Ariana Grande ha sorprendido al público y la crítica al consolidarse como actriz en la secuela de Wicked, titulada Wicked: For Good, que se estrenará a finales de noviembre de 2025. Su interpretación de Glinda, un personaje que en esta segunda entrega adquiere una profundidad dramática inédita, ha sido destacada por The New York Times.
Este papel representa un desafío profesional para Grande y marca un punto de inflexión en su vida personal y artística, alejándola de la imagen de estrella pop para situarla en el centro de la escena cinematográfica.
La trayectoria de Ariana Grande ha estado marcada por una constante reinvención. Desde sus inicios en la televisión infantil, pasando por su ascenso como cantante pop con éxitos globales, hasta su reciente incursión en el cine, la artista ha transitado por distintas etapas bajo la mirada pública.

A los 32 años, Grande ha recibido una nominación al Óscar por su primer gran papel en la pantalla grande, pero, como señala The New York Times, nunca antes se la había visto explorar registros tan complejos como los que exhibe en la segunda parte de Wicked.
En esta secuela, la historia se centra en la evolución de Glinda, quien pasa de ser una figura carismática y superficial a enfrentar dilemas morales y emocionales de gran calado.
El reto de interpretar a Glinda y la apuesta de Jon M. Chu
El director Jon M. Chu, responsable de dividir la historia original en dos películas, apostó por dar mayor protagonismo a Glinda en Wicked: For Good. Esta decisión supuso un riesgo considerable, ya que, como él mismo reconoció en declaraciones recogidas por The New York Times, “cada persona, incluyéndome a mí, dudó de si Ariana podría asumir el peso dramático que requería el papel”.

Chu, con experiencia en videoclips y películas musicales, explicó que la presión era alta: “He trabajado con muchos artistas que nunca habían liderado una película, y siempre existe una barrera”. Sin embargo, el resultado superó las expectativas. El director terminó adaptando el guion y la producción para aprovechar al máximo la capacidad interpretativa de Grande, añadiendo escenas retrospectivas para profundizar en la historia de Glinda. “De alguna manera, ella tomó las riendas y yo solo traté de capturar todo lo que pude”, afirmó Chu.
El proceso de preparación para este papel fue especialmente exigente para Grande. La actriz se sumergió en la técnica de actuación de Stella Adler, elaborando un mapa emocional de su personaje, con notas y anotaciones que llenaban los márgenes de su guion.
“No sé si los proyectos en los que he actuado antes requerían el rango o las habilidades que este exigía”, confesó a The New York Times. La filmación simultánea de ambas películas la obligó a alternar entre escenas musicales ligeras y momentos de gran carga emocional, a menudo en el mismo día.
Para mantener la coherencia interna de Glinda, diseñó una biografía completa del personaje, diferenciando cuidadosamente sus propias emociones de las de su papel. “Quería construir a esta persona por dentro y por fuera, aunque no todo fuera necesario para una escena, para poder recurrir a ello y dejar mis propios asuntos en casa”, explicó.
Desafíos emocionales y paralelismos personales

Las similitudes entre la vida de Grande y la de Glinda se hicieron evidentes durante el rodaje. Ambas han lidiado con las consecuencias de la fama y la presión de las expectativas ajenas. Chu relató que, al inicio del proyecto, Grande le confesó sentirse más cercana a Galinda —el nombre original del personaje— que a sí misma, identificándose con la lucha por encontrar su propia luz en medio de la atención pública.
Esta conexión personal permitió a Grande sostener algunas de las escenas más oscuras de la película, incluso en momentos en que atravesaba dificultades en su vida privada, como un divorcio y una nueva relación sentimental. “La vi en días en los que estaba afectada en su vida real y aun así debía abrirse más para entregarnos a Galinda”, recordó el director.
Uno de los momentos más intensos de la secuela ocurre cuando Glinda, abrumada por la soledad y la presión, toma decisiones que afectan profundamente a otros personajes. Grande abordó esta escena con especial cuidado, aislándose del resto del equipo y trazando un mapa de las causas que llevaban a su personaje a ese punto de quiebre.
“Está bien que tenga un lado oscuro y que haga algo que no está bien. Eso es real”, reflexionó la actriz. La puesta en escena, concebida por Chu para centrarse en el rostro devastado de Grande en un plano sostenido, subraya la transformación de la artista y su capacidad para sostener el drama en solitario.
Impacto en la música y nuevos proyectos

La experiencia en Wicked ha tenido un impacto profundo en la relación de Grande con la música y la fama. Tras años de giras agotadoras y exposición mediática, la artista encontró en el rodaje una oportunidad para reconectar con su vocación artística lejos de las presiones del estrellato pop.
“Había algo roto en mi relación con la música pop que se curó recientemente gracias al tiempo alejada”, admitió Grande. El trabajo en la película le permitió replantear su vínculo con el arte y la industria, así como tomar distancia de su antiguo equipo de representantes. “Ahora tengo un equipo diferente”, señaló, aludiendo a su separación del mánager Scooter Braun.
Este proceso de autodescubrimiento ha llevado a Grande a retomar proyectos que antes consideraba imposibles. El próximo verano, la artista iniciará una gira de 41 conciertos para promocionar su álbum Eternal Sunshine, la primera de este tipo en siete años.

Además, ha participado en el rodaje de Focker In-Law, una secuela de Meet the Parents, y aparecerá en la próxima temporada de American Horror Story. Grande también adelantó que tiene en marcha un proyecto escénico que, aunque no será en Broadway, la entusiasma especialmente. A pesar de su renovado interés por la actuación, la cantante aseguró que la música seguirá siendo parte fundamental de su vida: “Por supuesto, la música estará en mi vida para siempre”, afirmó para tranquilidad de sus seguidores.
El futuro de Ariana Grande en Hollywood se presenta como una etapa de expansión y nuevas posibilidades. Con una franquicia cinematográfica de éxito y una carrera en evolución, la artista demuestra que su potencial apenas comienza a desplegarse, y su capacidad para sorprender al público permanece intacta.
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