Tras semanas de volatilidad y presiones cambiarias, el Gobierno encontró en el apoyo internacional una abultada suma de divisas que le permitirán llegar a las elecciones con mayor poder de fuego y menos tensiones en el mercado, al calmar expectativas. A esto se le añade la decisión propia de bajar a 0 las retenciones al agro, lo cual representa una fuente importante de ingreso de dólares.
El respaldo del presidente de EEUU, Donald Trump, y los recientes anuncios realizados por su secretario del Tesoro, Scott Bessent, resultaron catalizadores clave del rally alcista en el mercado y para la baja del riesgo país y de las cotizaciones del dólar.
Así, el oficialismo llega a las elecciones legislativas del 26 de octubre en un contexto financiero más favorable, con indicadores de confianza en recuperación y una presión cambiaria atenuada, todos elementos que podrían influir en la dinámica política de las próximas semanas.
Recapitulando, Bessent anunció el apoyo al gobierno argentino con tres recursos claves que tiene a disposición desde la Secretaría del Tesoro. En primer lugar, se encuentra un swap por 20.000 millones de dólares destinado a fortalecer las reservas del Banco Central, con un primer desembolso previsto para después de las elecciones y antes de fin de año, a fin de afrontar el vencimiento de 4.000 millones de dólares en enero. En julio vencen otros USD 4.500 millones.

Además, se evalúa la posibilidad de otorgar un crédito stand-by, cuyo monto será definido por Estados Unidos en una negociación previa con Argentina y que podría concretarse en varias etapas, de acuerdo con las necesidades del Gobierno.
También está en consideración la compra de bonos argentinos en dólares, como mecanismo para estabilizar el plan económico ante eventuales sobresaltos en el mercado.
Por otro lado, luego de la reunión bilateral entre Trump y Milei, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) comunicó que “trabaja para expandir de manera significativa sus operaciones en los próximos 15 meses en la Argentina para incrementar su respaldo al país”.
Aunque el organismo multilateral que dirige Ilan Goldfajn no anunció nuevos créditos ni incrementos en los montos, podría adelantarse la entrega de desembolsos previamente acordados, práctica conocida como front load.
En julio pasado, el BID aprobó la Estrategia País para Argentina, que establece como prioridades la consolidación fiscal, el fortalecimiento de la competitividad, la modernización de la infraestructura y el fomento de la inversión privada.

El organismo anticipó el cierre del año con la aprobación de cinco nuevas operaciones para el sector público, por un total de 2.900 millones de dólares, destinadas a apoyar reformas estructurales.
Además, se suman 1.000 millones de dólares canalizados a través de BID Invest para sectores clave como energía, minerales críticos, conectividad, servicios de salud y financiamiento a pequeñas y medianas empresas mediante instituciones financieras.
“Actualmente, la cartera de BID Invest en Argentina es la más grande de toda la región. En el marco del programa del FMI y de su Estrategia País, el Grupo BID está brindando respaldo a Argentina mediante un paquete de financiamiento de hasta USD 10.000 millones para los próximos tres años”, destacó.
En una línea similar fue el anuncio del Banco Mundial, el cual informó que está acelerando el apoyo a la Argentina, combinando financiamiento público, inversión privada y movilización de capital para “desplegar hasta USD 4.000 millones en los próximos meses”.

El organismo detalló que el paquete apunta a “motores clave de la competitividad”. Entre ellos mencionó “desbloquear la minería y los minerales críticos; impulsar el turismo como fuente de empleos y desarrollo local; expandir el acceso a la energía; y fortalecer las cadenas de suministro y el financiamiento a las pymes”.
El comunicado señaló que este paso “avanza sobre el paquete de apoyo por USD 12.000 millones anunciado en abril” y que “refleja una fuerte confianza en los esfuerzos del gobierno por modernizar la economía, avanzar en reformas estructurales, atraer inversión privada y crear empleos”.
A todo esto se añade el incentivo a liquidar para los agroexportadores por la baja de retenciones a 0 para todos los granos hasta el 31 de octubre o hasta que se concreten declaraciones juradas de exportación por USD 7 mil millones, lo que ocurra primero. La medida alcanza a la soja, el maíz, el trigo, la cebada, el sorgo y el girasol. También se extendió a la exportación de carnes avícolas y bovinas.
En el caso de los granos, el potencial de ventas al exterior son 10 millones de toneladas de maíz (unos USD 2.000 millones), pendiente de registrarse, y 15 millones de toneladas de soja (USD 6.300 millones). De este modo, el campo tiene disponible para liquidar USD 8.300 millones, de acuerdo al consultor Pablo Adreani.
Cabe recordar asimismo que a principios de agosto tras la aprobación de la primera revisión del programa, el FMI desembolsó 2.000 millones de dólares que pasaron a engrosar las reservas del Banco Central.
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