¿Podrán las nuevas sanciones de Estados Unidos al petróleo ruso impulsar un acuerdo de paz?

Donald Trump aumenta la presión, pero quizá tenga que ir más allá

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Trump impuso sanciones a Rosneft
Trump impuso sanciones a Rosneft y Lukoil, las dos mayores petroleras del país, así como a 34 de sus filiales (REUTERS/Yoruk Isik/Archivo)

Donald Trump está frustrado con Vladimir Putin. Llamadas amistosas, ofertas de reuniones, la perspectiva de acuerdos posbélicos: nada ha tentado al líder ruso a un acuerdo de paz.

El 22 de octubre, el presidente estadounidense estalló. En su primera andanada económica seria contra Rusia desde su regreso a la Casa Blanca, Trump impuso sanciones a Rosneft y Lukoil, las dos mayores petroleras del país, así como a 34 de sus filiales.

El objetivo, según el Tesoro estadounidense, es “degradar la capacidad del Kremlin para generar ingresos para su maquinaria bélica y apoyar su debilitada economía”. Los precios del petróleo se dispararon un 5% ese día.

¿Las sanciones de Trump obligarán a Putin a someterse? Rosneft y Lukoil, en conjunto, representan la mitad de la producción de crudo de Rusia (5 millones de barriles diarios) y de las exportaciones (2 millones).

Las nuevas designaciones establecen que cualquier banco que facilite la compra de petróleo de estas compañías, incluso por parte de compradores no estadounidenses, corre el riesgo de quedar excluido del sistema financiero estadounidense. Esto podría disuadir a los compradores de China e India, que en conjunto acaparan la mayor parte del petróleo ruso.

Las nuevas designaciones establecen que
Las nuevas designaciones establecen que cualquier banco que facilite la compra de petróleo de estas compañías, incluso por parte de compradores no estadounidenses, corre el riesgo de quedar excluido del sistema financiero estadounidense (REUTERS/Archivo)

El 23 de octubre, varias grandes refinerías de ambos países anunciaron que suspenderían las importaciones de petróleo ruso. Si más lo hicieran, Rusia tendría dificultades para redirigir la producción hacia las refinerías nacionales, que se están recuperando de los ataques con drones ucranianos.

Las medidas marcan un cambio no solo en la actitud de Trump, sino también en el enfoque estadounidense respecto a las sanciones. Bajo la presidencia de Joe Biden, la Casa Blanca hizo todo lo posible por evitar cualquier escenario que hubiera provocado el colapso de las exportaciones petroleras rusas, por temor a que los precios en las estaciones de servicio estadounidenses se dispararan.

En cambio, persuadió a los aliados del G7 para que impusieran un “límite de precios” a las importaciones de petróleo ruso por parte de países fuera del bloque, con el objetivo de limitar los ingresos del Kremlin sin afectar la cantidad de barriles vendidos.

Ahora, Estados Unidos parece estar contento con la disminución de esos volúmenes, quizás porque el mundo se enfrenta a un exceso de oferta de petróleo. Scott Bessent, secretario del Tesoro estadounidense, ha sugerido que podrían aplicarse más sanciones.

Varias grandes refinerías de China
Varias grandes refinerías de China e India de ambos países anunciaron que suspenderían las importaciones de petróleo ruso (REUTERS/Tatiana Meel)

Sin embargo, no está claro si el cambio de postura de Estados Unidos será suficiente para disuadir a los compradores de deshacerse de los suministros rusos, que compran con descuento.

El 23 de octubre, la agencia de noticias Reuters informó que las refinerías estatales chinas habían suspendido sus compras de crudo ruso transportado por vía marítima. Sin embargo, algunas también importan volúmenes considerables por oleoducto. Y la mayoría de los barriles rusos transportados por vía marítima suelen ser adquiridos por refinerías privadas más pequeñas, que no necesitan acceso a dólares y, por lo tanto, son mayoritariamente inmunes a las sanciones estadounidenses.

Por su parte, la mayoría de las refinerías indias importan crudo ruso a través de terceros, e incluso de cuartas partes, que no han sido incluidas en la lista negra. Probablemente solo reducirán sus compras si así lo ordenan sus superiores políticos, y Narendra Modi, el primer ministro de la India, exige concesiones de Trump a cambio.

Reliance, la mayor refinería de la India, sí tiene un acuerdo directo con Rosneft. El 23 de octubre, anunció que ajustaría sus compras, basándose en las recomendaciones del gobierno indio. Previamente, había indicado que dejaría de comprar petróleo a entidades sancionadas. Sin embargo, también importa algunos de sus barriles rusos de terceros, señala Sumit Ritolia, de Kpler, una firma de datos.

Donald Trump aumenta la presión
Donald Trump aumenta la presión a Rusia, pero quizá tenga que ir más allá (REUTERS/Kevin Lamarque)

Aunque no sean un ataque total como parecen a primera vista, las medidas de Trump causarán serias fricciones. El petróleo se desviará, como ocurrió en enero cuando la administración Biden impuso un castigo similar a Gazprom Neft y Surgutneftegas, la tercera y cuarta petroleras rusas.

Los compradores se volverán más cautelosos, lo que obligará a los vendedores a reestructurar sus redes comerciales para calmar las preocupaciones de los clientes. Esto podría llevar tiempo, especialmente porque las recientes sanciones británicas y europeas contra petroleros clandestinos y bancos que evaden las sanciones les están dificultando la vida.

A corto plazo, por lo tanto, la fricción probablemente provocará una caída en los volúmenes de exportación de Rusia. Para un impacto más duradero, Trump tendría que ofrecer un quid pro quo a Modi o demostrar la eficacia de sus medidas imponiendo sanciones a un grupo de refinadores y bancos indios o chinos.

Adi Imsirovic, ex empleado de Gazprom, afirma que un boicot total por parte de India sería suficiente para perjudicar seriamente a Rusia. Pero también aumentaría los precios mundiales entre 10 y 15 dólares por barril, según él, en comparación con el aumento de 4 dólares hasta la fecha. Trump está desesperado por un acuerdo de paz en Ucrania. ¿Tan desesperado está?

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