El legado de Freddie Mercury, a 79 años de su nacimiento: talento, identidad y una huella imborrable en la historia de la música

Un viaje que comenzó en África y terminó en la cima del rock mundial. El magnetismo, la creatividad y los secretos que marcaron a una leyenda irrepetible

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La infancia de Mercury en la India marcó su sensibilidad artística y musical (Queen - We Will Rock You)

El 5 de septiembre de 1946 nació en Zanzíbar, Farrokh Bulsara, el chico que el mundo conocería como Freddie Mercury. Su vida, marcada por la música, el arte y un magnetismo escénico inigualable, lo convirtió en una de las grandes figuras del rock. Más de treinta años después de su muerte, su legado sigue sonando con la misma fuerza.

De Zanzíbar a Londres

La infancia de Mercury transcurrió en un internado de la India, donde descubrió el piano y mostró una inclinación natural por el arte. Dibujaba, componía y empezaba a moldear esa sensibilidad que lo acompañaría siempre. Con la independencia de Zanzíbar, su familia se trasladó a Inglaterra en 1964, iniciando un nuevo capítulo en un país que sería clave para su carrera.

El traslado a Londres permitió
El traslado a Londres permitió a Freddie sumergirse en la escena cultural y musical británica (ARCHIVIO GBB)

El joven Farrokh pronto se sintió atraído por la escena cultural londinense. Londres de los años 60 era un hervidero musical y artístico, con la explosión del rock británico y las nuevas corrientes de moda. Freddie se sumergió en ese ambiente mientras estudiaba diseño gráfico, disciplina que más tarde aplicaría en la creación del logotipo de Queen, cargado de símbolos astrológicos de los miembros de la banda.

La construcción de Queen

Queen apostó por un sonido único, fusionando rock con ópera, pop y glam. Su estilo no encajaba en moldes, y esa fue precisamente su fortaleza. Discos como A Night at the Opera o himnos como "We Will Rock You" y "Bohemian Rhapsody" mostraron que la banda no tenía miedo de arriesgar.

Mercury aplicó sus estudios de
Mercury aplicó sus estudios de diseño gráfico en la creación del icónico logotipo de Queen (Photo by Phil Dent/Redferns)

La ambición de Mercury iba más allá de la música: buscaba crear espectáculos totales. Cada show estaba concebido como una experiencia teatral, desde la iluminación hasta su vestuario extravagante. Su capacidad para convertir al público en parte del espectáculo alcanzó su punto máximo en el Live Aid de 1985, donde, en apenas veinte minutos, dejó una de las actuaciones más recordadas del siglo XX.

El fenómeno de su voz

Freddie Mercury no solo brillaba por su carisma en el escenario: su voz fue un caso único que incluso llegó a ser estudiado por científicos. En 2016, un grupo de investigadores analizó grabaciones suyas y descubrió que tenía una capacidad vocal fuera de lo común. Aunque en su vida cotidiana hablaba con un tono de barítono —más grave que el de un tenor—, cuando cantaba podía abarcar más de tres octavas, desde notas muy bajas hasta agudos impresionantes.

La voz de Freddie Mercury
La voz de Freddie Mercury abarcaba más de tres octavas y fue objeto de estudios científicos (AP Photo/Marco Arndt, File)

El estudio también reveló que Mercury usaba un vibrato —esa ligera oscilación en la voz— más rápido de lo habitual, lo que le daba una energía especial a sus interpretaciones. Además, encontraron que podía generar sonidos adicionales al cantar, un recurso muy raro en otros vocalistas de rock. Esa combinación explica por qué su voz sonaba tan potente, versátil y emocionante, capaz de pasar del rock más duro a una balada íntima o incluso a un dúo con la soprano Montserrat Caballé.

El gran pretender

Pero detrás de ese despliegue de seguridad había un hombre con conflictos internos. Un trabajo publicado en 2018 en el Journal of Psychohistory analizó su vida desde la psicología y lo describió como un “gran pretender”, alguien que construyó una máscara para enfrentar sus inseguridades.

Detrás del showman, Mercury enfrentó
Detrás del showman, Mercury enfrentó conflictos internos sobre identidad y pertenencia (Photo by Fin Costello/Redferns)

El estudio sugiere que Mercury cargaba con tensiones relacionadas con su identidad, su sexualidad y el desarraigo cultural. Si bien alcanzó logros notables en términos de creatividad y voluntad, quedó marcado por la búsqueda de amor y aceptación. Esta contradicción se filtraba en su música: detrás del showman exuberante, había letras que hablaban de soledad, fragilidad y deseo de pertenencia.

Últimos años y legado

En 1987 recibió el diagnóstico de VIH, algo que marcó sus últimos años. Sin embargo, no dejó de trabajar: grabó con Queen hasta el final y entregó piezas como The Show Must Go On, que se convirtieron en despedidas anticipadas. Murió en Londres el 24 de noviembre de 1991, apenas un día después de anunciar públicamente su enfermedad.

Su figura, lejos de apagarse, se multiplicó después de su muerte. Queen continuó sonando en estadios, películas como Bohemian Rhapsody reavivaron su mito y generaciones nuevas lo descubren como si estuviera vivo. Freddie Mercury es hoy símbolo de diversidad, de libertad creativa y de una entrega total al arte que trasciende géneros y épocas.

El diagnóstico de VIH en
El diagnóstico de VIH en 1987 marcó sus últimos años, pero no detuvo su creatividad (EFE/ Sotheby's)

El 5 de septiembre es más que una fecha en el calendario: es la oportunidad de celebrar a un hombre que revolucionó la música. Freddie Mercury dejó una huella que combina técnica vocal extraordinaria, creatividad ilimitada y un misterio personal que aún intriga. Su vida fue corta, pero su eco sigue siendo inmenso.