida al acusado Plasencia.
La fiscalía solicitó una condena de tres años de prisión para el médico de 44 años, con base en un acuerdo de culpabilidad en el que admitió haber vendido ilegalmente grandes cantidades de ketamina a Perry. Aunque no fue acusado de haberle suministrado la dosis fatal, reconoció que lo abasteció pese a conocer sus antecedentes de adicción.
El rol del médico y los detalles del acuerdo de culpabilidad
Antes de recurrir a Plasencia, Matthew Perry ya había recibido ketamina en un contexto médico regulado como parte de un tratamiento para la depresión, terapia que ha ganado terreno en los últimos años en centros clínicos especializados. Sin embargo, cuando su médico principal dejó de proporcionarle el fármaco en las cantidades que él consideraba necesarias, Perry buscó alternativas y encontró en Plasencia una vía ilegal para obtenerlo.
De acuerdo con documentos judiciales citados por los fiscales, Plasencia sabía que el actor tenía un historial complejo con sustancias, pero aun así procedió a venderle ketamina fuera del marco legal. En un mensaje dirigido a otro médico, el acusado se refirió a Perry como un “imbécil” susceptible de ser explotado, lo que la fiscalía consideró un indicio claro de su intención de beneficiarse económicamente a costa de la vulnerabilidad del paciente.
El memorando de sentencia de los fiscales sostuvo que, “en lugar de hacer lo mejor para el Sr. Perry —alguien que había luchado con la adicción durante la mayor parte de su vida—, el acusado intentó explotar la vulnerabilidad médica de Perry para obtener ganancias”. Para el gobierno federal, este comportamiento justificaba una pena significativa que enviara un mensaje sobre las consecuencias del desvío de medicamentos controlados.
La defensa apela a su historia personal y pide evitar pena de prisión
Los abogados de Plasencia presentaron su propia versión del acusado, describiéndolo como un profesional que salió de la pobreza para convertirse en un médico apreciado por sus pacientes. En su memorando destacaron que varios de ellos enviaron cartas al tribunal relatando experiencias positivas con su atención y su compromiso con la comunidad.
De acuerdo con la defensa, la venta ilegal a Perry fue un acto “imprudente” y “el mayor error de su vida”. También aseguraron que Plasencia experimenta un profundo “dolor, arrepentimiento y vergüenza” por los hechos y por no haber evitado la tragedia. Según el documento, el médico ha enfrentado consecuencias severas: perdió su licencia profesional, su clínica y su carrera médica.
La defensa también señaló que Plasencia y su familia se han visto expuestos a una intensa atención mediática y a amenazas, lo que llevó a que su esposa e hijo de dos años se mudaran con él a Arizona. En un video dirigido a la jueza Garnett, el acusado expresó: “Quiero que [mi hijo] se sienta orgulloso de su padre. Cometí errores, pero quiero que sepa que intenté tomar mejores decisiones después de mis errores”.
Posibles escenarios de sentencia y otros acusados en el caso
Plasencia se declaró culpable en julio de cuatro cargos de distribución de ketamina, mientras que la fiscalía aceptó retirar otros cinco cargos. Aunque se recomendó una pena de tres años, el acuerdo no incluyó garantías; por ley, la jueza puede imponer una condena de hasta 40 años de prisión, una posibilidad que dependerá de su interpretación de los factores agravantes y atenuantes expuestos durante la audiencia.
En audiencias previas han estado presentes la madre del actor, Suzanne Perry, y su padrastro, el periodista de Dateline Keith Morrison, quienes podrían ofrecer declaraciones antes de que se emita la sentencia. En procedimientos federales de este tipo, las palabras de familiares de la víctima suelen tener un peso simbólico y emocional importante.
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